El Cas. Comentario de Eric Díaz Serrano.
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Dos veces al año, en marzo y setiembre, el árbol bota sus hojas mientras nacen los nuevos retoños junto con sus frutos, con la particularidad de que el fruto del cas, los cases, no se toman directamente del árbol, se juntan de la hojarasca pues caen al momento justo de su optimidad para ser utilizado. Es un producto perecedero al punto que, si no se le recoje diariamente es manjar de mosquitos. "Un ácido que incita a ser libado, cuando uno le da la segunda mordidita" refiere la litertura junto con los muchos seres que le habitan; aquí un detalle de El Pintorcito: "¡ Ven ! Los yigüirros están cantando y quiero mostrarte nuestra casa. Este firme árbol de cas ha sido nuestro hogar durante muchas generaciones. Observa cómo la araña aseguró su tela colgándola de un trozo de rama. Aprovecha todos los recursos. Y si el viento o la lluvia destruyeran -cosa difícil- esta tela de araña, ella construiría otra. Ven: entra en mi mundo, observa nuestros nidos. Este es nuestro hogar. (Arbol de sueños, poesía de Hannia Hoffmann; de su libro Juegocanto). |
En algunas casas de familias "antañonas" de estos contornos que poseen arbolitos de cas en sus patios (incluso en la ciudad de Tibás, cuyo territorio está urbanizado casi en su totalidad, con grandes edificios, canales de televisión, emisoras de radio, dos estadios de fútbol y principales empresas periodísticas de Costa Rica) he observado mezclarle con papaya o melón, en algunos casos incluso se agrega, a un vaso de esta bebida refrescante, una pizca sal y sirope de cola. No sucede lo mismo en los negocios expendedores de comida que, con o sin hielo, lo sirven directamente de la botella, pues tambien se vende embotellado en todo el país. El fruto del cas es prolífero en semillas. Trasplantado del almácigo tarda siete años en ofrecer sus primeros frutos y hay familias que llevan cien o más años juntando el cas dos veces por año. |