Primera parte: Pintor de sueños
Segunda parte: La puerta de las estaciones: Primavera \ Verano \ Invierno \ Otoño \ Amanecer

Hannia Hoffmann
Ensueño
Segunda parte
La Puerta de las Estaciones

En la primavera

Voy a llenar tus horas de poesía,
siente conmigo
la música del tiempo.

Los seres son poemas.
Vivimos en el arte.
Natura toda es música.

Voy a pintar algunos cuadros para ti.
Los he tomado prestados a la Naturaleza
Y también a los sueños,
a los mundos de ensueño.
Algún hermoso pájaro,
volando bajo el cielo; cantó un buen rato
y su canto me guió
hasta darme a beber
en los colores del tiempo.
Y visité la aurora para pintar mis cuadros.
Hoy quiero regalártelos:
son todos para ti!

¡Ah! Ahí están ustedes. ¡ Hola otra vez!
Voy a contarles que volvimos a encontrarnos. Mi joven amiga Béatrice, y yo. Fue durante la primavera. En un prado florido.

-Si yo fuera pintor, querida Béatrice...

-¡ Pero lo eres: tú eres un pintor! He visto tus cuadros.

-Soy un pintor de sueños, más que realidades. Te decía, amiguita, que si fuera pintor: ¿cómo crees tú que plasmaría, en un lienzo, la primavera? ¿cuáles colores debería elegir para mostrar la estación durante la cual florece la vida?; ¿cómo dibujaría las brisas del tibio verano?: ¿junto al mar?, ¿en el campo?, ¿en la ciudad?
¿Y el frío del invierno? : ¿cómo lo pintaría? ; ¿con la lluvia?, ¿con la nieve que recubre la vida latente que ha de esperar el paso de los meses para poder, de nuevo, florecer?
¿Y el otoño, querida Béatrice? ¿ Cómo crees tú , si yo fuera pintor de realidades, que debería, o podría, retratar el otoño de las hojas que caen, desnudando los árboles y cubriendo la tierra ?
- Pues mira, Pintorcito. Conozco algunos de tus cuadros, y he visto entre ellos uno que es, para mí, una sutil reminiscencia de la primavera.

- ¿A cuál te refieres?

-¡ A éste! - respondió Béatrice, señalando la pintura de un bosque pleno de flores de suaves tonalidades: violeta, azul celeste, amarillo, verde, naranja, rojo pálido; algunos pajarillos, sus nidos; dos o tres mariposas y la blanca espuma de una caída de agua sobre musgosas piedras.

- Te he dicho, mi pequeña amiga, -repliqué- que no soy un Pintor de realidades.

- Entonces, si ese cuadro es de un sueño: \161quisiera visitarlo!\jl

- No se trata, exactamente, de un sueño. Es más bien un recuerdo. ¡ Claro! A veces los sueños y los recuerdos se me confunden. Verás: esta pintura la hice durante la Fiesta de las Estaciones.

Wessen es mi mejor amiga. Ella y Kunts tienen en su casa un lindo jardín mágico donde uno puede acercarse a la naturaleza. Wessen ama la vida y se divierte cultivando árboles frutales, flores, plantas ornamentales y hortalizas.

Los pájaros viven libres en el Jardín de Kunts y Wessen; también las abejas y las mariposas. Hay una hermosa fuente que les provee agua y, en el centro del Jardín, hay un lindo anfiteatro con una puerta mágica. Esa puerta te lleva a través de las cuatro estaciones. Yo estuve ahí, en la fiesta que ofrecieron. Visitamos el anfiteatro y atravesamos la Puerta Mágica de las Estaciones.

- ¡ Hola queridos amigos ! -inició Wessen la bienvenida- ¿Han visto? Ya germinaron las semillas que sembré en el huerto. Cuando lo hice, cuando las sembré, la tierra fértil las recibió en su seno; en su húmedo, oscuro seno.

Estuve durante muchas semanas regándolas regularmente. ¡ Tarea divertida, la de cuidar un huerto! Limpiar la tierra de malas yerbas, de hojas secas; perseguir a los malvados depredadores que se comen las hojas tiernas de los cultivos recién nacidos.

Ver crecer un cultivo es ver crecer la vida. Y los pájaros, los amigos de siempre, acompañan este tiempo de espera.

Tierra, pájaros, flores y el ansia de cosecha. Insectos y lombrices con lluvia, viento y sol. Y, supongo que lo han visto ya, hasta un espantabichos con graciosa presencia de adorno y diversión. Y bien, les hemos invitado para que festejemos el tiempo de la espera. En nuestro Jardín, los árboles y las plantas están en flor. Los nidos de los pájaros están tibios, a punto de llenarse de polluelos; y miles de huevecillos y de larvas están por transformarse. Ustedes saben cuánto amo la vida en todos sus procesos de producción: naturales y humanos. Semillas, tierra, pluma, papel, palabras, materiales de construcción, lecciones, telas, proyectos; manos dispuestas a trabajar, mentes proyectando el presente al futuro: construyendo hoy, en el recuerdo del mañana, lo que será el futuro. Lo que nos quedó de ayer lo construyeron otros, con el mismo entusiasmo o la misma premura con la que hoy nosotros estamos construyendo lo que dejaremos a quienes vienen.

Festejemos, entonces, este Jardín florido! i Festejemos, esta noche, la vida!

Una alegre banda de músicos llenó el ambiente y todos nos dirigimos al anfiteatro. Ahí nos esperaba una agradable estancia y en una pantalla gigante , se proyectaba el mapa estelar, ilustrando el recorrido de la tierra alrededor del Sol, en el período de un año.
- Cada figura de la Tierra en la eclíptica, representa el paso de una a otra estación .-nos dijo un locutor- Señoras y Señores, ustedes han sido invitados a atravesar la Puerta de las Estaciones.

La tierra, como todos sabemos,- continuó el locutor- se mueve alrededor del Sol, con el eje inclinado hacia el camino que recorre, dando origen a las diferentes estaciones del año. En fechas específicas, nuestro planeta ocupa posiciones que marcan el paso de una a otra estación: El 21 de marzo, equinoccio de primavera para el hemisferio boreal y de otoño para el austral; 21 de junio solsticio de verano para el norte y de invierno para el sur; 23 de setiembre, equinoccio de otoño para el norte y de primavera para el sur y 21 de diciembre equinoccio de invierno para el norte y de verano para el sur. La pantalla subió, hasta desaparecer del escenario, cediendo lugar a una puerta transparente, a mi parecer, hecha de cristal de roca. El tablero de control de la Puerta de las Estaciones, estaba hecho también de cristal. Era una copia del mapa estelar de la eclíptica. A través de la transparencia de aquella puerta, no logramos distinguir más que siluetas de vegetación. Parecía que era la entrada a un bosque, o a un gran jardín.
La mano de Wessen, su bella y femenina mano, se posó sobre el tablero de control, en el espacio correspondiente a la Primavera. Una melodiosa voz femenina dijo:

- Están a punto de iniciar una bella aventura. Viajarán ustedes a través de la puerta de las Estaciones, donde han de disfrutar el encanto de los climas de la Tierra. El clima y la temperatura en la superficie terrestre, determinan un desarrollo diferente de la Flora y la Fauna e influyen en la forma y las condiciones de vida de las personas. También en el carácter y en las costumbres de los grupos sociales. El clima ha determinado las actividades agrícolas de los grupos y toda su economía. Viajando por las estaciones, ustedes serán testigos de toda esa enorme diversidad producida por el hecho de que, en el período de un año, la distancia entre la Tierra y el Sol define el grado de irradiación en los diferentes puntos geográficos, produciendo los climas de la Tierra.

De inmediato, la imagen del tablero se desvaneció para dar paso a un mapa aéreo de la Tierra. -La voz continuó:
-Ustedes han elegido hacer un viaje por la Primavera. Por favor, escojan, en el mapa, el sitio al que desean ir.

La mano de Wessen se posó, de nuevo, sobre aquel tablero. Pero la aglomeración de los invitados, curiosos, me impidió ver cuál fue el destino seleccionado.
Mientras la puerta corrediza de cristal de roca se abría, poco a poco, el volumen de la voz fue disminuyendo, en tanto informaba unas coordenadas de viaje que no alcancé a oír. Caminamos en grupo, como a través de una nube de bruma, hasta encontrar una nueva puerta, la que habría de conducirnos a la primavera.

La verde puerta, cubierta de una hermosa hiedra, tenía dos alas que se abrieron suave y lentamente ante la presencia de Kunts y Wessen. Una joven ataviada con túnica verde y sandalias hechas de hiedra entretejida, saludó al grupo diciendo.

- Bienvenidos a la Primavera. Dentro de un rato serán conducidos adonde está Ara, la de la Primavera. Hemos preparado para ustedes una recepción.

Jazz en el ambiente. Alegres variaciones que acortaron la espera. Aquel coctel de frutas con clorofila, y miel de abeja, así como los bizcochos, pasteles, frutas, semillas secas y algunos vinos delicados , nos dieron una idea clara del buen gusto de nuestra anfitriona , y de su generosidad. Ante nosotros descendió una escalera de cristal de roca, recubierta con hiedra. La joven de las sandalias nos invitó a subir. Llegamos a una sala con piso de musgo, adornada con muchas flores, plantas y aves. Una caída de agua, la cascada que viste en la pintura, servía de fondo al bello sitio.
Pudimos verla a través de las paredes de cristal de roca.

En la sala, un juego de muebles de mimbre con almohadones tejidos a mano. Sobre uno de ellos, Ara estaba sentada. Tomaba té de zacate de limón. Ella es una linda mujer rubia, de ojos verdes y largo cabello que es lacio y termina con bucles. Vestía un traje blanco, parecido a una túnica, sandalias. Y guarias delicadas adornaban su pelo. Cuando entramos, Ara se levantó de su asiento para saludar a Wessen con un beso en la mejilla y un caluroso abrazo.

- ¡Bienvenidos, amigos! Sean ustedes bienvenidos a la Primavera, la estación de las flores...en la que el Reino Vegetal nos muestra su magnificencia. El prodigio es posible aún en las más desfavorables situaciones, gracias a la savia, manantial, germen de vida.¡ Beban ustedes el jugo de frutas que hemos combinado, para su deleite, con clorofila! También hay jugo puro, si así lo prefieren.

Los vegetales, portentosa prueba de la grandeza de Natura, sienten las vibraciones de la música y hasta pueden asirse a objetos, como lo hace la hermosa hiedra que recubre la escalera que les ha conducido a esta sala.

¡ La Primavera ! ¡ La hermosa estación en la cual florece la vida en todo su esplendor !
Ara cantó, en tanto sus dedos caminaron por sobre las teclas del piano, produciendo unos acordes que dejaron oír su voz, con una letra que decía así:

Deliciosas cerezas. Dulces, tiernas, jugosas.
Pequeñas frutas rojas para ser saboreadas
frescas, como conserva,
postres o mermeladas.

Hemos traído frutas :
peras con exquisito jugo, crujiente pulpa.
Frutas ácidas, dulces, pequeñas y medianas,
de todos los colores, aromas y sabores.
¿Disfrutaron ustedes las gratas sensaciones,
sentados bajo un árbol las tardes de verano,
saboreando las frutas de la estación?
Y también en otoño.
¿Y por qué no en invierno?
¿O en esta Primavera? El viento del verano,
jugando entre las ramas
con suavidad las mueve,
en tanto luz y sombra
proyectan mil imágenes...
Imágenes que bailan
y cambian con el viento,
Placenteros sabores.
Acres delicias, dulzuras ligeras;
mixtura indefinible que se posa en mis labios;
apacibles instantes a la sombra de un árbol
libando de su fruto...
tenue consagración.

¡ Son tantos los deleites que el Reino Vegetal nos proporciona...!
Y muchos son también sus beneficios.

¡Ah! Las frutas, las flores.
Las plantas, las semillas,
las frutas por las flores.
Las bellísimas flores,
que en sus pétalos lucen
infinitos colores
y producen el néctar,
perfume generoso
alimento de abejas, aves y mariposas,
garantía de la vida, de su continuidad.

Ustedes escogieron, - dijo Ara- en el tablero de control de la Puerta de las Estaciones, viajar a la Primavera y, posteriormente, eligieron el trópico como lugar de destino. Sólo existen dos estaciones bien definidas en el trópico: Verano e Invierno. Las cuatro estaciones sólo se definen en el Hemisferio Norte y el Hemisferio Sur. Sin embargo, en la región tropical, tanto en invierno como en verano, hay pequeños períodos de tiempo semejantes a la primavera y también al otoño.

Ahora viajarán ustedes a uno de esos períodos de clima tropical, semejantes a la Primavera, podríamos decir que es éste un lugar de eterna Primavera.
Coordenadas 10 grados Norte., 84 grados Oeste.

Regresamos al Jardín, en un sector que poseía un frondoso naranjal.

Los árboles, cubiertos por blancas flores de azahar, estaban colocados en hileras. Cada uno de ellos inclinaba sus ramas hacia las del que estaba frente a él, formando, los primeros, lo que yo quise figurarme una sala ideal para disfrutar el almuerzo. El techo eran las verdes y florecidas ramas de todos aquellos árboles de naranja, que se entrelazaban unas con otras, ofreciéndonos su delicada sombra.
El suelo, una alfombra de suaves, verdes yerbas. Sentados en aquella apacible estancia, mirábamos, de vez en cuando, los destellos de luz traviesa: indiscretos rayitos que se asomaban entre las verdes hojas del naranjal, dejando entrever el cielo azul celeste, mientras en el suelo, las sombras de las hojas, al mecerse con el viento, dejaban ver el Sol y sentir su calor, porque el entorno mismo refleja al astro rey, que nos invade hasta los huesos . Observando los frutos, vimos algunos aún verdes, y los más, pigmentados , como si un pintor caprichoso los hubiera llenado de matices, en naturales tonos ascendentes que, finalmente, llegaron hasta el encendido color naranja de los frutos maduros.

- ¡ El delicioso aroma de la flor de azahar! -dijo Andreas, aspirando el aire tibio. - Los naranjales parecen árboles de navidad adornados con esferas de color naranja, de sus flores se extraen esencias que sirven para fabricar perfumes y medicinas. Hay, de esta familia de frutos, variedades como la naranja ácida, el limón, dulce y ácido, la mandarina y la toronja; todos ellos agradables por su buen sabor.

No éramos muchos los invitados a este paseo de primavera. Recuerdo bien a Esmeralda, una dulce adolescente de bellos ojos verdes y cabello claro; Ciré, una mujer joven de rizos negros y sumamente simpática; Ferdinando, un adolescente poeta, maravillado con el paseo y también con la luna, pues hablaba mucho sobre la majestad de la luz que este satélite nos refleja en plenilunio ; Andreas, un colega pintor, bastante excéntrico y soñador, además de algo fantasioso, un buen conversador sobre temas de lo que yo llamo escritura plástica y también admirador indiscreto del plenilunio y sus efectos sobre los que habitamos la Tierra. Esos son los que mejor recuerdo.
Dentro de aquel paisaje blanquiverde, enmarcado en un cielo azul celeste, mariposas y aves revoloteaban, deleitándose en el néctar de la flor de azahar.

Suspendida en el aire, una diminuta avecilla de bello plumaje, libando también la blanca flor de azahar. Sus alas en rápido e infinito movimiento, relampagueante, de brillantes colores, reflejos azules, verdes, rojos. El ave inclinó su cuerpo hacia atrás -eso le pareció a Esmeralda- prendada de la flor. Después se trasladó a la flor más próxima, y continuó su vuelo.

Ferdinando, adolescente, reanudó la conversación que iniciara Andreas:

- ¡ Cuán placentero es enlazarse en los juegos de la naturaleza en flor! Los sutiles hechizos de aromas y colores, belleza seductora que propicia la continuidad de la vida.
Blancas flores de azahar, pájaros, mariposas ¡ El afable entorno, la Primavera!

- Alimento natural y delicioso -comentó Ciré, admirando los árboles- las frutas y los vegetales nos son de gran provecho. La naturaleza nos los ofrece frescos, con delicados y variados sabores. Nosotros hemos aprendido a prepararlos y a consumirlos en múltiples formas. Las naranjas son exquisitas, y a partir de ellas, se degustan aún los más sofisticados caramelos.

Ausente del grupo por un instante del cual no fue consciente, Esmeralda vió caer los blancos pétalos de aquella flor de azahar fecunda por el colibrí, y transformarse hasta quedar convertida en naranja.

Esmeralda, con la imagen del vuelo del colibrí polinizando las flores aún en su mente, resplandecía en su mocedad, perfectamente engarzada en el juego del entorno, el juego del refinado artificio de la belleza, de la atracción...

-Tú eres un pintor, Andreas, igual que yo. ¡ Son tantas las opciones que tienes para trabajar, para compartir con los demás tu manera de percibir el mundo! Dime: ¿ Cómo haces tus cuadros ? ¡ Ah, la Pintura y el dibujo! ¡ Todo un universo de significados ! Pinturas que cuentan una historia; cuadros que son ilustraciones de una leyenda; con temas religiosos; retratos de personas; animales; edificios o los bellos paisajes como este de hoy, en Primavera. Dime Andreas: ¿cómo haces tus cuadros?

-¿Por qué preguntas eso, Pintorcito? Pensé que tú...

-Soy un Pintor de sueños, más que realidades.-interrumpí-.

-No creo que sea muy diferente la forma en que trabajo, de la que tú usas para dibujar sueños -me dijo- Verás: artista es aquel que, al ver la realidad que le circunda, la comunica y, con su técnica participa a los demás; su trabajo nos permite acercarnos a su percepción del mundo. Tú visitas los sueños y luego los dibujas, les das color. Con tu mágico pincel trasladas esos sueños de luz y sombra a tus cuadros. Y te reitero, no creo que difieran mucho mi técnica y la tuya. Te diré, por ejemplo, este sitio en el que nos encontramos: un naranjal florido, en Primavera, con su luz y sus sombras, sus objetos animados e inmóviles. Si quisiera pintarlo... bueno, para pintarlo, vendría aquí a observarlo, a escucharlo, a sentirlo e interiorizarlo. Después, mediante técnicas y materiales, lo llevaría hasta el lienzo con toda su lógica armonía de luz y formas, para que todo aquel que lo viera, sintiera lo que yo en su contemplación. La naturaleza toda es a la vez un encanto para la vista y un desafío a la imaginación.

- Eso es cierto -intervino Ciré, quien junto a Esmeralda escuchaba atenta la conversación. Yo no soy pintora de profesión, como ustedes. Pero de vez en cuando hago algunos dibujos. Y me he dado cuenta de cómo la naturaleza nos impresiona a todos en infinitud de espacios y, dentro de éstos espacios, sinnúmero de maneras y formas. De noche, por ejemplo, la bóveda celeste colmada de estrellitas es para algunos confidente; otros se complacen en observar sus formas, por placer estético ; en tanto otros, se asombran ante su esplendor.
Esmeralda añadió: -Yo, me siento minúscula ante la inmensidad posible que me sugiere la contemplación del cielo por la noche. Presiento fascinadora energía cósmica.

Andreas agregó: - Hay, queridos amigos, diferentes maneras en las que el artista puede acercarse al objeto de su creación. Sin embargo yo, tal como los antiguos artistas orientales, lo hago acercándome a él y observándolo atentamente, para sentirlo y evocar sensaciones que me sugieran la obra que haré.

Entretanto , Esmeralda vió aquella naranja ya formada en todo su esplendor: su intenso color hacía un bello contraste con el verde oscuro de las hojas y el azul del cielo. Un redondo fruto que la invitó a alcanzarlo. Lo tomó suavemente en la palma de su mano hasta separarlo de la rama y acercarlo a su rostro, para aspirar su aroma. Desprendía las cáscaras de la naranja, alejándola de su faz para evadir el zumo. Luego, Esmeralda, colocando su pulgar derecho sobre el polo superior de la fruta, la abrió en dos mitades idénticas y, con suma paciencia, fue desprendiendo los gajos. Uno a uno, los despojó de ese otro empaque natural que los recubre, que es casi transparente y un poco amargo al paladar, si llega a herir el gusto; hasta dejar al descubierto la pulpa, que semeja una colección natural de diminutas botellitas, que almacenan el jugo. Llevó a su boca el dulce fruto, deleitándose y refrescándose en él.



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