Bansbach; música, familia, empresa

Proemio

El conocimiento así como la felicidad deben ser compartidos para que perduren en el tiempo y se multipliquen. Solo así crearemos una mejor sociedad”. Juan Bansbach Küpfer

Estas palabras de don Juan Bansbach Küpfer nos orientan, a manera de prólogo, con ánimo de introducción a la lectura de este libro que trata sobre la vida y empresa de la Familia Bansbach en Costa Rica, como escalón previo para entrar en detalle sobre su aporte en el desarrollo musical del país y países vecinos.

Tanto los logros como su resiliencia ante las visicitudes tienen como apoyo entrevistas grabadas en audio por personas que dan fe de lo actuado por la Familia Bansbach y su empresa Instrumentos Musicales Bansbach desde mucho antes de mediados del siglo pasado y del presente siglo.

Para quienes hemos visitado y para quienes visitan diariamente las tiendas que alojan la Academia Musical Bansbach que muestran sus productos musicales al público, se siente que existe en el medio ambiente una cierta emoción incidental compartida entre el amplio apoyo de atención amable y amistosa del personal de Bansbach, lo que anima al cliente potencial o asiduo, a sentirse parte del lugar con la seguridad de que satisfará mejor sus deseos para el disfrute de su acontecer en la música.

Aquí los instrumentos musicales hacen gala de atención en áreas de percusión, cuerdas o vientos que colindan con aulas para la enseñanza desde infantil a los adultos de todas las edades. Todo fue y está diseñado para incidir en el servicio al cliente en procura que guste de pasar en las instalaciones el mayor tiempo que le sea posible atendido por un personal con muchos años de trabajar en Bansbach y conocedor de que el cliente es su mejor amigo y compañero de tienda.

El ambiente de las tiendas de Instrumentos Musicales Bansbach está impregnado de alegría y placer, o de sorpresa con el atractivo de la calma que aleja al visitante de todo estrés, así, sus posibles miedos o inseguridades normales quedan bien afuera de las tiendas. Y esto sucede desde aún antes de pasar el umbral de la puerta cuando la persona observa la esplendorosidad de Bansbach con solo mirar el entorno mediante los amplios cristales que hacen posible apreciar también todo lo relacionado con audio y sonido.

Además de las emociones principales el ambiente de las tiendas son proclives a emociones un tanto más finas, como la motivación de estar en el lugar que ofrece comprensión con lo soñado por las personas visitantes así como la carga cognitiva relacionada con el comportamiento preferencial de compartir melodías, ritmos y armonías.

Hay variados estantes, plataformas y amenos rincones que atraen, sin menoscabo de otras estancias colindantes que comparten luces y colores, calidez y suavidad al ojo humano que incita a regresar, a volver, a venir nuevamente para hacer alguna posible compra o bien, participar en lecciones de canto y música en este lugar en donde todos nos sentimos bien, muy bien, porque optimiza la experiencia del cliente que encuentra siempre los mejores precios en productos de la mayor calidad que nos ofrece el mundo de la música. En Costa Rica Bansbach nació para la música y vive en la música desde el año 1937.



De visita en casa de Hans Bansbach y Marlise Steinvorth

En la primera entrevista realizada en casa del papá y la mamá de Stephan y Werner Bansbach, personas a cargo en la actualidad del desarrollo y mantenimiento de la empresa, fue notorio también esa cierta emoción incidental manifiesta en amplio apoyo en la atención amable y amistosa de la famila que hace sentir al visitante como parte de la casa y le promueve un entorno de seguridad ambiental que le hace disfrutar su estancia en plena satisfacción por los temas de la melodía, ritmo y armonía que convergen en la música.

A esto sumamos una variedad de relojes de péndulo y sus finas campanitas que de tanto en tanto y de manera tenue se dejan oír al punto que parecieran decirnos una y otra vez "aquí estamos", escúchennos nuevamente.

Fue así cuando nos contaron sobre un grande y majestuoso Reloj de Péndulo que estaba en la sala de la casa y que,originalmente, estuvo en el estante de una tienda de antigüedades en la Alemania de la post-guerra, recién acabada la Primera Guerra Mundial,

Entonces Hans, Marlise, Stephan y Werner nos contaron la manera en que muchos años después, ese reloj se convertiría en uno de los símbolos de la historia de la vida de la familia Bansbach.

Y es que, el abuelo de don Hans Bansbach, recién terminada la guerra, estaba en su casa, con su familia cuando una persona llegó a proponerle que le compraba su casa de habitación y, él, luego de dudarlo un poco, accedió a venderle y se la compraron pagándole en dinero efectivo.

Lo triste y lamentable de tal venta fue que al día siguiente, en medio de la consternación del país, el dinero perdió su valor estrepitosamente por lo que el abuelo de don Hans Bansbach perdió su casa y quedó con un montón de dinero que ya valía casi nada.

Fue entonces cuando el abuelo visitó una tienda de antigüedades donde le recibieron por la compra de este reloj de péndulo, todo el dinero que obtuvo por la venta de su casa. Es esta la razón, nos cuentan, de que este reloj de péndulo adquirió el valor de simbolizar una casa, un hogar en nuestra familia porque, además durante muchos años, el reloj estuvo sin funcionar en casa de una hermana de don Hans Bansbach Küpfer, en Alemania. Y, así, un día, don Juan lo encontró en esa casa, allá en Alemania, y le dijo a su hermana “mira que esto de tener ese reloj ahí, parado, es un pecado”. Y con el beneplácito de su hermana decide traerlo a Costa Rica y fue don Hans hijo, quien hizo posible que ese reloj de péndulo llegara a Costa Rica.

Como eso sucedió en tiempos relativamente recientes, vamos a iniciar esta historia en un tiempo anterior, sea, en el año mil novecientos treinta y siete cuando don Juan (Hans) Bansbach Küpfer llegó a Costa Rica para arreglar el órgano de la Catedral Metropolitana de San José; aquí conoció a dona Hilda Miller, aquí hizo su casa y tuvo sus hijos, y también sus nietos, todos con nacionalidad costarricense y alemana.

Llega a Costa Rica don Juan (Hans) Bansbach Küpfer