Inicios. Sétima Secuencia, Solsys





Tal como conversamos anteriormente, esta entrevista es con ánimo de hacer una o varias crónicas desde la perspectiva de su pasado, presente y porvenir condicionado a sus espectativas de vida en torno a su disfrute científico, espiritual y emocional aquí en sus norias.
En primera instancia hablemos sobre su lugar de procedencia, allá en la Tierra, para ahondar sobre costumbres en aquellos conglomerados humanos que nada podían saber sobre nuestra existencia, aún más allá de los tiempos que alcanzaron vivir y morir sus descendientes antes del hoy nuestro.

Bien... entonces inicio recordando mi infancia allá en la Tierra. Me llamo Lindra y como todas las personas de aquellos tiempos nací con conocimiento insuficiente, me refiero a que nací sin conocer la lucha de los humanos por la existencia, por su propia existencia, esto incluye desconocimiento innato sorprendentemente pequeño sobre los peligros más básicos. Como bebé recuerdo una foto, que dejé por allá, donde me veía tratando de aprender a caminar, lo que llamábamos entonces "gateando" y otras fotos intentando subir al borde de la cama, mi cuna, sin percatar la posibilidad de caer y maltratar mi piel contra el suelo. Pero bueno, en la foto veía que mi madre estaba ahí lista ante cualquier eventualidad de su hijita. Gracias mami, te llevo en mi recuerdo siempre conmigo.

Mi nombre es Yvy: De mi parte recuerdo que fui desde mi infancia algo así como esponja social en la vida que fui haciendo en mi diario quehacer, reconociendo el peligro indirectamente al observar expresiones faciales y el lenguaje corporal de los demás. Confieso que tenía un gran miedo a los perros que ladraban y, poco a poco, fui reconociendo que yo tenía mayores recursos de supervicencia por lo que simplemente tenía que estar atenta hacia algún posible daño que me infligieran y eso incluía a los humanos desconocidos; pero sí recuerdo que en mi familia teníamos buenas amistades y de todos ellos guardo remembranza en mi piel, como si aún me estuvieran acariciando como lo hicieron en aquellos tiempos idos.

Sí, la magnificencia de nuestra piel. En este espacio he invitado a varias personas para que esta actividad vaya siendo desarrollada por quienes suman o han sumado aportes en la búsqueda de posibles emigrantes del pasado y que hoy viven aquí, en nuestra civilización espacial y que fueran escogidos mediante la observación, sin mediar alteración alguna en el pasado que, a fin de cuentas, nos está vedado interrumpir físicamente o variar en ningún aspecto. Así que, les doy la más cordial bienvenida... Hola a todos, estamos atentos con su participación.

Aquí Zsensy: Nuestra piel es poseedora de la mayor sensibilidad sexual, aún más que los genitales por lo que la piel determina nuestra calidad de vida.
Recuerdo que en mi mundo terrenal los conglomerados humanos más pacíficos y menos conflictivos eran los que vivían de manera más libre y desinhibida su sexualidad, todo lo contrario sucedió en la sociedad romana, la misma que sobrevivió por más de tres mil años después de la caída del viejo y desolador imperio dominante de aquel Mediterráneo que anidó gran violencia, misma que continuó inexorablemente por cientos de años. Pero también recuerdo la existencia de muchos conglomerados humanos de vivencia pacífica; ahí las féminas gozaban de aquellos entornos con preponderancia en estima abundante y aporte de caricias a infantes y para toda persona afín a su cultura; eran conglomerados matriarcales un tanto similares al desarrollo de los chimpancés bonobos como dijo anteriormente Carlos.

Aquí Wan: Afortunadamente algunas de esas sociedades aún existen en el Planeta Tierra, con la característica de que los bienes hereditarios son obtenidos mediante línea materna por lo que las madres determinan el poder económico. Asimismo, desde edad temprana, la mujer lleva su predisposición y orientación anímica en los encuentros sexuales. Son sociedades genéticamente aptas para convivir pacíficamente porque llevan inmerso el conocimiento de que las preferencias sexuales son un bien heredado individualmente y, comunalmente, es visto como si fuera una escala de colores en gradación de amplia gama. Y esto es visible porque en sus mentes existe luminosidad afín para compartir caricias y alimento al par en el quehacer compartido.

Carlos: No obstante, ellos siempre andan en busca de mujeres que les apetece y sean proclives a tener relaciones sexuales cariñosas por lo que, sin ánimo de importunar, se acercan o se arriman a sus chozas de manera individual, sigilosamente en pos de anuencia femenina; es algo muy similar a un conglomerdo matrialcal primitivo y similar al matriarcado chimpancé bonobo. Todo esto coincide con estas sociedades pacíficas sin agresiones de naturaleza alguna, digamos que de alguna manera, es un tanto similar como nos sucede a todos aquí en nuestras norias, donde el concepto de fidelidad amorosa no incluye pertenencia de posesión sexual alguna, porque personalmente, gozamos de independencia absoluta, acorde a nuestra génesys o yénesys o bien, yinyansys, como aquí también suele llamarse al libre ver y entender en torno a la vida de cada quien que incluye, desde luego, la sexualidad sin moralidades que acá se considerarían absurdas o impensables en el intelecto colectivo.

Coyné: Acá, de manera universal, las relaciones monógamas, poligínicas, poliándricas, bilésbicas y compartidas son normales y por lo general no son temas de conversaciones sino solamente vivencias que se comparten por piel, sin más allá del momento compartido. Me vi favorecido por la comunidad espacial al obtener un segundo y definitivo nacimiento aquí, en el espacio de Titlania y, en el lugar de mi primer nacimiento allá en la Tierra, recuerdo que en esos tiempos la sexualidad era una especie de acercamiento gimnástico cuyo levantamiento erótico masculino era su erección que debía mantener, sin eyacular, porque su falo era como la varita mágica para regocijo placentero de la hembra en el devenir de su orgasmo. En esa subcultura, ellas, algunas veces, simulaban alcanzarlo porque así, pensaban o solían decir a sus amigas "él queda contento o, para que él concluya con su orgasmo y me deje tranquila".

Edgar: Estas formas de expresión personal aquí en Titlania revisten conceptos de pertenencia autóctonas, sea, propio de las personas nacidas aquí, en el espacio exterior a la Tierra, pero surgidos directa o indectamente de la Tierra por lo que todas las personas que aquí vivimos somos migrantes, emigrantes e inmigrantes como parte de la sociedades espaciales totalmente vinculados entre sí y para siempre. Sabemos que cada persona se afinca genéticamente en sí misma y que el saber y pensamiento colectivo nos brinda el complemento para gozar nuestra existencia que, a su vez, existe dentro de nosotros mismos en una continua transformación por conveniencia de todos y para que cada quien lo disfrute a su manera. implícitamente no ocacionamos sinsabor alguno. .

Hella: Si bien los humanos monógamos lo son por su genética porque guarda estrecha relación con la economía propia y la de su pareja. Sí, me refiero a esa economía que hay en algunas especies animales monógamas, porque en su evolución carecen de disponibilidad de recursos ecológicos suficientes y cuentan con poco tiempo para vivir a conveniencia; emplean su energía en sus largas migraciones que realizan y, en su travesía, van viviendo en lugares donde no es sencillo encontrar alimento. Desde esta perspectiva son animales económicamente pobres al carecer de riqueza alimentaria y carestía de tiempo para entretenerse con caricias a flor de piel. Bueno, a manera de chanza, en las aves son caricias de pluma a plumas.

Yurro: En esos tiempos de mi primer entorno de vida allá en la Tierra, era frecuente el amor romántico, y en algunos confines de la Tierra aún existen reminicencias de tal, porque culturalmente las canciones, films, obras de teatro, pinturas y esculturas daban pie al amor romántico y, bueno, también a sus consecuencias motivacionales asociadas al deseo de apareamientos prolongados entre personas monógamas. Si bien observé entornos altamente afines con prolongadas caricias también vi, en la mayoría de las veces, desaveniencias que también eran mostradas en canciones, films, y demás actividades artísticas que, intrínsicamente, instaban y provocaban violencia al verse como infortunios, ya propios o ajenos, con características expresas por sí mismas, más allá de las circunstancias reales o de ingenio a cargo de empresas comerciales mediante contratación de artistas sumidos en guiones que enfocaban perspectivas similares de mismo repetido.

Rolando: agrego a tu "romántico" comentario que la crueldad emocional partía de la inseguridad o certeza de que tal monogamia fuera traicionada por infidelidad conyugal ante el caso fortuito de alguna andanza sexual extramatrimonial. Pienso que esas relaciones estaban, digamos, optimizadas intensamente por adicción; agradables en senderos vivos en intensa luz e intensamente desagradables por celos de amor no correspondido desbocado en sufrimiento tras la ruptura. Pero cuando la pareja estaba avenida en cooperar para la crianza de hijos comunes, el amor romántico tenía su gran sentido de existencia dejando a un lado todo tipo de desavenencias. Desde luego, siempre el pensamiento adverso impulsa un mal recuerdo que solapadamente incluye rescoldos de violencia. Sobreponerse implicaba, de inmediato, pensar en el presente con generosidad aportando y sirviéndose de los bienes adquiridos para beneficio común. Busque oficio, solían decirse a sí mismas las personas para salir del trance romántico inoportuno.

Marlene: En torno a eso traigo a colación mis observaciones sobre una particularidad existente en aquellos tiempos de mi estadía allá en la Tierra que también he observado acá. Existen personas que saben, desde su infancia, que no quieren ni van a tener hijos sin duda alguna. Hay otras que postergan tal decisión y otras que dudan por lo que cambian una y otra vez tal decisión. Y eso era común en algunas personas adolescentes que creían que la crianza de niños era algo que todos tenían que hacer, aunque algunas mujeres admitían no poder verse a sí mismas como madres o como padre en algunos hombres. Estas personas tenían unas necesidades básicas de existencia, tales como el disfrute del silencio y el tiempo a solas. Otras porque consideraban que no les era permisible, ya por práctica financiera, como tener casa propia o vivir en un alojamiento de alquiler, o por inseguridad ambiental, trabajos en economía informal y la dedicación que implica la atención médica al sopesar la posibilidades de si tener, o no hijos.

Madelaine: Otra perspectiva en torno al caso proviene de lo dificultuoso que resultaba cuando hay deseos de viajar y conocer parte del mundo y esto va acorde con la abstención de tener hijos, dada la atención que merecen y que no debían escatimarse por el bien de ellos, pero no así en función de lo que anhelaban o podían anhelar los progenitores. Eso no sucede aquí en nuestra civilización espacial porque, como todos sabemos, el periodo de gestación fuera del vientre es de cuatro lunas y en seis lunas más los recién llegados están en pubertad valiéndose por sí mismos sin posibilidades de adquirir enfermedades que incluye el conocimiento heredado genéticamente en las prácticas humanas de supervivencia. Somos sobrehumanos me decían muchas amistades cuando les hacía este tipo de comentarios y... sí. De eso no tenemos duda.

Julianne: Sea, además de venir dotados para aprender a caminar, ahora, eso incluye dotación intelectual heredada conocedores por nacimiento de pasado, presente y condicionados al porvenir: no necesitamos quemarnos para conocer peligro y beneficio del fuego. Esto hace que nuestros progenitores nos reciban con muchas caricias y, por lo general, coinciden en que somos parte de un periodo de vacaciones que amorosamente nos brindaron a quienes tuvimos el privilegio de haber nacido acá. Cada quien con su vida plena y sin angustias, vivimos más allá de nuestro propio tiempo presente sin dejar de disfrutar el presente inmediato y no un futuro con desafíos. En unas pocas lunas mis dos hijas ya serán independientes valiéndose por sí mismas. Esperamos visitarnos de vez en cuando les ha dicho su papi.

Madelaine: me parece conveniente mencionar que acá existe un conglomerado matriarcal que es todo un estado independiente de unos ciencuenta millones de personas en convivencia similar al entorno primitivo de los chimpancés bonobos. Este conglomerado matriarcal está alojadado en no menos de veinte millones de norias y, estas norias, igual que todas las norias de nuestra civilización espacial funcionan de manera inteligente, al punto que la despensa siempre está al alcance de todo lo necesario en nueve nanosegundos, por lo que, quienes las habitan viven en un estado ayer-hoy-futuro en el presente mismo sin importar lo que acontece en otros conglomerados más allá del propio.

Rolando: -Sí.. excelente acotación; usualmente quienes vivimos fuera de ese entorno no acostumbramos referirnos a ese conglomerado matriarcal, posiblemente por el alto grado de independencia que gozan como estado espacial. En verdad nuestra Civilización Espacial es tan gigantezca que existe inmensa variedad de entornos sociales que deambulan en su pasado-presente-futuro en el ejercicio pleno de sus propias vivencias y todos unidos por la comunicación universal a gusto de quien quiera o desee participar, como nosotros lo estamos haciendo ahora.






Inicios. Octava Secuencia, Serendipias



Inicios: ayer, hoy y más allá de nuestro tiempo, ahora mismo


Tercera Secuencia, Titlanias


Segunda Secuencia, Titlania


Primera Secuencia, proemio


Cuarta Secuencia, Titzú


Quinta Secuencia, Espacial


Sexta Secuencia, Solsticios


Sétima Secuencia, Solsys


Octava Secuencia, Serendipias


Novena Secuencia, Siboney


Décima Secuencia, Aevah


Undécima Secuencia, Astralia


Duodécima Secuencia, Solxiré


Décimo Tercera Secuencia, Atlán


Décimo Cuarta Secuencia, AWA


Última Secuencia, Epílogo


Ellas, Taller Literario


Histrio, vida escénica


Viajeros, Tipilambi



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