Taller Literario Hannia Hoffmann
Eric Fco.Díaz PRODUCE
Lectorías

Evasiva verdad. Filosofía de la producción: Aporte a las ciencias de la comunicación.


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Fenicios

De la escritura:

La escritura, memoria de la humanidad.

Dos nuevos alfabetos ven el día. Están justo en el máximo nivel de popularidad para acompañar en la redacción del Antiguo Testamento.

Recordemos la revolución del alfabeto hace unos 3000 años (Mil años antes de Cristo) que produjo una verdadera revolución y, cuatro siglos más tarde aparece , en el territorio de Siria actual -que se llamaba entonces el país de Aram - un alfabeto «arameo» cercano, en algunos detalles, a aquellos que usaron los fenicios.

La escritura y la lengua arameas tuvieron una incidencia capital en nuestra historia, porque en ellas se escribieron ciertos libros del Antiguo testamento. Pero la mayor parte de esta obra nos vino en una lengua cuyos trazos escritos más antiguos remontan al año 700 ac: el hebreo, lo que significa que ambas escrituras son contemporáneas y fungen en la redacción de los libros del Antiguo Testamento.

Esta escritura hebrea, en su forma primitiva, no anota las vocales y se lee, como el arameo, de derecha a izquierda. es la misma lengua, con ligeras diferencias, que aquella usada hoy como lengua oficial en Israel.

El antiguo hebreo, llamado «hebreo cuadrado» se ha modificado muy poco en el curso de los siglos.

La escritura hebrea comporta, a la par de letras «mayúsculas», aquellas que se graban sobre los monumentos y se copian en los rollos sagrados de la Biblia, letras «cursivas», que se usan en la vida diaria.

La escritura hebrea servirá, algunos siglos más tarde, para escribir una lengua, hablada por los judíos de Europa central, el yiddish, que está sin embargo muy alejada del hebreo, puesto que está principalmente compuesta de palabras de origen germánico y eslavo. Lo que hace decir a los especialistas que la escritura es una realidad en parte independiente de la lengua (¡ en parte solamente! ).

Las escrituras árabe y hebrea, todavía hoy en uso, y el extinguido arameo, provienen de las mismas fuentes, sea, fenicio, griego antiguo, egipcio, sumerio, babilónico.

La historia de la escritura, decididamente, es una historia de familia. Pues la escritura árabe, como la hebrea, está sacada del alfabeto fenicio. Cómo ? Después de ciertas peripecias ? No se sabe mucho, y la filiación que permite pasar de la escritura fenicia a la escritura árabe permance entre las más oscuras. Lo que parece establecido, es que en la aurora de nuestra era los pobladores del Norte de Arabia, los Nabatéens, utilizaron una escritura que ya no era fenicia, pero no era aún árabe. Parece igualmente cierto que las primeras inscripciones propiamente árabes estén fechadas de 512-513 AC. Es en 622 después de Cristo, que el Profeta del islam, Mahoma, se fue de la Meca para refugiarse en Medina; esta fecha marca el principio de la égida, la era musulmana.
Es una decena de años antes que los primeros textos del corán, el libro sagrado de los Musulmanes, fueron dictados a Mahoma por Alá y transcritos en escritura árabe alrededor del año 650. Lo que significa que esta escritura es ligeramente anterior al Islam, pero que es gracias a la rápida y prodigiosa extensión de este a través del mundo que la escritura árabe (la escritura más que la lengua) se expande. El Africa del Norte, el Asia Menor, la India y la China Oriental, territorios de conquistas islámicas, van a adoptar esta escritura. Y si el occidente cristiano no hubiera repelido la dominación sarracena en Europa meridional, es probable que la Europa occidental entera escribiera también hoy en caracteres árabes.

El Corán, la Biblia y el Antiguo Testamento, el término mismo de escritura toma un sentido sagrado.

Los cristianos, cuando hablan de la Escritura o de las Escrituras designan sus libros santos. De la misma forma, en el Corán, la escritura es en sí misma «escritura de Dios», como los jeroglíficos para los antiguos egipcios. Se le hace revencia sin leerla ni entenderla. Y hoy todavía, en las escuelas coránicas de los países de Africa o de Asia donde se hablan otras lenguas, el Corán es enseñado en su escritura árabe original.

Por estas razones religiosas, y por otras, la escritura árabe conocerá tal desarrollo que servirá para transcribir el Persa, lengua del irán actual. El Persa es sin embargo una lengua indo-europea, de la misma familia que el latín y el francés y no tiene nada en común con el árabe, lengua semítica.

En el transcurso de los siglos, la caligrafía árabe va a producir obras maestras de una fascinante diversidad.

Como el hebreo, la ecritura árabe se escribe y se lee de derecha a izquierda, y no anota las vocales. Comprende diez y ocho letras, que, asociadas a puntos, componen veintinueve. En la escritura cursiva, los caracteres se enlazan unos a otros.

Pero el genio propio de la escritura árabe, es su capacidad a prestarse a innumerables formas, a prodigiosas metamorfosis. La religión musulmana, prohibiendo representar el rostro de Dios o el del Profeta, transformó la escritura en el elemento decorativo esencial de las mezquitas y de todos los otros monumentos. Constituye la base fundamental del arte de los «arabescos», y la caligrafía árabe ha conocido, hasta nuestros días, estilos de una infinita variedad, de una fantasía ilimitada, desde el cófico (de la ciudad de Coufé, en irak), hasta los modernos caligramas de Hassan Massoudy. Se sabe hoy que en las regiones situadas en el sur de Arabia hasta Etiopía y en el desierto mismo del Sahara, se desarrollaron muchos otros tipos de escritura y parece verosímil que también provienen de la escritura fenicia. Pero la mayor parte han desaparecido. No subsisten más que la escritura etíope y aquella de los Touaregs, el tifinagh, que se distingue por la forma muy geométrica de sus caracteres. Hecho raro en toda la historia de la escritura, el tifinagh es esclusividad de las mujeres. La sociedad targuie es, en efecto, matriarcal: aquí como en todas partes, poseer la escritura, es poseer un cierto poder.

Tomadas en préstamo por los Griegos, unas consonantes del alfabeto arameo se agregan paraa hacer el oficio de vocales.

Todas estas escrituras más o menos directamente derivadas de la escritura fenicia no comportan más que consonantes. Cuando aprende a leer, el lector debe aprender a vocalizarlas. Esto no ofrece problemas insuperables para las lenguas semitas, pobres en vocales, pero no puede convenir a una lengua como el griego, que tiene gran número de vocales.

Así, unos 800 años antes de Cristo, mientras que en Egipto se usan jeroglíficos, mientras que en las costas de la Palestina se utiliza después de más de dos siglos escrituras alfabéticas, más al norte, se habla en Grecia una lengua muy diferente, y que los alfabetos existentes no pueden transcribir. También los griegos tuvieron la idea simple y genial, para anotar sus vocales, de tomar prestado del alfabeto arameo muchos signos que representan consonantes que no posee la lengua griega. Así nacieron A «alfa», E «epsilon», O «omicron», y «upsilon». En cuanto a I «iota», esa fue una innovación.

Este recurso no da cuenta de todos los detalles de la historia, pero se está seguro de que alrededor del siglo V AC, el alfabeto griego existe, que comporta veinticuatro signos o letras, de los cuales dieciseis son consonantes y siete son vocales. Se sabe también que este alfabeto puede inscribirse en letras «capitales» o mayúsculas y en letras minúsculas.

Las mayúsculas eran las que se usaban más a menudo para grabar sobre la piedra, en tanto que las minúsculas servían para escribir sobre el papiro o sobre tablillas de cera; los Griegos habían, en efecto, tenían unas tablillas recubiertas de una capa de cera, sobre las cuales los escolares trazaban las letras con un un punzón, un estilete o aún una pluma, y que podían borrar. Como los egipcios, los griegos usaron igualmente un material barato. Se han encontrado numerossas [iezas, de las cuales ciertas, las ostraca, han revelado una costumbre muy particular de la democracia griega: el ostracismo. Se inscribía el nombre de los ciudadanos juzgados indeseables sobre esos pedazos de poterie, que se guardaba enseguida en una urna. Cuando un Ateniense era objeto de menciones muy frecuentes, era condenado al exilio.

Nuestra cultura debe todo, o casi todo, a la civilización griega, incluido su alfabeto.

Con la escritura griega, aparece, desde los siglos V y VI Antes de Cristo, una de las más ricas literaturas de todos los tiempos, representado por todos los géneros: poesía, teatro, narración, historia, filosofía. Somos los herederos de esta literatura, como también de la escritura que permitió que ella llegara hasta nosotros. Pero si la ecritura griega dió nacimiento a escrituras más complicadas -copte, armenio o géorgienne- es de ella también que salió el alfabeto latino, es decir, el nuestro... o casi, pues en eso todavía, la historia está embrollada y las certitudes frágiles... Se sabe que los griegos fueron grandes navegantes y que bogaron alrededor del Mediterráneo. Parece cierto que ellos hayan comunicado su escritura a los Etruscos, quienes vivían en lo que es hoy La Toscana.

El misterio etrusco no hace sino esparcir el misterio de nuestra herencia griega.

Artesanos de una de las más ricas civilizaciones de la antigüedad, los Etruscos dejaron sobre las paredes de sus tumbas admirables pinturas, y dentro de esas tumbas, esculturas de una belleza y de un modernismo bouleversants. Se ha encontrado igualmente numerosos inscripciones escritas, con signos vecinos de los signos de la escritura griega. Desgraciadamente, la lengua de los Etruscos nos es todavía hermética, a tal punto que se habla de «misterio etrusco».

Reyes etruscos reinaron sobre Roma hasta el siglo IV antes de Cristo, fecha en la cual los pobladores que ocupaban la región del Latium los hicieron prisioneros. Los latinos conquistadores, los futuros Romanos, debieron entonces tomar prestado el alfabeto etrusco para adaptarlo a su lengua, el latín. Pero estas son sólo hipótesis: ciertos autores piensan que el alfabeto latino habría venido directamente del alfabeto griego, sin pasar por la mediación e la ecritura etrusca... Se sabe que cerca del siglo III AC fue creado un alfabeto latino de diecinueve letras, la X y la Y habían sido agregadas cerca del siglo I AC, en la época de Cicerón. Los Romanos escribían a la manera de los griegos, que usaban las mayýsculas para la piedra, las minúsculas para los otros soportes, papiro o tablillas de cera.

El grabado sobre piedra exigía un minucioso trabajo de preparación. En función del nýmero de palabras y de la superficie a llenar era necesario determinar el tamaño de las letras. Tambifen el grabador comenzaba por calibrar su texto, sin duda sobre un rollo de papiro. Debía, enseguida, sobre la piedra misma, trazar con tiza las líneas que indicaban la cima y la base de las letras (como lo hacen hoy los rotulistas). Despufes las letras eran dibujadas al carbón entre estas líneas, y finalmente eran pintadas. Sólo entonces podía comenzar el entalle del cincel().

En los siglos II y III DC, se ve aparecer la nueva escritura común y la «onciale» que van a transmitir, hasta en los alrededores del año 1000, a todas las regiones de la Europa y donde se escribe el latín.

Por asombroso que esto parezca, parece que las escrituras indias tuvieron los mismos orígenes que nuestro alfabeto. Aquí continúa.

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