Comuniones primeras
(remembranza)
Soy un ser que canta y baila. Soy un ser que escribe y habla.
Fui en la tierra colocada por alguna fuerza extraña.
Fueron mi padre y mi madre los responsables... lo sé,
de que llegara a este mundo a hacer... bueno ¡ no lo sé!
En una tarde, las musas, ¿ o fue Minerva talvez ?
sutiles, se deslizaron por mi casa: entraron por las ventanas
en un rayito de Sol. Lo contemplé, silenciosa,
y desde entonces ... no sé,
disfruto más de la vida y del paisaje, también.
Yo era tan sólo una niña de siete u ocho, talvez,
y desde entonces ¡ lo juro ! ¡ juro que canté y bailé !
El Sol me trajo a las Musas, de la poesía disfruté.
Y -en el viejo tocadiscos- de la música, también.
Mis padres ¡ benditos sean ! , me llevaron de la mano
a conocer la poesía. Me presentaron el mar.
Me enseñaron a oír música, me enseñaron a bailar.
Y supe de las canciones que entonaron siendo niños;
y también de los lugares donde fueron a pasear.
Ellos dos me colocaron en los bellos escenarios
para mis primeros juegos, en donde aprendí a soñar.
En un plato de trigo tres tristes tigres trigo comieron...
Ambo ambo matarile rile-rón...
En el patio hay muchos cases, en la casa, una canción:
en la cocina la sopa hierve... en mi cuarto,
juego los juegos de siempre.
Viajo en viajes de palabras y de fotos de colores, en los libros;
visito reinos antiguos , de cuentos; y ciudades...
en las selvas, observo los animales... ¿ cuántos años tengo ?
Ambo, ambo mararile-rile-rón
En la sala, Daniel Santos canta una vieja canción...
es la vida que transcurre y, lentamente,
se construyen mis recuerdos, sin saberlo yo.
Bajo el árbol, árbol viejo lleno de frutos y flores,
otra vez juego. Y las hojas reverberan en sus sombras,
animándose en figuras: tierra-pasto-hojas de sombra,
aromas de cas y flores...
¡ Sí, ya hay moras y cerezas y fresitas pequeñitas, en el patio !
¦ Que bendita sea la tierra que me albergó siendo niña !
Tengo mi escuela de danza en el planché de cemento.
¡ Son piedras las bailarinas !
Bailan al ritmo de notas que mi música les dicta.
Bailan y bailan por horas. Ningún público las mira.
¦ Ah, ya llegaron las doce ! ¡ Ya la clase se termina !
Y llegaron mis hermanas, para jugar " Pulpería ".
¡ Se transforma el escenario ! Y las chapas de refrescos
van a ser las herramientas, pues con ellas cortaremos hojas de cas
y haremos los paquetitos... esas serán las tortillas
que comprarán las señoras que irán a la pulpería.
Fresas, cerezas y moras serán otras mercancías.
También ramitas del árbol, yerbas, piedritas y flores.
Y las chapas, aplastadas, pues... serán las moneditas.
¿ Cuántos años tengo ? ¿ Nueve ? ¿ Diez ? ¿ O quizás ocho ?
Los recuerdos se me pierden...
Ya regresan... es la sala de mi casa y está lista,
con utensilios y chunches para jugar de casita:
trastos llenos de comida: sopa de boli desecho,
corazoncitos, tapitas, confites frutini, marcianitos y yemitas.
¡ Fue con dos colones, todo se compró con dos colones !
Los puso Mary, mi hermana, ella siempre guarda plata.
También hay gelatinitos, confites de menta y mora...
Hay muñecas en la fiesta, con sus respectivas novias:
lo recuerdo, es una boda de un muñeco de mi casa,
con la muñeca de enfrente.
El divorcio, lo confieso, se efectuaría al día siguiente,
pues ninguna de las niñas quiso dejar su muñeco.
Y ni modo, la pareja se deshizo ¡ y eso es todo !
Puntarenas, Puntarenas, bello puerto de emociones
donde todas las canciones brillan mucho más que el Sol.
Eso dice la canción.
Es noche, es tarde y no puedo conciliar el sueño... ¡ no !
Canto a voces la canción. No me duermo, no, no puedo.
¿ Cuántos años tengo ? ¿ Serán ocho, serán siete,
serán nueve o diez ?
Hay paseo al día siguiente : ¡ A levantarse temprano !
Los frijolitos molidos, hierven ya.
Sandwich de mano de piedra, ensalada y huevos duros.
¦ Ayuden a preparar !
¦ Alístense, desayunen, que nos vamos ya !
¡ Subamos todos al carro, ya arrancamos...!
Es casi de madrugada, nos vamos a Puntarenas por la carretera vieja,
que se dura más. Por eso vamos temprano.
Amanece y de camino, los sánguches, en el carro, se tostaron con el Sol.
Ya casi vamos llegando. ¡ Miren : allá se ve el mar !
- ¡ Qué paisaje, qué colores, qué belleza !
- ¡ Ya yo me quito la sueta, qué calor !
A la derecha, el estero... Del lado de mi ventana, miro el mar.
¡ Hola señor mar ! Silencio. Lo contemplo...
Mas, las olas no me quieren saludar.
Llegamos a "Las Hamacas ". ¡ Todos fuera !
¡ A ponerse las chancletas ! ¡ rumbo al mar !
¡ No quiero comer ! La arena está hierviendo...
Ya ya llego. Entro al agua, aquí, en la espuma,
despuecito de donde la ola llega a reventar...
Movimientos de aguas y de arenas que me insertan en un paisaje animado...
Los juegos de mis hermanas, la presencia de mis padres...
¿ Qué edad tengo ? Me aparto y, en el silencio, disfruto a solas
mis primeras comuniones con el mar.
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