Gentil embrujo o el mercader de sueños. Poesía de Hannia Hoffmann
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El mercado es diverso, por colmar tus deseos te
ofrece mil productos, o acaso muchos más. Generoso, el mercado, con
quien trae buen dinero, sus más caros deseos le ayuda a realizar.
Si es materia que anhela rodearse de materia, con colores y formas
su anhelo colmará Sabores para el gusto, formas para la vista; el
mercado fomenta el placer de comprar.
¿Y los que buscan sueños? ¿Dónde los han de hallar?
¿Se adquieren con dinero? ¿Quién se los venderá?
El mercader de sueños saca su estuche
mágico, con colores y estrellas que añoras alcanzar.
Mil pájaros amables le cantarán al eco y el eco esos mil trinos los
va a multiplicar. Cual semillas al viento se echarán a
volar, buscando buen terreno, buscando germinar. Sonidos melodías en
pos de lo intangible, que van a transformarse en palabras de luz. El
mercader de sueños te enseñará a comprar.
De su mágico estuche salen, ahora, galaxias, sus formas, en el
cielo, luego te asombrarán. De su verbo fantástico van surgiendo los
cuentos y en historias de estrellas ahora te va a enrumbar.
El mercader de sueños te insertará en el tiempo y a través de los
siglos te llevará a volar Te hablará de los griegos, de los antiguos
griegos, de los mitos y cuentos que vieron en los cielos; del
Imperio Romano, de los viejos filósofos, de los sabios antiguos y los
sabios modernos.
Y entre historia e historia descubrirá tus sueños. Sin que tú se los
cuentes, te los va a realizar. Te envolverá en hechizos su viejo y
sabio verbo Sin que tú lo comprendas, tu entorno encantará.
Y te hablarán las flores, saludarás las aves; el mundo, sus colores,
por ti los va alterar Puede ser que algún duende -talvez tu Hada
Madrina- se acuerde de que existes, te llegue a visitar.
El Mercader de Sueños no te hablará del precio que por el dulce
encanto le tienes que pagar. Los números no cuentan, ni espacio, ni
materia: el juego de los juegos no se ha de valorar.
Envuelta en el ensueño, sutil juego de luces, desfile de delicias,
te vas a embelesar. Vendrán hasta tus manos los bienes que deseas; y
sin cómos ni cuántos, al fin sabrás comprar Vas a adquirir tus sueños
en juegos de galaxias entre seres fantásticos que no te dañarán. El
mercader de sueños te observará en silencio y, sin que tú lo notes, los
años pasarán.
Para que no despiertes de su sutil hechizo sus cómplices por siempre
junto a él te mantendrán. Está la puerta abierta, atraviesa el
umbral: si nunca te despiertas, el mercader de sueños no te va a
defraudar.
Mas... si es que despertares, tu magia encontrarás; volando entre
galaxias, donde conducirás los nuevos compradores, sus sueños a buscar.
Que pase el rey
que ha de pasar...
El hijo del conde
se ha de quedar,
con sus ojitos de mosquito
y sus orejas de torreja".
(canción infantil)
-No vinimos todos juntos
a vivir en este valle
de pequeños valles;
pero pretendíamos hidalguía
escogiendo vivir en las alturas. (5)
La sociedad de la que huíamos
exigía de nos modas, impuestos,
guerra y control eclesiástico;
por eso fueron tentación montañas
bellas y lejanas, comer del pan
lejos de ojos desconfiados,
renunciando a grandes ambiciones
a cambio de ser libres
y vivir en paz con los nuestros
y con las montañas.
Paz en las laderas
con su propia finca a solas...
familia aislada, a horas fatigosas
de la familia vecina más cercana
y de la que forma parte
para coexistir en el respeto humano;
viendo a queines no son su familia
sólo de vez en cuando
y satisface, entonces,
ver un rostro libre en ausencia
de grandes vecindarios y autoridades.
Así, serranos e hidalgos hicieron,
de tanto caminar, trillos
por donde pasaba la noticia,
mientras pies y manos
fueron abriendo la montaña,
el idioma detuvo su evolución
y se amoldó a los rasgos
del habla cotidiana mediante
el voseo: de mí para vos
y de vos para mí, entre individuos
con plena conciencia
de ser alguien.
"Yo quiero un paje, matarilerilerón,
¿ Qué oficio le pondremos ? "
(Canción infantil).
-Eso hizo un desarrollo aislado
en forma deliberada,
aprovechando la configuración
geográfica y basados en el trabajo
propio; produciendo lo suficiente,
pero no más que eso.
Quienes obtuvieron riqueza
fue por medio de un sentido
de cooperación social más fuerte
y mejor cultivado que los demás.
Ganarse la vida trabajando
a base de comprensión sobre
el desarrollo de la agricultura,
trajo alto grado de prosperidad
no conocida por los serranos.
Esos hombres, que trabajaron duro
y obtuvieron resultados de sus conocimientos
por técnicas simples;
nacidas de la interrelación
con los mismos individuos,
les proporcionaron estima
entre su mismo medio y esto,
aunado al beneficio material que conlleva,
hizo surgir la clase alta.
En Alajuela, en la sesión N. 98
Convocamos para fundar la primera escuela,
por ser la instrucción pública
el principal fundamento de la felicidad
humana y prosperidad común.
En la Sesión N. 99,
entendidos todos estos honrados
habitantes de la utilidad y ventajas
que resultan del establecimiento
de escuelas para la juventud,
se levanta contribución
para sostener la primer escuela.
Y en la N. 100,
don Rosario y su esposa doña María,
sin tener abundancia de bienes
de fortuna, no admitieron la compra
que se les proponía; sino que,
transportados en gozo
por tan feliz proyecto,
decidieron espontánea y gustosamente ceder
el terreno ubicado en la mitad occidental
del norte de la plaza, a condición
de que sea siempre una escuela.
(canción infantil)
caracol col col
que se lleva la corriente
caracol col col
que se lleva la corriente.
Así jugaban aquellos párvulos
en los tiempos de recreo
de la primera escuelita.
Párvulos que cuando ancianos,
decían a manera de chanza
que era su pueblo "la capital
del mundo y sus alrededores",
y los hijos de sus hijos,
cuando jóvenes,
entraron en la moda ferviente
de los jóvenes de todo el país:
darse de moquetes
con los lugareños circunvecinos,
o con los hijos de Ñor Enrique
-los alfeñiques- o con los hijos
de Ñor Roque -los alcornoques-
o contra cualquier fuerero
mientras los mayores trabajaban
aquel breve paraíso.
(canción infantil).
"Rin ran rin ran
los maderos de San Juan
aserrín aserrán,
piden pan y no les dan,
piden queso les dan hueso.
Los de Enrique: alfeñiques
los de Roque: alcornoques".
Casi en todo el país
los jóvenes de las muchas
familias prósperas participaron
en el entretenimiento. Y sirvió.
Al tener noticia de que
bien armados aventureros (10)
usurparían el terruño
entonces, cargaron ballonetas
y practicaron envites y paradas:
- ¸Mirá, es fácil... echás en el fusil
media onza de pólvora,
luego echás un taco y apretas
bien fuerte para meter la bala;
luego le apretás el otro taco
y le hechás pólvora a la cazoleta
y pedernal en el martillo,
rastrillas y ahí está la chispa...
¡ Dispará ! porque estamos
en el tiempo del fusil de chispa.
Pum...
Las loras y yigüirros salieron despavoridos
y las chicharras dejaron de cantar un rato
-o a lo mejor lo que pasó fue que
las dejamos de oir por el estruendo-
pero lo cierto del caso es que,
en aquel mes de marzo de 1856
las madres despedían a sus hijos llorando,
así también las esposas a sus esposos
y las amantes, novias y amigos
a sus seres queridos.
Continúe aquí esta lectura en
el libro Tipilambi de Eric Díazserrano
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