De la comicidad y la risa...
Filosóficamente decimos que el humano es un animal que ríe e incluso que es
el único animal que ríe de sí mismo. A esto agreguemos, siempre y cuando la
persona está espiritualmente tranquila porque lo emocionante no nos causa
risa.
Vemos por ejemplo, que cuando un grupo de personas se reúne a compartir
verdades de razón como lo son las matemáticas, caemos en la cuenta que en estos casos no hay motivos para llorar y, que de cuando en cuando, se dibujan sonrisas en los rostros de los pensantes.
Vemos también que somos capaces de reirnos de alguien aún en el caso de que
esa persona nos inspire piedad o afecto. Si esa persona en cuestión es muy
sensible, el suceso le produce una marca sentimental al punto de sentirse
oprimida por ser motivo de risa; desde luego que incluso podría sentirse
ofendida.
Por otra parte vemos que si una persona se muestra interesada en todo lo que
se dice y todo cuanto se hace, se torna grave y que todo adquiere severos
matices. Y sucede lo contrario cuando la persona camina por la vida como
espectador indiferente... muchos dramas se tornan cómicos, como en comedia.
Si cierras los oídos a los acordes musicales en un salón de baile lo
bailarines parecen ridículos. Lo cómico escapa de las emociones para
dirigirse a la inteligencia pura.
Cuentan que un individuo estaba muy serio mientras los demás lloraban
escuchando un sermón. Al preguntarle sobre su seriedad respondió: "es que
no pertenezco a esta parroquia". Esto es similar, por ejemplo en una
taberna, cuando oimos a las personas de otra mesa contarse historias llenas
para ellos de mucho sabor cómico y les vemos reir con toda su alma; nos
damos cuenta que si hubiésemos estado en su compañía también reiríamos,
pero no lo hacemos porque "no son de los nuestros". Por eso los efectos
cómicos que se refieren a costumbres o ideas de una sociedad particular no
causan el mismo efecto si se traduce a otro idioma.
Y es que la risa por muy espontánea que sea, siempre está unida a la
asociación, complicidad. De esto da fe el teatro: la risa del espectador es
tanto más frecuente cuanto más llena está la sala, porque la risa responde
a ciertas exigencias de la vida común, significado social.
Y lo más risible filosóficamente es que los mayores pensadores, incluyendo a
Aristóteles, han tratado de estudiarle con poco éxito, porque la risa se
substrae a la investigación filosófica y se yergue altivamente y la
desafía.
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