Para continuar con la historia que venimos llevando, un día se nos acerca el doctor Cris Brown, profesor de Estados Unidos que estaba llevando un proyecto de conservacion y protección de lapa roja, aquí en Carara. Entonces se sentó a conversar con mi padre. Y... pues aquí se daban unas facilidades que no hay dentro de un parque, de electricidad, de agua, hospedaje, seguridad, internet.
¿Por qué digo internet?
Porque ahorita en este momento si usted se mete a lapasrojaspuntaleona.com, ahí tenemos, eh, en los nidos que estamos monitoreando están las lapas ahorita con pichones. Ahorita es un muy buen momento porque están empezando a echar plumas. Están muy muy bellos. Entonces ya monitoreamos la temperatura y los estamos viendo.
Pero esto comenzó hace treinta años. Comenzamos poniendo nidos artificiales -que era lo que más hacía falta- donde pudieran ellos reproducirse. Sembramos lo que ellas comen. Buscamos a la comunidad con un libro de colorear, para los niños, en el cual se les explicaba por qué era mejor la lapa volando que capturarla y venderla al extranjero.
Funcionó muy bonito porque, entonces, los niños eran los que iban a la casa a explicarle a los papás y enseñarles por qué era malo el saquear los nidos de lapa. Pero fuimos más allá. Porque, diay, no es justo decirle a la gente:
-¡No puede! ¡No puede! Y no darles oportunidades de llevar alimento a su casa.
Entonces, más bien, contratamos a estas personas -que eran laperos- para en su momento, que nos ayudaran a montar un canon porque son los que mejor sabían subirse a los árboles.
Ahora nos ayudan a construir los nidos artificiales y a subirlos. Tengo ya documentado que hay lapas que están llegando a Barranca, por Esparza; están llegando a Puriscal. Hay lapas que están llegando ahorita cerca de Esterillos.
Y lo más importante que quiero recalcar es que en este proyecto de la lapa es In situ. In Situ o que significa es que la lapa nunca se manipula, nunca se toca. No es que traemos lapas y las criamos en un lugar y aquí hasta se abre la jaula y... ¡No! Lo que se hace es proveerles lo que ellas necesitan, que es seguridad y educar a las personas de cómo cuidarlas. Aproximadamente habían cincuenta individuos lapas y, los últimos conteos ya habían setecientas; más las que se están yendo que ya no vuelven.
Es muy importante, algún día, poder conectar con Manuel Antonio, porque en Manuel Antonio hay una pequeña población de lapas, muy pequeña, muy limitada contra el agua y se podría crear un corredor biológico por donde está la palma africana, en las orillas de la calle, para que... además, imagínese qué bonito, estaría las lapas corriendo al lado de la calle, en lo que usted va viajando hacia el sur (la lapa debería ser un signo protegido, algo de patrimonio, no sólo por sus colores sino por la resiliencia que tiene esta lapa y que creo que los costarricenses la compartimos).