Serranía
Benedo Serrano Alfano
Félis Piedra Cisneros

De Tibás, crónica literaria

Jorge Serranía Cortez; familia, empresas, desarrollo material y espiritual

Proemio, a manera de prólogo
La crónica es un género periodístico híbrido con rasgos informativos e interpretativos a juicio de nosotros, los escritores. Su narrativa conviene en hechos secuenciales como comentarios o noticias en ámbitos concretos de la vida social o empresarial. La secuencia escrita orienta al lector de manera visual y auditiva, pues se presenta en forma ordenada y detallada y abarca toda variedad de te- máticas: La crónica trata de un escrito que no es ficción, propio para el empleo en el periodismo y en libros basados en crónicas, como el presente. Como escritores y editores, somos proclives a dar visiones completas y ordenadas de acontecimientos que tienen un desarrollo, desde su principio hasta el final; aunamos carácter narrativo y descriptivo de manera equidistante entre la información y la interpretación. Informamos literariamente a la vez que mantenemos las características de claridad, sencillez y precisión en un texto que refleja lo acaecido entre dos fechas, la actual y la anterior, de ahí su origen etimológico; Cronos, el titán del tiempo.

Ad Perpetuam Rei Memoriam

La frase latina Ad perpetuam rei memoriam, traducida literalmente, es para la memoria perpetua; es recuerdo perenne de un hecho.

En Crónicas de Serranía los hechos tratan de testimonios realizados en la Finca La Serranía, Tibás, año 2018; para que esta historia no pase al olvido, por estar refrendada por personas que fueron testigos de tales hechos. Es un documento que da fe de que lo actuado fue cierto, verdaderamente tal y como lo atestiguan las personas que formaron parte de la información requerida para tal fin, sea, la probanza de que tales hechos sucedieron, existieron. Los orígenes se perpetúan al recordar que la ubicación de las declaraciones de un documento son permanentes.

Del compromiso consigo mismo, de ser buena persona

Solidez con gran sentido de perseverancia, ha sido y es el auge material y espiritual de don Jorge Serranía Cortez, tanto en el ámbito familiar así como en la gestión empresarial que le ha caracterizado en el diario andar en su vida... “es un buen hombre” afirma su esposa y también sus hijos y, también, quienes hemos tenido la oportunidad de conocerle en la práctica formal de sus relaciones co- merciales con empresas e individuos.
Crónicas de Serranía
con el Ingeniero Jorge Serranía Cortez
Hace muchos años inicié el trabajo de producir la segunda edición de algunos de mis libros. Con anuncios en varios periódicos mediando una breve reseña periodística obtuve como resultado de esa publicación que varias personas deseaban comprar libros.



Fue de esa forma que conocí al Ingeniero Jorge Serranía Cortez, propietario de la Finca La Serranía y de la Empresa Ingeniería Serranía, así como de la Empresa Constructora Serranía.

Recibí entonces una llamada de Adrián Ramírez, funcionario de la empresa, quien me comentó que el Ingeniero Serranía estaba interesado en obtener el libro "Tipilambi" para que le explicara cómo adquirirlo.

Así lo hice y, luego de la conversación telefónica convine en conocer al Señor Serranía quien había trabajado con el el Colegio de Ingenieros por lo que me puse de acuerdo con Adrián para entregar el libro, personalmente, a mi nuevo lector.

Llegué a los linderos de Serranía Ingenierías y me encontré frente a un portón semejante al de una gran finca y con un área con casas bajo los árboles. El señor Serranía me esperaba en una pequeña mesa de reuniones, detrás de la que había un escritorio de trabajo aunados estantes con libros, pinturas y fotografías adornando las paredes... muchos libros, de diversos tamaños y temáticas. Llego de saludarle afectuosamente le entregué el libro a don Jorge a la vez que le resumía brevemente sobre el proceso de creatividad del texto. Don Jorge lo ojeó e hizo varios comentarios sobre algunos párrafos.

Luego, la conversación se fue tornando más y más amena, mientras don Jorge hacía comentarios acerca de la importancia de preservar la historia, las raíces, la identidad. Mostrándole parte de mi trabajo, vió el ejemplar del libro “Titlania” y decidió, también, obtenerlo.En su comentario dijo que semejaba “un cuento de futurista”, tanto por las ilustraciones y el contenido, como la narrativa de la historia espacial.



- Vamos a conocer la finca, me dijo.
- ¿Finca... cuál finca? pregunté, creía que estaba en una empresa de Ingeniería...
Ese día, hice un viaje en el tiempo.
Salimos de la oficina y, a nuestro paso, atraía nuestra atención uno y otro objeto de madera, piedra, cerámica... Luego, caminamos en una urbanización que, nos contó don Jorge, había sido construida y diseñada por él.... conversando, atravesamos otro portón de finca y, ¡oh magia de la naturaleza! Ahí me vi transportado a otra época... a la época feliz de nuestras infancias.

Fue como una reminiscencia de mi adolescencia, pensé al recordar cuando con mis amistades juveniles iba de paseo o vacaciones a una finca; o bien, de visita a la casa de algún pariente lejano, que vivía en zona rural. Una familia de patos nos dio la bienvenida: pato padre, pata madre e hijos patitos... Árboles grandes, recios, de diversas especies... perros, gallinas... aves. En el suelo sobresalían grandes, pequeñas y me- diRosibels pelotas en tonos que iban desde el verde tierno hasta el verde oscuro y también en diversos tonos de amarillo, alguno que otro café, por tanto tiempo de haber caído... eran cases; sí frutos del arbolito de cas, originario de esta región de Costa Rica. Le comenté que tenía un seto con arbolitos de cas y que mucho nos agrada el pastel y pastelitos de cas así como de la bebida tan refrescante.

En la Finca La Serranía encontramos robles, fuertes y firmes, por supuesto. Entre la diversa variedad de árboles frutales y bajo su sombra, está la plantación de Café Arábigo, cuyas hermosas y altas plantas estaban en flor... azahares. Entre esa naturaleza caminamos durante algunas horas, hasta que el sol nos advirtió que estaba pronta su ausencia en este día por lo que, al devolvernos, ya estaba oscureciendo y las gallinas subían entonces a las ramas más bajas de los árboles, para dormir. Me dí cuenta que tenía años de no ver eso: gallinas durmiendo en las ramas de los árboles.

Don Jorge nos contó que tenía esa finca como una especie de reserva y que el café que ahí produce solamente alcanza para consumo propio y para obsequiar a las visitas. Así que me obsequió con una bolsa grande con café de gran excelencia y calidad propia del Valle intermontano de Costa Rica. Me mostró, luego, el espacio en donde se procesa este café. Estaban secando granos con un aroma delicioso. Hice el comentario de lo maravilloso que había sido encontrar ese espacio, ese parque a tan sólo tres kilómetros del parque central de la ciudad Sanjosé.

Don Jorge sonrió. Comentó, luego, la forma en que había podido preservar esa reserva y que, lamentablemente desaparecería. Tal vez luego le hablaré de eso. Escuchándole atravesamos el portón de la finca, nuevamente, mientras fuí regresando, poco a poco, a nuestro presente. Un presente de producción de una empresa de arquitectura que ha diseñado y diseñan edificios, casas, comercios y una otra empresa de ingeniería.



Esa fue mi primera conversación con don Jorge Serranía Cortez, la persona que creó, junto a su esposa doña Rosibel Ruiz, aquel espacio natural que acabábamos de disfrutar de forma tan inesperada. Al regresar a la oficina de don Jorge, nos recibe cariñosamente un perrito diminuto llamado “Beagle”. Don Jorge nos cuenta que es muy cercano a él, sí, con el nombre igual a su raza y que, por lo general, siempre le acompaña.

Pasado algún tiempo; recibí una comunicación de don Jorge, proponiéndome que trabajára en escribir el libro de su empresa y su familia. Así, después de varias conversaciones, inicié la preproducción con la primera entrevista a don Jorge, en su oficina, como fuente del proceso de producción y creatividad en la escritura de este libro. En una segunda entrevista, al llegar, Adrián me condujo a una sala de reuniones equipada con facilidades de esparcimiento, cómodas sillas, mesa grande como para ocho a doce personas y espacio para preparar café y meriendas.

Mientras tomamos café cosechado y elaborado en la Finca Serranía escuchamos a don Jorge referirse a su gusto por la lectura y a cómo esa práctica le ha beneficiado para alcanzar sus metas en la vida y, posteriormente, nos lleva en recorrido por las instalaciones de la empresa, que emerge abrigada dentro de este parque citadino. En un recodo de vegetación y área construida don Jorge nos indica que le sigamos, al momento en que abre una puerta de un espacio rectangular donde se encuentran apilados muchos archivos con documentos de la más diversa índole, así como libros de temas muy variados.Todo clasificado con códigos específicos, para facilitar el acceso a la información, según el momento en que se ocupe. Libros de sociología, historia, ingeniería, administración, mercadeo. Todos los documentos de su época de escuela, colegio, universidad y documentos docentes de especialidades de don Jorge.

En esos espacios habían colecciones de la más diversa índole, que constituyen elementos para conocer el desarrollo de diversas actividades humanas, durante mucho tiempo: libros, estampillas, discos, equipo de fotografía, monedas, juguetes de colecciones, fotografías antiguas, reproducciones de pinturas, artesanías en madera, entre otros. Al salir del último recinto de archivos, ya era noche, similar a la primera vez que conversé con don Jorge en ese espacio de árboles, desarrollo empresarial y familiar en un entorno de paz y tranquilidad agradables.



Con doña Rosibel Ruiz

De aquel barro, mi arcilla, mi cerámica

Durante buena parte de su vida, doña Rosibel ha incursionado y desarrollado, con excelentes resultados, en manualidades tales como bordados y tejidos, aunados a sus trabajos de cerámica y también como pintora. De aquel barro, mi arcilla, mi cerámica con que he creado mis logros, y a la vez, inmersa en el desarrollo de las tres empresas familiares creadas por mi esposo, Jorge, en el transcurso de nuestras vidas incluyendo nuestros hijos.

Así, aquel entorno de la Finca Serranía con sus muchas oficinas y bibliotecas abrigadas por la hermosísima vegetación, propia del bosque tropical de aquella comunidad de Tibás, Costa Rica, que don Jorge cuidaba con esmero y dedicación, y sobre todo, con gran admiración por sus grandes árboles que dan sombra a cultivos de café, cas, guineo, plátano, yuca y que, a su vez, alberga casas de habitación de su familia, sus hijos y nietos y, en fin, todos los pormenores necesarios para atender sus otras dos empresas, la Inmobiliaria y el taller de arquitectura. El patrimonio cultural de la familia Serranía Ruiz, incluye las actividades que, a lo largo de su vida, ha desarrollado doña Rosibel, en materia de manualidades, bordado, tejido y, también, como pintora. Hablamos de manualidades y de entornos culinarios dentro de la tradición familiar. Yo me metí de lleno en las manualidades, fue y sigue siendo algo muy importante, para mí - nos dice doña Rosibel - es una labor que disfruto. Me acuerdo cuando le hacía a las chiquillas vestiditos, de esos que son conocidos como "vestidos nido de abeja". Yo disfrutaba mucho irlos haciendo, porque es un arte, y mucho me gustaba obsequiarlos a las niñas.

Tengo fotos de mis nietas con los vestidos y, bueno, después las niñas crecieron y como ya no les quedaban los vestiditos entonces, los regalé. Yo soy muy amiga de que cuando ya no necesito algo, lo regalo, para provecho de un nuevo usuario. Eso sí, si alguien me regala algo, yo sí lo guardo mucho. Ahora bien, también tengo guardados algunos bordados y piezas de cerámica que hice. Mientras Jorge trabajaba como ingeniero y constructor fui a cursos de pintura en tela a la vez que compartía mi tiempo haciendo trabajo en cerámica a la vez que hacía todo por el trabajo de la casa en la Finca Serranía. Hay varias de mis pinturas en las oficinas de nuestras empresas que yo las retomo y las adecúo en lugares que me parecen apropiados. La ventaja es que a Jorge le gusta que mi producción de pinturas quede a la vista en nuestras empresas y eso es algo que me complace, sea, admira mi trabajo, se siente a gusto con mis horas invertidas en este arte.

Don Jorge nos había explicado que llegó un momento en que ya no era posible, económicamente, mantener la finca de café porque el sostenimiento ocasionaba un gran gasto. Esto hizo que el mantenimiento de la finca resultara molesto y pesado en oposición a lo lucrativo. Pero él amaba su lar, esa naturaleza que, en el trajín, infunde respeto por mantener logros de tiempos idos que no deben irse del diario vivir porque forma parte en el coexistir de la familia y de la empresa, según su pensamiento.



Entonces, don Jorge ideó una posibilidad que le permitiría crear un parque de dos hectáreas para la producción de café, aunado a yuca, gui- neo, cases y otros productos más, eso sí, solamente para el consumo familiar y alguna que otra persona allegada. Sí, don Jorge, como buen amante de la naturaleza, ideó construir casas en el resto de la propiedad con el fin de rentarlas y, cuya renta, sirviera para dar el sustento y solidez a Finca Serranía.

Así, él comenzó a construir, de una en una, casas de habitación para rentarlas. Bajo la sombra de los árboles, nació la nueva empresa, inmobiliaria que se dedica a construir, alquilar y administrar viviendas. Con sobrada solidez están establecidas las tres empresas familiares: Serranía, Ingenierías Jorge Serranía y el Taller de Arquitectura que don Jorge lo tenía desde tiempo de soltero y lo mantiene con nuestros hijos -agregó doña Rosibel.

La administración de la Finca Serranía -nos continúa diciendo doña Rosibel- es aporte de Lorena, nuestra hija menor. Se suman en estas labores empresariales sus otros hijos Jorge y Luis. En mis tiempos infantiles y juveniles yo vivía en La Florida de Tibás y era lugar también de cafetales. Cuando tenemos alguna actividad familiar a veces hago una olla de carne que a todos les gusta. De Serranía sacamos los chayotes, la yuca, los plátanos y bueno, por los huevos no hay que preocuparse porque las gallinas son ponedoras de huevos rojitos. Jorge quiere mucho a las gallinas, él personalmente les alimenta muy temprano en las mañanas.

Una receta que yo hago y a todos les gusta es el postre de ayote. Así el café de Serranía, cuando alguien lo toma, ya no quiere tomar otro.

Tarde de sol, café y remembranza

En un par de semanas después compartí con don Jorge Serranía Ruiz, el hijo mayor de don Jorge Serranía Cortez. Tal como lo habíamos concertado, inicamos la reunión que devino en tomar un café y conversar sobre los más variados tópicos relacionados con las empresas familiares y, sobre esos pequeños detalles que nos agradan a todos cuando las conversaciones giran o se desarrollan en torno a la familia unida por el ajetreo formal de las empresas, sobre todo cuando esas empresas han sido fundadas por "papá", que, siguen funcionando y creciendo gracias a su aporte y celo profesional como maestro y guía de sus hijos.



Encontramos a don Jorge Serranía Ruiz en una de las mesas de la terraza de su oficina vestido con camisa blanca y, de manera agradable, sonriente, nos invitó a sentarnos. El lugar estaba muy concurrido por algunos trabajadores de la empresa. En la mesa de al lado, tres muchachas conversaban animadamente e, incluso, nos ayudaron a acomodar las sillas, para que evitáramos el Sol, que estaba muy fuerte.

Entonces, de inmediato, empezamos a conversar al tiempo que degustábamos sorbitos de café. Soy Administrador, nos dijo, del Empresa Ingeniería Serranía. Es una empresa que se dedica al disenor arquitectónico que incluye muy variados trabajos, desde planos para la construcción e casas y edificios, así como por ejemplo, escenarios y tarimas para espectáculos públicos.

En la actualidad entre mis funciones a veces me inmiscuyo en asuntos relacionados con la parte administrativa aunque buena parte de mis trabajo es tratar con los clientes y asignar trabajos a muchas de las personas que nos colaboran laboralmente. Es importante tomar en cuenta que la mayoría de nuestros clientes llega por recomendación, dado que nuestra empresa es muy conocida por muchos años desde que mi papá la fundó cuando yo recién había entrado a la escuela primaria.

En algunos de esos años él viajaba fuera del país como funcionario del Colegio de Ingenieros y considero que para todos nosotros, tanto mis hermanos y hermana Lorena, reconocemos que papá ha sido, y es, una persona perseverante, luchadora, con gran sentido de responsabilidad en todo cuanto hace y ha hecho, con un gran sentido ético y disciplinario que ha llevado a la práctica como norma de vida, su vida.

Un lunes por la tarde, entrevisté a Lorena Serranía, la hija menor de don Jorge y doña Rosibel. Lorena es una joven de largo cabello negro y presencia amable. Me atendió en la salita de reuniones pequeña. Ella tiene a su cargo la labor de la administración de la Finca Serranía y las casas y apartamentos de alquiler que en ella se encuentran. Nos dice que esta labor la hace junto con su esposo, Ramón Martínez. Nos cuenta que su suegro es amigo de infancia de don Jorge y ellos se enteraron de esto hasta tiempo después de que Ramón entró a trabajar en las empresas de la familia.

Nos dice Lorena que la Finca de la Serranía, como la llama ella, está en los primeros recuerdos de su infancia. Aquí creció y ha pasado su vida. Mi trabajo en Serranía, nos dice, absorbe casi todo su tiempo y soy persona que valoro mucho el aspecto espiritual de la vida. De su infancia y su adolescencia, valora principal mente la dedicación y el apoyo que siempre recibió de su madre, doña Rosibel. “Ella siempre estaba ahí para mí”. Recuerdo que cuando llegaba a la casa, después de clases, mi mayor felicidad era encontrarla. Mamá es el pilar de la familia. Y, de verdad, no sé cómo se las arreglaba para que le alcanzara el tiempo para hacer todas las cosas que tenía que hacer, pues crió a siete niños. Ella siempre ha sido un gran apoyo también para mi papá y mis hermanos.



Con respecto a don Jorge, Lorena afirma que su papá ha sido su guía y maestro en la vida -y el de toda la familia- pues nos enseñó, con el ejemplo, la paciencia, el trabajo arduo, la responsabilidad, la perseverancia y la rectitud. Se ilumina su rostro cuando se refiere a sus padres. Al ser la hija menor y en razón de ser hermana menor entre tantos varones, nos cuenta que siempre estuvo muy protegida por sus hermanos; y que sus actividades se desarrollaron más que todo en la casa. Que fue una niña y una adolescente muy tranquila y que, aún ahora, prefiere tener actividades dentro de su espacio privado. En su conversación denota ser persona con unos sólidos principios y gran aprecio por la cultura costarricense y por las raíces de todos, principalmente, desde luego, las de su familia.

Esa misma semana me reuní con Vinicio Serranía Cortez y Lillian Serranía Cortez, hermanos de don Jorge Serranía Cortez. Nos encanta el café, me dijeron, somos cafeteros. Nos reunimos en la Sala de Reuniones de la Junta Directiva de Ingenierías Jorge Serranía. Mi hermano y yo, nos dice Lillian trabajamos en el área de mantenimiento y colaboramos también en el área de la construcción en las instalaciones de Finca Serranía, sea de manera interna.

Siempre hemos vivido aquí en Tibás. Aquí fue nuestra infancia y aquí fuimos a la Escuela Miguel Obregón situada a cien metros de la plaza, hoy parque del centro de Tibás. La educación secundaria la recibimos en el Liceo de San José, allá en Barrio Mexico, porque aquí en Tibás aún no había ningún Liceo o Colegio. En la escuela, cuando salíamos de clases siempre pasábamos a la Panadería Villalobos a comprar pan para traerlo a casa; ah, y las famosas quesadillas que tanto nos gustan a todos.

Mi mamá era ama de casa y mi papá era abañil y aparte de la albañilería, era un gran trabajador que la pulseaba para mantenernos y los sábados y domingos, vendía frutas y granizados principalmente cuendo jugaba en la plaza de Tibás nuestro equipo de futbol el Club Unión Tibaseño. Mientras los hermanos nos cuentan muchas de sus vicisitudes y logros, la señora Fernández, secretaria de una de las empresas Serranía, discurre con facilidad sendas tasas de café y bocadillos.

Entonces, nos dice don Vinicio, nosotros no terminamos la educación secundaria pero Jorge sí lo hizo y tambián se graduó como ingeniero en la Universidad de Costa Rica y, aún así, los domingos nos acompañaba raspando hielo y vendiendo copos de granizados con sirope y limón; nos ayudaba a jalar el agua, lavar los vasos y hasta traer la marqueta de hielo que lo ponía en el centro de la carreta que llevábamos, para atender sedientos, como les decía mi papá a quienes nos compraban.

La carreta tenía un compartimento, en el centro, donde se ponía la marqueta de hielo. Ahí se raspaba. De un lado vendíamos los granizados y, del otro lado, las frutas como naranjas, mangos y limones dulces que sacábamos de Finca Serranía. Cuando Jorge era estudiante de la Universidad de Costa Rica, recuerdo verlo dando clases a dos o tres compañeros suyos. Él siempre es muy especial "lo cuida a uno y todo" buen hermano y un buen hijo, con la ventaja de ser muy disciplinado para el trabajo.



Este año me pensiono ya, y mi hermana Lillian el otro año pero ambos seguiremos aquí bajo estos árboles. Sabemos bien que en unos pocos años este lugar ya no será el mismo Tibás de La Florida y Llorente, porque ya existen planes del gobierno para construir una carretera que comunicará la Ciudad de San José con el Puerto de Limón en el Atlántico y algunos dicen que también esa carretera comunicará Tibás con el Puerto de Puntarenas en el Pacífico y, que desde ya, hay estudios para expropiar todas esta propiedades... sí, las mismas donde vivimos, las mismas donde nos criamos, las mismas que fueron y son nuestra patria en nuestras vidas.

Mi hermano Jorge, nos dice Lillian, a mí me dice: descanse, trabaje menos... y yo le digo: a mí me gusta trabajar. Me gusta estar ocupada. Ocupada viviendo y trabajando desde los tiempos en que cogíamos café. Mientras sucede esto, se oye un golpe seco en sobre el techo y Vinicio Serranía Cortez nos dice que es el sonido de un fruto de cas o de un mango que cayó de uno de los árboles y, al servirse una taza de café y dejar oír el chorro que vierte, desde el recipiente que contiene el café que cae en la tasa, presta atención a su hermana Lillian quien agrega: Nosotros somos cafeteros; este cafetal está lleno de árboles frutales.

Tres semanas después entrevisté a Luis Serranía Ruiz. Luego de saludarme me dijo: acá en la empresa me dedico a licitar proyectos, soy el Ingeniero oficial. Siempre he trabajado en las empresas de la familia. Inicialmente, cuando estaba estudiando, hacía algunas diligencias y pequeños proyectos, visitaba las proveedurías, en ese tipo de detalles; mientras terminaba de estudiar. Posteriormente, cuando me gradué, empecé a trabajar tiempo completo.

Entre los mejores recuerdos de mi infancia saltan en mi mente las labores de la Finca Serranía. A mi hermano y a mí nos tocaba coger café; sobre todo, por participar con toda la familia que iba a ese trabajo diciembrino y era una experiencia muy bonita. A veces almorzábamos en el mismo cafetal, a mitad de la jornada diaria pues nos llevaban el almuerzo ahí, al cafetal y, bueno, la comida tenía algo así como, un sabor diferente.

Recuerdo que a mí me gustaban mucho los garbanzos, a veces con mondongo, otras veces con otro tipo de carne o vegetales... Tengo inolvidables detalles de cuando nos sentábamos por ahí en el cafetal a comer y la pasábamos bien. De veras que fueron bonitos esos tiempos. El cafetal era mucho más grande porque aún no se habían construido las casas que hoy existen bajo los viejos y nuevos árboles; por ejemplo, todo esto donde estamos ahorita, acá en las oficinas, era cafetal. Donde está mi casa de habitación actual, aquí al frente, era parte del cafetal.






Recuerdo que las primeras casas que mi papá construyó para alquiler, son las del costado norte de la propiedad y, toda la parte sur y suroeste no estaba desarrollada, era puro cafetal. Entonces también trabajaba normalmente haciendo compras y cobros; porque en aquel tiempo, no había transferencias bancarias, entonces había que cobrar todo en cheque o en dinero efectivo. Así, pues, me dedicaba a cobrar las facturas de las empresas a la vez que hacía el trabajo de tramitar facturas, por lo que habían días para tramitar y otros días para cobrar. Recuerdo que los viernes tenía que ir al banco a sacar el dinero para pagar la planilla de los trabajadores y luego, llegaba a la oficina a hacer los sobres donde iba el dinero de cada uno de los trabajadores y de los colaboradores.

Recuerdo que por ese tiempo, y aún hoy, mi Tata tiene su sistema que ha sido una gran enseñanza y un gran apoyo para nuestro trabajo pues, en la oficina, usamos ese sistema también para todo lo relacionado con los proyectos y, aúnque poco a poco los sistemas de archivo han venido evolucionando con el tiempo, seguimos manteniendo siempre un archivo de proyectos siguiendo los mismos lineamientos adquiridos por la enseñanza de papá.

En Ingenierías Serranía trabajamos también proyectos relacionados con energía eléctrica; sea, en la línea de proyectos de energía, de alta tensión, de media tensión; diseño de edificaciones. Casi todo es mediante licitaciones en las que hemos participado y hemos ganado las contrataciones; en Ingenierías Serranía nos especializamos en eso y somos, tal vez, de las pocas empresas privadas que realizan este tipo de diseños, tanto para Costa Rica como para Centroemérica.

En una ocasión, Ingenierías Serranía fue seleccionadas por una empresas interesada en hacer negocios de Costa Rica con Alemania y de Alemania hacia Costa Rica. Entonces a mí me tocó ir allá a Alemania para recibir una capacitación. Así Serranía tomó tres vías, o tres mercados: la cafetalera, la parte de edificaciones y la parte de industria.

Así nos hicimos cargo de un grupo de proyectos cuando apenas se iniciaba la gestión turística en Cóbano, Palmar y Cahuita por un lado y Papagayo, Nuevo Colón y la ampliación de Liberia; este último incluía proyectos en Bagaces y en la zona del Lago Arenal en Tilarán. Papá se encarga de la parte gerencial de las empresas; él nos orienta para que todo funcione a la perfección, que todo esté caminando bien y, si en algún momento hay alguna eventualidad, algún problema, entonces lo resolvemos entre todos.

Papá ya no toma algún proyecto para desarrollarlo pues, nosotros, sus hijos, somos los que desarrollamos los proyectos mientras que él está desde un punto de vista global, viendo que las cosas caminen bien en la empresa, en la estructura que, de alguna for- ma, se generó y se viene generando, porque nosotros trabajamos para Ingenierías Serranía y cada uno de nosotros, tiene algún tipo de proyectos que vamos desarrollando y cuando aparecen nuevos clientes, pues, los vamos asignando según nuestra visión en las correspondientes áreas de trabajo.



Por ejemplo, hemos trabajado en Nicaragua donde hemos realizado bastantes proyectos que ya han sido construidos, mientras que otros proyectos han sido estudios de factibilidad, cuestiones puntuales según cada área. En Guatemala también hemos diseñado recientemente cuatro urbanizaciones pequeñas, de las cuales hay dos que ya estamos construyendo en Santa Isabel y Antigua. En Antigua tenemos una situación muy especial pues tenemos que solicitar y tramitar permisos de índole internacional para cualquier obra, dado que la Ciudad Antigua es patrimonio mundial.

En Honduras hemos hecho también algunos trabajos en San Pedro Sula y entre los . proyectos hay algunos que requieren servicios de topografía y algunos otros estudios. Cuando esto sucede entonces los contactamos en el respectivo país y el desarrollo propiamente de la Ingeniería, el diseño, sí lo hacemos aquí. Sea, nosotros lo licitamos, recogemos la información de campo, venimos y trabajamos acá, después vamos y presentamos los proyectos.

En términos generales podemos decir que hacer un proyecto en Ingeniería para Nicaragua, Guatemala, Honduras, Panamá, Alemania, España, Brasil; o hacerlo en Liberia u otro lugar de Guanacaste o Costa Rica, o en cualquier otro lugar, conlleva prácticamente un mismo proceso que consiste en visitar el sitio, recopilar la información y venir a trabajar en nuestras oficinas, aquí en Tibás. Todos vivimos aquí en la finca, cercano a todos, por lo cada quien llega desde su casa a su oficina caminando bajo estos árboles lo cual es ventajoso porque no tenemos que exponernos a las presas automovilísticas de carretera. Aquí tengo a mi familia, me casé y tengo una hija y un hijo, y vivimos aquí, en la Finca Serranía.

Manuel Serranía Ruiz, tercer hijo de Jorge Serranía Cortez, es ingeniero como su papá. Estudié Ingeniería en la Universidad de Costa Rica, nos dice, y empecé estudiando Ingeniería Industrial, como lo hizo también mi hermano Luis pero al cabo de un tiempo vi que no me gustó mucho; entonces me pasé a la carrera de Ingeniería Civil, coincidentemente fue lo que estudió mi papá. Al terminar la carrera entré aquí en la empresa. Tengo dos hijas -continúa- Mariam es la mayor y Marcia la menor. Mi esposa se llama Nidia, ella nació en Turrubares.

La educación primaria la hice en Tibás y la secundaria en el Liceo de Costa Rica. Casualmente ahorita, en Ingenierías Serranía, estamos haciendo todo un gran diseño para un nuevo Colegio. Lo que yo recuerdo de mi niñez es que mi papá tenía un servicio de consultoría en su especialidad y me parece que en los primeros negocios ya usaba esta persona jurídica. Cuando su trabajo en asesoría y consultoría fue tomando auge, junto con mi hermano Sergio, ya empezaron a hacer algunos trabajos.

Por ese tiempo me encontraba terminando mi educación secundaria, en el colegio y, quizás, por esa razón no captaba bien la idea, pero sí recuerdo que fue todo un cambio radical lo que acontecía en nuestra casa. Como mi papá es un hombre muy trabajador y cada día tenía más y más clientes fuí testigo del nacimiento de Ingenierías Serranía, para mí, personalmente, fue un cambio del paradigma de la familia, sea, mi papá, que no estaba usualmente en casa, ahora estaba todo el día con y para nosotros.

Entonces muchas veces mi Tata me encargaba los sábados a hacer cosillas de la oficina, tales como sacar recibos de un lado para meterlos en un archivo, comparar listas o documentos de materiales y cosas así como, probablemente, pagos de facturas. Me parece que él me daba a que comparara, digamos, estas facturas con estas listas. Me imagino que eran comprobantes de pagos de facturas. Como para entonces yo estaba jovencillo, pueda que apenas medio sabía lo que hacía pero sí era capaz de comparar una cosa con otra.



Ya para cuando tuve más edad mi tata me decía que aprovecháramos las tardes para ver otras cosillas de la oficina y eso deparó en que unas dos o tres tardes de la semana, yo salía del Colegio y tomaba el bus a una cuadra al sur del edificio de Correos en Sanjosé, y en pocos minutos estaba en Tibás pues solo son tres kilómetros de distancia y, entonces, veía las labores de oficina viendo las necesidades de compras en almacenes y ferreterías de Sanjosé que luego yo iba a comprar, lo que me permitió empezar a andar por la ciudad y conocer el comercio, porque yo no tenía ni idea del mundo de la ciudad. A esas edades, fue cuando empecé a ir a hacer mandados, a ubicarme por calles y avenidas, paradas de buses de los lugares circunvecinos de la ciudad.

Bueno -sonríe y continúa- siempre fui muy muy muy apegado a mi mamá; siempre la vi, y aún la veo, como si fuera la persona más emblemática, la más importante. Desde que tengo memoria mi mamá era quien estaba ahí para mí, era quien me cuidaba. Era absolutamente todo, verdad. Uno chiquillo quizás ni percibe mucho el grado de dedicación que los papás, sobre todo la mamá, brinda y tiene para con uno. Ya cuando uno es papá, verdad, percibe un poco más ese detalle.

Ella, mi mamá, siempre ha estado ahí. Ha sido un gran apoyo para mi papá, porque mi papá, como dije antes, era mucho más dedicado al trabajo. Y con varios hijos, sus responsabilidades eran muchas y, con el apoyo de mi mamá era quien tenía toda su dedicación y abnegación para nosotros, sus hijos. Siempre pendiente de absolutamente todo: tanto en los temas físicos como en lo espiritual y lo moral. Aún hoy, casi todos los días llego a to- mar café con ella. Me agrada sobremanera su faceta de pintora. De chiquillo, me acuerdo, hacía manualidades, creo que aún las hace. A veces hacía figuritas en porcelana. Me acuerdo cuando iba a Guadalupe para ayudarla en llevar las figuritas al horno, también pintaba en tela. Tejía, cosía. Eh, en un tiempo hizo quiltin, hacía unas colchas muy bonitas. La verdad es que a mi mamá se le dan todas esas cosas con facilidad. Veo a mi mamá como una persona a la que gusta el arte, le gustan esas cosas. La entretiene mucho eso.

Creo que con mi papá es un tema mucho más fácil que con mi mamá. Porque con mi mamá es un tema emocional, creo yo. No es que con mi papá no, pero con mi papá se me hace más fácil definirlo porque como persona él tiene unas características muy marcadas. Conforme gana años, sus características o cualidades, son fáciles de apreciar, verdad. Mi papá es una persona muy definida en su diario quehacer, y eso es algo que hemos visto he- cho realidad en el tiempo. Aunque ya somos adultos, siempre nos aconseja bien como un guía que siempre busca ayudarle a uno para evitar o resolver problemas, ya de trabajo u hogareños.

Recuerdo muy agradable fue cuando nos invitaron a ir a un curso a la India con los costos de nuestra estadía y alimentación pagos; y sí, de nuestra parte pagamos el pasaje, y como la invitación incluía un acompañante, fuí con mi esposa que me ayudó en lo referente al idioma inglés, porque ella habla ese idioma muchísimo mejor que yo. En realidad lo referente al curso no fue tan complicada, era muy técnico y eso era algo que muy bien domino y ya dominaba para ese tiempo. La ventaja es que mi esposa se convirtió también es una colaboradora en mi profesión. Luego fui con ella a Bélgica con delegados de Estados Unidos y también visité varias empresas en México mediando el idioma castellano o español,

Sergio me parece que es más heredero del sentir los Ruiz. Lo que quiero decir es que Sergio es el más parecido a la familia de mi mamá. Posee mucha, mucha habilidad social. Es de hacer amigos y, probablemente, de hacer negocios. Digamos que es poseedor del don de relacionarse con la gente. Las relaciones públicas forman parte de su entorno aunado a sus capacidades para negociar y atraer trabajos a nuestra empresa.

Mes y medio después entrevisté a Sergio Serranía quien me dijo que su característica es que "lo que va apareciendo de inmediato lo voy atendiendo" y desde luego, como tengo a veces otras prioridades, pues, le doy curso de atención teniéndole en mi mente para resolver como si fuera "asunto primera hora, de primer orden".

Desde que era estudiante en la Universidad recuerdo que andaba en la calle buscando clientes potenciales. Entonces. como le dije, lo que iba apareciendo lo iba atendiendo, pero no había tanto trabajo constante. Es importante tomar en cuenta que por esos entonces, papi ya tenía casas construidas aquí, bajo las sombras de los árboles del cafetal, de la Finca Serranía, y todo lo que él ganaba con su trabajo, que era mucho, construía más y más casas para destinarlas al alquiler de vivienda. Fueron unas sesenta casas, considero qie como hijo mayor he sido totalmente influenciado por papá.

Él siempre sobrio, tranquilo. Fuerte el carácter, en verdad, de formación muy propia. Imagínate, cinco hijos, una esposa, tres empresas, es algo que no era fácil de llevar. Es más, yo hasta la fecha no sé cómo hizo, pero siempre muy firme, muy franco. Una persona muy reservada, en verdad, a la fecha. Toda mi niñez y mi adolescencia, con mi papá. Al principio, no éramos como químicamente muy compatibles. Aunque yo hacía lo que él me dijera, a mí no me molestaba, pero ya como personas, mi papá y yo casi no nos hablábamos, no podíamos, nos costaba mucho.



Trabajando juntos, siempre nos fue y nos ha ido bien. A la fecha, yo prefiero trabajar más con mi papá que con mis hermanos. Ahora yo soy mucho más compatible con mi papá que con ellos. Creo que él logró, igual que cuando estaba chiquillo, formarme como profesional. Y, de una u otra manera, soy el resultado de él mismo. Yo tengo una formación muy al estilo de él. Hago mucho las cosas como a él le gustan. Y a mí me hace sentir bien. Es claro que cuando adolescente no éramos compatibles, pero ya como adulto, somos muy compatibles.

Desde que tengo noción, a los cuatro años o cinco años de edad, yo le acompañaba de compras para la comida de la casa y él me enseñó a comprar. Le acompañaba y comprábamos de todo. Con el paso de los años, me daba el dinero y entonces ya sabía lo que tenía que ir a comprar. A la vez me enseñó cómo trabajar; aún hoy, de vez en cuendo papi me da alguna cátedra de lo que hay que hacer en algún tema específico. E igual que a mi mamá, pues, hay que hacerles caso porque son personas estremadamente razonables.

. Mi papá siempre tenía choferes, ellos me enseñaron a manejar, desde los once años. Así, cuando habían cosas de mandados internos de la finca, me daban el carro y entonces yo iba y cargaba el café. Cuando cumplí los 18 años, inmediatamente, mi papá me encargó hacer la mayoría de todos los mandados y, bueno, yo tenía todas las ganas del mundo de manejar e ir a hacer mandados era mi gran oportunidad para manejar por mi calle tibaseña desde La Florida pasando por el parque de Tibás a Sanjosé donde podía estacionar el auto sin temores, no existían aún empresas de estacionamientos para vehículos.

Lo de coger café, digamos, siempre fue como un apoyo para algunas personas de Tibás. Si bien la mayoría de de la gente que venía a coger café a Serranía eran personas de lugares circunvecinos de Moravia o Guadalupe. Sí había otras fincas cercanas a la nuestra que incluso venía gente en buses para la temporada de las cogidas de café, pero en nuestro caso era familia, amiguillos cercanos, compañeritos de la escuela o colegiales. Todo era muy familiar, todos los que estaban ahí eran conocidos. Así recuerdo que en parte de mi niñez y adolescencia mami llegaba al cafetal y nos llevaba almuerzo, comíamos, sestéabamos, y luego, va pa' arriba, a jugar bola, las típicas mejengas en el cafetal de la Finca Serranía.

Si bien papá es un hombre muy estudioso, muy ordenado, con gran capacidad de almacenar datos, de recordar todo sobre sus archivos, es de destacar que en su oficina mantiene un orden que solamente él entiende, es como él dice; un desorden organizado, ordenado propiamente a su libre ver y entender. Sea, para mí es como un desorden que él entiende y que visualmente no es ordenado. Pero en el trabajo, en sus archivos, su ordenamiento es fácilmente accesible a todos nosotros.

Persona de altos principios, de altos valores, alguien que, no se convence fácilmente de algo, pero mantiene humildad de cambiar de opinión, y rectificar, si se le presentan las pruebas suficientes para hacerlo. Al recibir la empresa los primeros contratos pequeñitos empecé a ayudarle en la parte de dibujo técnico y de arquectura y vi la empresa crecer de poquito en un poquito. Ya después contratamos un segundo dibujante porque, entonces, dio inicio la faceta como de administración de proyectos. Dada mi ninguna experiencia en nada, pues, papi compartió mucha infor- mación conmigo y yo lo acompañaba en todos los proyectos de la empresa; eso fue al principio, verdad.

Con el paso de los años, creo que ya papi sintió que me había formado, entonces ya me empezó a delegar proyectos. Y, bueno, empecé a administrar proyectos y así recuerdo cuando incursioné en el primer proyecto que administré. Este primer proyecto surgió a partir de nuestra participación en un contrato para hacer una urbanización en un terreno de ciento cuarenta y cuatro mil metros cuadrados.

Yo me encargué de planteamiento del proyecto de lo que sería finamente la administración. Así en cada calle o recinto y mi trabajo, en verdad, al final, fue tan específico que a los encargados les costó un poco atenderlo pero, poco a poco pudieron, digamos, arrancar, sin necesidad del seguimiento que que tuvimos a bien brindarles.

Como vinieron más y más contratos recuerdo que aquí en la oficina hubo hasta sesenta y cinco personas trabajando en Ingenierías Serranía. Como después los proyectos de construcción física concluyeron, ya no se requirieron muchos profesionales; pero siempre han habido no menos de unas cuarenta personas trabajando en la empresa.



Hago énfasis en que lo nuestro es pura ingeniería en proyectos para construir, nuevo o remodelaciones, pero ya no construimos, sólo hacemos ingeniería. Desde luego que la mejor ventaja es esa habilidad que tiene papi en su gran capacidad de almacenamiento de datos, tanto en su cabeza como en sus archivos. Puede mantener información de décadas, vigente, como si fuera hoy mismo. Si alguien le pregunta algo es común oírle decir: ah, yo leí tal cosa o tengo tal cosa en la biblioteca y con sólo buscar casi siempre la encuentra en el libro que busca a la primera mano.

Entonces sí, en un principio del desarrollo de nuestra empresa papi era todo: búsqueda de clientes, diseño, administración. En cuanto la empresa fue creciendo y mis hermanos se fueron incorporando, entonces papi fue delegando. Él se fue quedando con ciertos clientes y los demás nos los dio. Es más, actualmente lo manejamos así, por clientes. Cada quien maneja unos clientes. Si aparece algo nuevo papi, en la mayoría de los proyectos él se involucra pero no es el administrador directo de un proyecto. Él delega en nosotros.

Como Junta Directiva tomamos casi que todas las decisiones y, si tuviéramos un organigrama sería una pirámide de base grande y pico bajo. Un detalle interesante es que a mi esposa la conocí por un cliente. Ella se llama Mercedes, estudió en la Universidad de Costa Rica y era encargada de unos proyectos de una empresa afincada en Moín, Provincia Limón. Ahí fue donde la conocí. Yo estudié Ingeniería Civil, pero la verdad es que me he dedicado más a la administración de proyectos; a operar, a administrar, a controlar y junto con ella tengo un gran apoyo porque ambos también constituimos nuestra propia empresa.

Cuando en la última entrevista finalmente conversamos con don Jorge Sarrania Cortez nos manifestó que, según su apreciación, en la conjunción de las partes son obtenidas mediante el índice de probabilidades a lo que se ha llamado también, divina providencia. Luego continuó diciendo: Lo básico en mis empresas familiares fue dar trabajo a los familiares y que mis hijos cada día ganen más para que inviertan y así todos mejoramos en nuestras vidas.

Si uno es ingeniero, nuestra empresa le paga como si fuera un ingeniero que está trabajando en alguna otra empresa y, si podemos pagarle más, pues, se le paga más para que él se sienta propietario de la empresa. Otra cosa que hemos hecho aquí, es darle prioridad a la gente que vive cerca. Por ejemplo, las personas que se encargan de las áreas de limpieza entra a las 4 de la mañana a trabajar y, como vive aquí en el vecindario, pues, a ella le gusta. Entra, hace su trabajo y sale como a las 8 de la mañana.

Cuando me preguntó en lo relacionado con mi trabajo como cronista le dije que se trata de una situación nata, se nace con la habilidad de conversar, entrevistas y escribir lo que incluye prever con avidez, porque en el mismo lugar donde se lleva a cabo una entrevista los cronistas vamos construyendo sobre el arte de mirar y permanecer en el lugar mismo y circunstancial de la escena, con hincapié en un reporterismo como trabajo de campo. Ahí ya imprimimos nuestro sello de autores, comunicadores, en la esencia misma del texto que incluye la libertad expresiva según nuestro estilo creativo o forma de narrar al público. Desde luego todo esto requiere de formación y estudio didáctico que solo se adquiere con el paso de los años tras muchos trabajos realizados en crónicas y libros de empresas y familias como docencia corporativa aplicada al entorno empresarial y social.




Luego de esa reunión le entregué a don Jorge cien ejemplares de su libro Serranía, Jorge Serranía Cortez; familia y empresas. En menos de una década, la construcción de la autopista San José Puerto Limón expropió su finca y fincas aledañas pagando a sus propietarios un precio según los precios de mercado de la época.



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