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Rolando Herreras
En mi caso personal relacionado con mi actividad de webmaster, siempre he previsto que para mejor comprensión y aceptación de detalles me aseguro de que la otra persona
no venga con las manos vacías porque eso significa, desde mi punto de vista, que la persona que acude a mi consulta puede traer la mente un tanto vacía, me refiero, confusa,
no apta de momento para comprender o negociar algún intercambio de ideas.
Aclaro que lo que quiero decir es que la persona que acude a mi consulta debe decirme o esbozar claramente, los asuntos que me presente, porque se ha preparado y seleccionado lo pertinente a su consulta para contar con su anuencia y darle el mayor provecho de mi persona. Si esa lógica está implícita es porque la persona en cuestión reconoce de antemano que la docencia corporativa no es un evento sino un proceso, porque la profesión, cualquiera que esta sea, es resultado de actividades y actitudes asociadas durante el término de vida o dedicación de una persona.
Mi gratificación consiste en que soy persona que asesoro según la posición que considero conveniente (para ambos) vislumbrando, en común acuerdo, que la vida aún siéndonos dada, la tenemos que hacer diariamente, con visión lejana, al par, al pie y al detalle.
Gratificación
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