Los grupos humanos son maravillosamente diferentes. Africanos, españoles, americanos, árabes: cada pueblo tiene su manera de vivir, alimentarse, vestirse, hablar, o disponer del espacio, del tamaño y la distribución de sus casas, así como sus propias normas de cortesía. El arte y la poética de los pueblos son reflejo de esa diversidad. Hay quienes llegan a creer que su manera de vivir es la mejor. A algunos les resulta difícil comprender y aceptar costumbres distintas de las propias, al punto de considerarlas ridículas, groseras o primitivas... simplemente por el hecho de hacer caso omiso de cuanto no comprenden. Antiguamente la posibilidad de interrelacionarse con personas de otras culturas era casi exclusiva de quienes viajaban a estudiar o por migración. Fueron los fenicios, pueblo de marinos comerciantes, quienes iniciaron con su navegación estas relaciones de intercambio cultural entre gentes procedentes de diversos pueblos, entre ellos los del mar egeo. Los griegos, cuna de nuestra civilización, copiaron y rediseñaron gran parte del alfabeto fenicio, legado nos ha hace posible conocer y comparar diversos puntos de vista y creencias. En todas las épocas y lenguajes, los artistas expresan su amor, cantan a la paz, a la naturaleza y a la convivencia entre los humanos. El arte preserva momentos históricos, creencias, costumbres; y es ayuda para descubrimientos de la ciencia. Continúe esta lectura aquí... |