Inicios. Tercera Secuencia, Titlanias

Titlanias; juntos en la civilización espacial

Al paso del tiempo, poco a poco, en los solsticios siguientes, todas las empresas Kárnico y similares dejaron de existir. En los tiempos siguientes fueron apareciendo las llamadas ENES pronunciadas como "enes o enés" con acento variable según cada quien: energías incoporadas a verduras, frutas y legumbres como las mitocondrias son a las células y fue un descubrimiento realizado por las titlanias, nombre con que son conocidos los habitantes de las millares de norias espaciales que existen en el espacio exterior. Cuentan con las ventajas que hoy conocemos, como trasladarse de un lugar a otro en no menos de nueve nanosegundos y no más de noventa y nueve.

Las ENES acabaron con las dudas por temor a la suciedad o contagios enfermizos al tomar algún alimento así como recelar sobre maldades a priori inexistentes. Sin ser impulsivas, las personas dejaron las autoexigencias y perfeccionismos asumiendo factibilidades con tranquilidad y sencillez con la seguridad de que las personas son buenas y amables tal como somos. Si en alguna forma presumimos algo un tanto ajeno a la luz bien pronto emergemos a la luminosidad dejando atrás los detalles mediante pautas de actuación en libre ver y entender.

Entonces nos especializamos en seguirnos unos a otros en verdadera fiesta espacial y terrenal a la vez; para lograr individualidad y privacidad bastan nueve nanosegundos para trasladarnos a algún lugar recóndito, sin temor alguno la fiesta sigue y las responsabilidades de vivencias también.

En muy poco tiempo de habernos, digamos, aclimatado a vivir aquí, entre titlanias, nos conocimos y por la implantación genética con que nos vimos favorecidos en la obtención del conocimiento histórico-vivencial alcanzado, y claro, desde luego todo aunado a traladarnos en nueve nanosegundos por todo confín actual, entornos y civilizaciones pasadas, nos dimos cuenta que somos expertos en espiar con todos los datos a nuestra disposición más que suficientes para establecer correlaciones y ¡zas!

Asterluxor: - sí, nos dimos cuenta que aunque entre tú y yo no existió posibilidad alguna de conocernos en los tiempos de aquella pancarta que decía "las vacas somos vegetarianas no comemos carne humana" hubo un ligamen intrínseco inconcluso por tu presencia la noche de las candilejas, bueno quiero decir, la noche de las luciérnagas.

EmeJota: -Sí, la noche de los cocuyos, la noche de las luciérnagas.

Asterluxor: - hoy no existen puntos intermedios entre tú y yo.

EmeJota: -podemos con todo nuestro poder, y aún más, con el poder tuyo y el mío unidos, estar juntos para gozar y reír con todo el universo que nos circunda y aún más allá o, más acá, según prefiramos...

Asterluxor: - Ahora estamos en nuestro propio bando del mundo más completo, coherente y bello que nuestra capacidaddes afines nos permite hacer y deshacer a gusto. Aquel fue un pasado de canibalismo económico y, aunque nos negábamos a actuar como esa gente, en nuestro fuero interno intuíamos la posibilidad de algún tipo de salvación que nos apartara del salvajismo, digamos, normal de aquella época.

EmeJota: - me agrada tu visión a ese pasado y lo dices de manera objetiva y sin jactancia, casi con tono impersonal ahondando en lo práctico como privilegio asiduo en tu persona. Y digo asiduo porque observo que lo haces de forma constante con cierto grado de continuismo frecuente.

Asterluxor: - gracias Eme. En la expresión de tus ojos hay luminosidad de comprensión y asentimiento de que ambos teníamos de una posibilidad de escapar de aquellos lares. Tú, entre cocuyos, un lucero sobre las copas de los árboles... era la oportunidad esperada por Sol Titlania para que vinieras a tu nuevo lar, lejos de aquel mundanal inhóspito

EmeJota hizo un ligero esfuerzo para erguir aun más su cabeza y asentir con su mirada tranquila puesta en inmensidad impregnada en él. Estaban en trance, casi hipnótico, ella bajó sus pápados y volvió a asentir.

-Eme -continuó él lentamente-, ahora solo existe servir a nuestros valores propios, los valores de Titlania, nuestra civilización espacial. Aquí no hay odios rencores ni egoísmos -prosiguió- y todo lo tenemos en favor con el fin único de concentrarnos en nuestras fuerzas más allá o más acá según nos complazca sabiendo bien que cuando hagamos y hacemos es lo que complace a todas las titlanias para bien común.

EmeJota: - así es como nos ganamos nuestro presente y futuro; así sucede y sucederá, es nuestra naturaleza propia y de nadie más. Ahora que la conozco sé que lo hago y haré todo con placer para ganarnos entre nos una y otra vez para siempre, ¿verdad?

¡Oh, Eme , Eme ! -le dijo él- y se abrazaron, se apretaron y, unidas ambas caras, buscaron y encontraron sendos labios. Al besarse en la boca, confirmaron que toda su existencia les pertenecía y que las sendas recorridas en otros lares y mundos habían sido simples pasos que habían dado hasta entonces, venciendo temores y dudas que les conferían el derecho a experimentar la emoción que les embargaba en aquellos momentos en lo que no necesitaban pensar en ser felices porque lo eran.

Eme, recobrando aliento y sin decir palabra, le instó con su mirada al traslado en nueve nanosegundos hacia un edén inhabitado en una recóndita galaxia ahora solamente de ambos.

En el taller de Asterluxor

-¿De dónde sacaste todo este equipo? -Lo diseñé y fabriqué yo mismo en impresión total. Asterluxor sonrió al verla boquiabierta y la vió adelantarse unos pasos en involuntario impulso. Eme, extasiada, contemplaba los brillantes cilindros y las espirales que en vitrinas de cristal irian a conformar buena parte de su futura noria espacial que sería una más en el espacio infinito. Desde hace algún tiempo obtengo energía eléctrica propia como todas las norias espaciales. Además de Taller es mi Laboratorio

-Eme, inmersa en aquella fuente de recursos y sin abstraerse ante lo que estaba viendo, sintió una total tranquilidad interior. Con su cabeza erguida y esbozando sonrisa parecía repasar mentalmente una y otra vez el significado y la claridad solar de la trascendental ocasión que le llevó a sentir en sí misma un ligero gemido como única respuesta al volverse hacia él con la expresión de su mirada inquietante y tranquila a la vez.

Asterluxor: -Aún sin conocerte eras para mí cuanto deseaba para ambos; fue algo que elegí como lo constante y lo normal que había de existir en algún lugar del mundo reservado para ambos. Eme notó en su mirada serena intensidad de sus ojos y claramente confirió que en su mente existía absoluta realidad en lo que expresaban sus palabras en aquel momento de plenitud.
Cuando le besó, ella supo que al estrecharse mutuamente, estrechaban también el mayor de los triunfos de ambos.



Kárnico sin n: Kárico
Al inicio de una nueva vida

Kanya sabía bien que el verdadero nombre era Kárico y que él había agregado la "n" porque su empresa era una industria cárnica y le pareció bien que las personas mencionaran su nombre con ligamen a su trabajo.

Kanya lo supo mediante un sueño repetitivo que algunas veces asomaba en él y le despertaba haciéndole meditar e, incluso, preguntarse a media voz, como si reflexionara, sobre un acontecer que no había vivido pero que, le parecía era parte de un porvenir lejano como consecuencia de un posible cambio en su vida.

Kanya le escuchó sin recibir ni dar respuesta porque Kárico ignoraba su existencia mientras que ella, estaba al tanto de lo relacionado con Asterluxor y EmeJota por lo que seguía muy de cerca los estados de ánimo de Kárico en su difícil trajinar en un mundo que, aún teniendo a su haber buen potencial económico, sentía como si en su diario vivir el mundo en que se encontraba le era adverso para tener acceso a un posible cambio en su forma de vida.

Pero su sueño, ese mismo que a veces se perdía en el tiempo pero que, de repente, le sobrevenía como si se negase a abandonarle; como si su subconciente le gritara "levántate en pos de ese bello sueño". Y a la vez, al despertar se decía a sí mismo: "es solo un sueño". Sí, es solo un sueño que me acompaña alguna vez perdida pero, no intuyo en vislumbrar los recobecos que debo sortear, porque no veo la manera de alterar mi trajín para llevar una vida tan feliz de arrullo hacia mi persona y hacia una otra persona que ni conozco y que, pareciera tal persona encantadora no existe en mi mundo. Es sólo y nada más que un sueño, se decía a sí mismo. Y se lo repetía cada vez que aparecía al nochar allá alguna vez... de vez en cuando.

Y como reciéntemente ese sueño estaba presente, y ya no como un sueño, sino con la semblanza de un porvenir que asomara en un ir y venir amparado en un posible índice de probabilidades, pensaba a solas y en voz alta "no veo la manera de alterar mi trajín para llevar una vida tan feliz de arrullo hacia mi persona y hacia una otra persona que ni conozco y que, pareciera, tal persona encantadora no existe en mi mundo" y claro, Kanya en nueve nanosegundos dejaba su noria y se avalanzaba quinientos años atrás para escucharle y verle porque sí, decía para sí misma y en voz alta sabiendo que Kárico no podía oirla ni verla: soy yo, Kárico, soy yo; ya pronto llegará el día en que podamos vernos y acariciarnos... sólo falta que en tu pensamiento pongas fin a tu presente y pasado para traernos ambos, juntos, a mi futuro más allá de tu tiempo y abrasadoramente quinientos años adelante que ha de ser, será y ya es nuestro, tuyo y mío.

Kárico lo hizo, sí, se adelantó al tiempo simplemente porque pensó en ese su último día, que deseaba dormir y dormir profundamente, para que su sueño repetitivo se hiciera presente y le llevara a vivir intensamente lo que su sueño le diera, lo mismo que siempre le daba, pero ahora, lo que deseaba y quería, era no despertar jamás lejos de ese sueño y, así se durmió aquel día.

Y estaba tan plácida y profundamente dormido que Kanya se dió permiso para invadir la circunstancia e introducirse medianamente en su sueño, en el sueño profundo y plácido de Kárico... y así dijo:

Kárico soy yo, Kanya; sé que quieres venir a mi mundo y yo quiero también venir al tuyo y hacernos ambos un mundo nuevo; tuyo y mío; mío y tuyo; un mundo nuevo de ambos; no despiertes, dime, me sientes unida a ti, ya... solo debes de sonreirme en tu sueño para también yo sonreirte y quedar ligados juntos, por siempre, y... Kárico sonrió en su sueño y físicamente también sonrió, por lo que, en sólo nueve nanosegudos ambos estaban juntos en la noria de Kanya y poco a poco, ambos, fueron despertando de su sueño; como fuera una mañana más dentro de muchas mañanas que habían vivido juntos en sus muchos despertares, solo que ahora, estaban también juntos físicamente.


Kárico


Kanya




Inicios.
Cuarta Secuencia,
Titzú



Inicios: ayer, hoy y más allá de nuestro tiempo, ahora mismo


Tercera Secuencia, Titlanias


Segunda Secuencia, Titlania


Primera Secuencia, proemio


Cuarta Secuencia, Titzú


Quinta Secuencia, Espacial


Sexta Secuencia, Solsticios


Sétima Secuencia, Solsys


Octava Secuencia, Serendipias


Novena Secuencia, Siboney


Décima Secuencia, Aevah


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Duodécima Secuencia, Solxiré


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