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Mesopotamia
De la escritura: egipto.
La escritura, memoria de la humanidad.
Regalo divino
Mientras que los signos cuneiformes resplandecen en toda la Mesopotamia, otros sistemas de escritura nacen y se desarrollan Egipto, Centroamérica y China. En el mundo, los hombres, se ciñen por sobre su frente, del divino arte de la escritura y transcriben su historia sobre la piedra, la arcilla o el papiro.
La historia del antiguo Egipto recubre los numerosos monumentos del Valle y del Delta del Nilo en escritura arte «jeroglífica».
Si a la escritura cuneiforme la podemos calificar como austera, geométrica, abstracta; la escritura del Nilo está hecha de dibujos admirablemente estilizados: cabezas humanas, pájaros, animales diversos, plantas y flores. Es fascinante, poética y parece hasta viva !
No obstannte lo anterior, debe tomarse en cuenta que Sumerios y Egipcios habitaron en una misma región del mundo y sus civilizaciones presentan bastantes puntos comunes. Uno mismo se queda con la interrogante acerca de
muchas eventuales semejanzas entre los pictogramas de los unos y los jeroglíficos de los otros.
En ese lugar de los antiguos Egipcios la sublimación lo fue el Dios Thot quien había creado la escritura a partir de su misma divinidad e hizo entrega de ella, como un don, a los hombres. De hecho, la palabra «jeroglífico», nombre con que se designa los caracteres de la escritura egipcia, significa «escritura de los dioses» que a su vez, procede del griego, hieros «sagrado» y gluphein, «grabar». Recordemos también que los griegos dominaron, bajo el poder de Alejandro Magno -discípulo de Aristóteles en la Magna Grecia- desde Alejandría hasta Mesopotamia y, desde luego, en otros muchos confines en esta misma región del mundo.
La Y GRIEGA permanece en nuestro alfabeto hasta nuestros días significa cinco mil o más años hasta donde se remonta nuestra cultura occidental en lo relacionado con la escritura.
Los egipcios concibieron un sistema gráfico que podía expresar todo.
El sistema jeroglífico es, desde su origen, desde sus primeros documentos , una verdadera escritura que da cuenta -casi completamente- de la lengua hablada, lenqua que se reencuentra en la medida donde ha sobrevivido hasta nuestros días bajo la forma de la lengua copta; luego porque remite a realidades abstractas y concretas y también transcribe tanto consejos para la agricultura, la medicina, la educación, como las plegarias, las leyendas, el derecho y la literatura bajo todas sus formas.
La originalidad y la complejidad de esta escritura obedecen al hecho de que está constituida, a grandes rasgos, de tres tipos de signos; pictogramas, dibujos estilizados representando las cosas o los seres, con combinaciones de signos para expresar las ideas, los fonogramas, los mismos dibujos u otros pero que representan sonidos (los Egipcios usaban casi los mismos procedimientos de jeroglíficos que los antiguos sumerios); y finalmente, unos determinativos, unos signos que permiten saber de cuál categoría de cosas o de seres se está tratando.
El placer de comprender se dobla con el placer de contemplar al descifrar la escritura de los dioses. Los nombres de los dioses, y de los faraones, quienes son considerados como dioses, figuran en los textos bajo forma de tarjetas (o con otra tipografía) para que se reconozca el carácter sagrado de esas palabras.
A menudo las líneas de jeroglíficos se leen de derecha a izquierda. Y el sentido de la lectura está indicado por la orientación de las cabezas humanas o de pájaros: el lector debe ir leyendo hacia la cara o el pico . De hecho, esto no es siempre tan simple. por ejemplo, cuando una inscripción sobre las paredes de un monumento o de un templo, se encuentra cercana de la estatua de un dios importante [ Osiris, Anubis] o de un faraón, los rostros de las inscripciones se vuelven hacia ella, lo que cambia el sentido de la lectura y complica su interpretación. los jeroglíficos también pueden ir de abajo hacia arriba o, alternativamente, de derecha a izquierda y a la línea siguiente, de izquierda a derecha. Esta última escritura se llama « boustrophedón », literalmente: como el buey que va y viene cuando el trabajador le hace trazar surcos.
En la «Escritura de los dioses » todo es muy elocuente porque la contemplación de los jeroglíficos nos encanta a este punto. Sin cesar, sobre los muros de los templos, sobre las paredes de las tumbas, son glofrificados los innumerables dioses del antiguo Egipto. Como si esos jeroglíficos constituyeran en sí mismos signos sagrados. esos signos, grabados en la piedra o dibujados en pinturas, tienen una belleza más que humana, y constituyen, aún fuera de su significado, una especie de poemas visuales que, para los antiguos egipcios sólo podían ser de inspiración divina.
Y para nosotros, que miramos estas maravillas, la emoción es la misma, el transporte es análogo a aquel que procuran la poesía y, en los creyentes, la oración. De esencia divina, la escritura egipcia no está, sin embargo, dedicada a la expresión de la religión.
Los numerosos monumentos y documentos encontrados en Egipto han revelado, como lo hizo la escritura cuneiforme, los múltiples aspectos de una gran civilización. Con su escritura los antiguos egipcios consignaron su propia historia, contaron los hechos importantes, matrimonios reales o batallas. En Egipto, como en todos los sitios de entonces, la historia nació con la escritura, poniendo por primera vez los hechos en un cuadro cronológico.
Desde luego que acá también nació la escritura junto con la contabilidad, como en la tierra de los antiguos sumerios, para establecer reglas jurídicas, para redactar los contraros de venta de bienes y los contratos de matrimonio. En su máximo esplendor, la escritura es vehículo de la literatura y la literatura egipcia es de una extraordinaria riqueza; une los géneros más diversos: hay máximas de moral, himnos a los dioses y a los reyes, cuentos históricos, novelas de aventuras, cantos de amor, poemas épicos, fábulas...
Entre los más conocidos de estos monumentos literarios, figura El Libro de los Muertos, escrito en jeroglíficos bajo la XIXa. dinastía faraónica, hace 1400 años. Los textos geográficos y científicos, el tarot o el arte de la adivivinación, la magia, la medicina, la farmacopea, la cocina, y, desde luego, la astronomía, la medida del tiempo (primero lunar, luego solar que enumera 365 días y 1/4 en el año (hace tres mil años).
En Egipto como en Mesopotamia, saber leer y escribir es a la vez privilegio y poder. Los escribas eran los maestros de la escritura y, de hecho, los maestros de la enseñanza. Porque toda enseñanza era en principio y sobre todo enseñanza de la escritura.
Una enseñanza ardua, si pensamos en la complejidad de la escritura jeroglífica. Los niños entraban a la escuela a la edad de diez años, pero sólo permanecían en ella algunos años. Los más dedicados continuaban sus estudios hasta la edad adulta. El método de los maestros egipcios consistía tanto en ejercicios de memoria como en lectura: los escolares pasaban largas horas diciendo salmos en coro. El arte de escribir era adquirido mediante copias y dictados, primero en cursivas, después en jeroglíficos.
Los escribas formaban también una poderosa casta. La maestría de la escritura los volvía a veces tan poderosos como el faraón que los empleaba, particularmente cuando este último, contentándose con ser un dios, renunciaba a aprender a leer, escribir y contar.
A diferencia de sus homólogos de Mesopotamia, estos escribas disponían de muchos soportes para escribir. Piedras, por supuesto, sobre las cuales estaban grabados los jeroglíficos, pero igualmente un material fino y más manejable, el papiro.
Hace cinco mil años, estos escribas utilizaban ya la hoja, la tinta y la pluma. El papiro es una planta que crece en abundancia en los pantanos del valle y del delta del Nilo. Se utilizaba para fabricar numerosos objetos cotidianos, tales como cuerdas de nattes, sandalias y velas. Sus hilos(tiges) fibrosos permiten tejer. Y esto revolucionaría el mundo de la escritura, dando nacimiento a la «hoja de papel». El tratamiento consistía en acomodar en la tela bandas delgadas que se ensamblan superponiendo perpendicularmente dos capas para obtener una superfice plana. Se pegaba con goma de almidón en veintenas de hojas seguidas, para obtener un rollo de metros de largo.
Para escribir, el escriba desenvuelve el rollo con la mano derecha a medida que cubría el papiro de inscripciones.
Monopolio del Estado, el papiro fue exportado desde hace 5000 años a
todo el bajo mediterráneo que representó para Egipto una excelente fuente de divisas muy apreciable. Pero en el interior del país, este monopolio aumentó mucho el costo del papiro y tanto escribas y escolares estaban descontentos ante la necesidad de usar «palimpsestos», sea, papiros de los que se ha borrado el texto original para reutilizarlos.
Menos onerosos, la piedra calacárea y la poterie eran suficientes para las notaciones de menor importancia. En cuanto al cuero, conocido ya por los antiguos egipcios, era más costoso aún que los papiros por lo que su uso estaba esctrictamente reservado para los textos de gran valor.
Para responder a las necesidades de la vida diaria, el sistema jeroglífico dió nacimiento a otras dos formas de escritura, más rápidas.
Los dibujos de jeroglíficos sobre papiro exigían mucha paciencia y minucia. Pero, esa escritura, con sus signos refinados, estaba inadaptada a la vida corriente y a la rapidez que ciertos trabajos exigían de los escribas. También inventaron ellos una escritura «cursiva» -que corre sobre el papiro- que parece haber nacido casi en la misma época que la escritura jeroglífica. es también llamada «hierática» (del griego hieros, «sagrado» ó «sacerdotal») pues según Herodoto fueron los padres quienes primero la usaron. esta escritura presenta los mismos caracteres que la escritura heroglífica, (ideogramas, fonogramas, determinativos), pero, a menudo ligados entre ellos, se alejan poco a poco del dibujo primitivo.
Hace unos 2650, estando en uso los jeroglíficos y la cursiva hierática
apareció una cursiva más clara, rápida, ligarutée (en la cual las letras están ligadas entre ellas), y que se lee, como la escritura hierática, de derecha a izquierda. Esta es la escritura «demótica», o «popular», que va a convertirse en la escritura corriente en Egipto. Sobre la famosa piedra de Rossette a partir de la cual Champollion descubrió el secreto de los jeroglíficos, figura el mismo texto, escrito en jeroglíficos, en demótico y en griego. Y uno percibe que es muy difícil, para un no especialista, reconocer, a partir de caracteres demóticos, los jeroglíficos originales.
Tenemos, sin embargo, aún hoy, trazos de esta escritura: de la misma manera que la lengua copte permitió encontrar la lengua hablada por los antiguos egipcios. También han sobrevivido, en la escritura copte, algunos caracteres tomados de la escritura demótica; por eso Champollion decía que, para comprender la escritura jeroglífica, era necesario ante todo leer la escritura copte. Aquí continúa
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