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Amanda Moda

Amanda Moncada es empresaria de moda y diseñadora muy destacada en Costa Rica por su gestión empresarial en el mundo de los textiles y del color. Con excelente determinación y buen ánimo el mundo del vestuario siempre ha sido de su agrado desde que, en un momento de su vida, le tocó ayudar a una tía que tenía negocios de ropa. Y, nos dice, comencé a ver la moda como un negocio.

En ese entonces vivía en Nueva York y ahí compraba y le enviaba los mejores atuendos para que ella los vendiera en sus boutiques en Costa Rica. Ese quehacer me apasionó, porque para mí el mundo de la ropa es una pasión y desde el año 1970 siempre me encuentro involucrada en el mundo de la ropa.

Como viví unos 22 años fuera de Costa Rica me fui impregnando de ideas y, al volver a mi bello país, me introduje más seriamente en el negocio al poner mi primera tienda. Fue precisamente cuando se inauguró Mall San Pedro y recuerdo que fue un éxito inmediato y rotundo porque hicimos actividades que en Costa Rica que aún no se hacían en ese tiempo.

Muchas de mis ideas y vivencias muy amenas las puse en la capital San José, donde hacíamos espectáculos de buen gusto, entre pasarelas a manera de shows familiares donde estaba inmersa la música y bailes de actualidad.

Atesoro entre mis recuerdos de esa época un mundial de fútbol y nosotras presentamos bailes relacionados con el futbol de todo el mundo, incluso presentamos música y danza árabe, incluyendo un gran equipo de modelaje. Fueron personas que en su momento presentaron los mejores modelos en varias temporadas y esas muchachas representaron al país como Miss Costa Rica o eran partícipes en el teatro o la televisión del país.

Amanda es el nombre de mi empresa y siempre en compañía de mi marido y colaboradores de negociación y ventas. Es trabajo de equipo y toda persona que está a mi alrededor siempre es mi soporte de gran ayuda, por más grande o pequeño que sea, en función del diario quehacer de mi trabajo como profesional y empresaria de moda.

Mi filosofía de vida está en franca relación con las mujeres, lo que me hacer ser abanderada en el poder de la mujer, principalmente entre quienes gustan de la vestimenta bonita y les agrada sentirse bien presentadas, principalmente con mayores de cuarenta años de edad. Mi característica principal es que soy muy liberal, yo tengo una mente abierta y eso lo aplico en la ropa como apoyo en la autoestima de cada quien, tanto de mis clientas asiduas o bien, potenciales. Afirmo y, usualmente repito, que la ropa es un accesorio de la persona y cuanto lo que lleva adentro, sea, su propia personalidad es verdaderamente lo que es importante.

Digo que parte de lo que hago es flexibilizar a mi clientela y por eso les hablo del mundo encantador que todas llevamos dentro, aunada la fortaleza propia que cada una de nosotras traemos desde nacimiento. Recuerdo que antes de la pandemia nosotros nos dedicábamos más a la venta de ropa de gala, algo así como para usuarias de alto nivel. Ahora que el mundo está en plena transformación tenemos la ventaja de la venta en línea con ropa de muy buen precio; es lo que llamamos precios de ropa casual que oscilan hacia un término medio, digamos, un tanto formal o más formal, y nuestra ropa de gala para jóvenes, además del segmento que ha veces es un tanto olvidado como el mercado de talla grande 3XL, 4XL, 5XL y nosotros nos hemos especializado mucho en ese segmento y, a ese segmento le hemos llegado a través de las mamás de novios.

Recordemos que nosotras las mujeres, lógicamente vivimos en diferentes etapas en nuestras vidas y, por lo general, nuestra vivencias de una década a la siguiente ya no pensamos ni tenemos el cuerpo que teníamos antes de casarnos. Así entonces, en nuestra gestión empresarial vestimos también a las abuelitas y les damos el sello de elegancia para esos eventos que son tan importantes, donde las mamás y las abuelitas, especialmente las mamás, representan a sus hijos. Así nosotros tratamos de darles esa seguridad y esa elegancia que a todas nos aporta el buen vestuario.

En mi niñez y adolescencia viví a unos veinticinco metros del Colegio Superior de Señoritas y siempre me fue agradable ver pasar al alumnado frente a mi casa; todas aquellas niñas tan elegantes con su uniforme de rayas blanquiazules y con su pañuelito negro alrededor del cuello. Desde entonces pienso que siempre debemos ponerle ganas de vivir la vida, de prosperar con buenas ganas de emprender y a hacer verdad nuestros sueños, utilizando ese buen vivir esperanzador que poseemos aunado el poder que nosotras, las mujeres, tenemos y que hemos tenido en nuestra vida.

Saludo cordial...



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