Capítulo Nueve, García Morente, la vida es un quehacer ¿ Qué es vivir ? Arrancar y partir de nuestra vida actual; estar en el mundo, eso es vivir. Consiste en tener a la mano una porción de cosas, una porción de objetos, de animales, de objetos de toda clase que constituyen el ámbito de donde nos movemos y actuamos. Nuestra vida pues, consiste en tratar con las cosas que hay, y las cosas que hay en nuestra vida y para nuestra vida. Nosotros hacemos con las cosas -para vivir viviendo- una multitud de actos: Comemos frutas, plantamos árboles, cortamos madera, fabricamos objetos, trasponemos los mares, es decir, estamos constantemente actuando con y sobre todo lo que hay a nuestro derredor. Y una, una de las cosas que hacemos con las cosas es pensarlas. Además de encender el fuego podemos preguntarnos: ¿Qué es el fuego? y pensamos acerca del fuego. Pero nuestra actitud primera y fundamental no es pensar, sino que pensar es algo que en el curso de la vida se nos impone. Las cosas son para nosotros amables u odiables. Nos dan facilidades o nos oponen resistencias. Y cuando las cosas oponen resistencia a nuestra vida, enseguida buscamos rodeos para vencer esas resistencias; y uno de esos rodeos, para vencer la resistencia de una cosa es ponernos a pensar: ¿Qué es esto? Nosotros estamos, por ejemplo -solamente lo digo por vía de ejemplo- en el bosque, junto a un árbol, y con ese árbol hacemos algo; nos ponemos -digamos- debajo de su ramaje, de su follaje, para evitar la lluvia; nos decidimos cortar una rama para hacer fuego o bien para hacer con ella un asiento o un techo; o nos decidimos a tomar un fruto para comerlo; pero también puede llegar un momento en que nos detengamos y digamos: ¿Qué es este árbol? Entonces nuestra actitud varía por completo. Ya ese árbol no es un término inmediato de nuestra acción, de nuestro hacer, sino que esta acción y este hacer se han convertido ahora en meditación y en pregunta acerca del ser del árbol. Preguntamos cuál es el ser del árbol: ¿Qué es el árbol? Y podemos contestar que ese árbol es un roble. Y podemos seguir preguntando en nuestra actitud de pensamiento; ¿Qué es un roble? Y podemos contestar: es una especie vegetal. Y podemos seguir preguntando ¿Y qué es una especie vegetal? Y contestar que es un modo de ser cosa; una especie vegetal es un conjunto de cosas, árboles, plantas, especies, y... bueno, así llegamos a determinar que en nuestra vida hay cosas como árboles, piedras, plantas, animales, un gran número de cosas. Pero también podemos en un momento determinado, fijarnos en que este árbol que tenemos delante es igual o similar a aquel otro árbol del bosque. Entonces se nos viene a la mente la igualdad de tal similitud y decimos: ¿Qué es la igualdad? Y nos encontramos con que la igualdad no es ninguna cosa. También podemos haber caído en la cuenta de que el tronco del árbol es circular o semi circular y podemos preguntarnos ¿Qué es el círculo? Y también vemos que el círculo no es una cosa. Y entonces ya recapitulando encontramos que, con lo que "hay" en mi vida puedo hacer grupos, digamos que, de momento se nos ocurre hacer dos grupos. Un grupo de cosas y un otro grupo que, por lo pronto, vamos a llamar objetos ideales. Pero mientras hago estas reflexiones, vuelvo a posar mi mirada sobre el árbol y me digo: ¡ Qué hermoso es este árbol! Y ahora me encuentro con otra novedad en mi mundo; pero si el árbol es hermoso, esta hermosura no agrega ni un ápice a su "ser" árbol. Si el árbol no fuera hermoso, no dejaría por eso de ser tan árbol. El árbol hermoso no es más que el árbol no hermoso, pero vale más. ¡ Ah ! me encuentro ahora con un grupo de objetos que 'hay" en mi vida y que no son ni cosas ni objetos ideales, y que ni siquiera tienen ser, sino valor; que ni siquiera son, sino que valen . Así que digo: en mi vida hay cosas, objetos ideales, y hay valores. Y me encuentro además con que también hay mi propia vida. Hay mi vida misma. ¿No será uno de esos tres? No. ¿Cómo podría mi vida ser una cosa cuando las cosas están en mi vida? Tampoco un ideal porque son lo que son en todo tiempo, no cambian, están fuera del tiempo y del espacio; y en cambio mi vida fluye, en unos días esto y en otros días lo otro; y tampoco es un valor porque los valores no son sino que valen. De mi vida puedo predicar el ser y eso no lo puedo predicar de los valores. ¿Qué es mi vida? Los realistas dicen: Si yo me elimino, quedan las cosas. Los idealistas dicen: si yo me elimino, elimino también las cosas. P ero justamente, esta contraposición de las dos doctrinas es lo irremediablemente falso en ellas. Yo no vivo como independiente de las cosas, ni las cosas son como independientes de mí, sino que vivir es -evocando a Heidegger- vivir es estar en el mundo; y tan necesarias son para mi existencia y en mi existencia las cosas con que vivo, como yo viviendo con las cosas. Plantear el problema ontológico alternativamente sobre el yo y las cosas, conduciría a la disputa secular entre idealismo y realismo. Pero eso es porque se ha cortado arbitrariamente la auténtica realidad de lo que es la vida; y la vida no permite ese corte en dos: yo y las cosas. Sino que la vida es estar en el mundo; y tan necesaria y esencial es para el ser de la vida la existencia de las cosas como la existencia del yo. Todo extremo es dañino, contraproducente. Vivir es ocuparse, vivir es hacer, vivir es practicar. La vida es una ocupación con las cosas, es decir: un manejo de las cosas, un quitar y poner cosas, un andar entre cosas, un hacer con las cosas esto o lo otro. El ocuparse con las cosas es lo que convierte eso que "hay" en cosas. A la vida le interesa primero, ser, y segundo, ser esto o lo otro; le interesa existir y consistir. Vivir es vivir de cierta manera. Y hay veces en la historia en que el interés por esa cierta manera de vivir es tan grande, que encontramos episodios históricos de pueblos, hombres, colectividades o individuos, que prefieren morir a vivir de otra manera que como quieren vivir. Nadie se dá la vida a sí mismo. Nosotros nos encontramos en la vida. Cuando reflexionamos y nos decimos: yo vivo; no sabemos ni cómo vivimos, ni por qué es nuestra vida de determinada manera, independientemente de quién o qué nos ha dado esa vida. Lo único que sabemos es que vivimos. Por consiguiente, en cierto respecto, la vida nos es dada. Pero esa misma vida que nos es dada la tenemos que hacer nosotros. Algo tenemos que hacer para vivir. La vida que nos ha sido dada está sin embargo por hacer y nos plantea problemas vitales que hay que resolver. La vida hay que hacerla y en castellano tenemos una palabra para designar eso: la vida es un "quehacer". Y aquí nos encontramos una contradicción: la vida nos es dada y sin embargo de sernos dada no nos es dada, puesto que tenemos que hacérnosla y, hacérnosla es precisamente vivir. Continúa aquí; Einstein, estamos siempre en punto de tangencia >
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Depando al voyageur: con niños en viaje interestelar alcanzamos al voyageur; en ruta encontramos reminiscencias del pensamiento griego. |
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