Del
discurso imprevisto
A la mayoría de las personas
se nos presenta, de manera imprevista,
tarde o temprano, la necesidad
de hablar en público.
Todo y todos tenemos un pasado,
un presente y un futuro -en perspectiva-
El reconocimiento de esta verdad básica
ayuda a comenzar un discurso imprevisto
a quien no tiene práctica.
Quien se preocupa en demasía de sí mismo,
siente que le sudan las manos
o no sabe dónde ponerlas,
se le seca la boca, e incluso,
a algunos les tiemblan las rodillas
o los labios. En estos casos
lo mejor es sonreír,
respirar profundo (oxigenar)
y con sólo pensar en que,
todo y todos tenemos un presente,
un pasado y un futuro,
será sencillo... si se es breve.
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