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Cine excepcional: Erik el Vikingo



Erik el Vikingo es una película de fantasía escrita y dirigida por Terry Jones que aparece en la película como el rey Arnulf. En la trama Erik viendo que un lobo se tragó el sol y que todo es dominado por Ragnark, decide entonces navegar en su barco vikingo para ir a Asgard, lugar donde habitan los dioses, para pedirles su deseo de que todo vuelva a la normalidad en su pueblo vikingo. Con Freya llega a Hybrazil donde al soplo del Cuerno, la primera nota los lleva a Asgard, con la segunda nota encuentra a los dioses luego de haber llegado hasta el borde del mundo y caer (Cataratas de Niágara) para luego, en la tercera nota vuelve con su tripulación a casa. Cumple su deseo para tranquilidad y felicidad en su pueblo vikingo.
Actuación de Tim Robbins como Erik, Mickey Rooney como el abuelo de Erik, Eartha Kitt como Freya, Terry Jones como el rey Arnulf, Imogen Stubbs como Princess Aud, John Cleese como Halfdan el Negro. Antony Sher como Loki, Charles McKeown como papá de Sven, Tim McInnerny como Sven the Berserk, John Gordon Sinclair como Ivar el Boneless, Richard Ridings como Thorfinn Skullsplitter, Freddie Jones como Harald el Misionero, Samantha Bond como Helga, Danny Schiller como Snorri el Miserable, Gary Cady como Keitel Blacksmith, Matyelok Gibbs como mamá de Erik, Jim Broadbent como Ernest, Jim Carter como Jennifer, Graham McTavish como Thangbrand, Neil Innes como Hy-Brasilian, Allan Surtees como el papá de Thorfinn, Simon Evans como Odin, Matthew Baker como Thor, Tsutomu Sekine como Slavemaster, John Scott Martin como Ingemund The Old.








El sol, para mí siempe oculto tras las nubes
y una vez, de niño tuve un sueño
en que el cielo era azul, similar a la leyenda
en la que un lobo se traga el sol mientras
los humanos destruyen el mundo
y los dioses duermen... y soñé que
iría a despertarlos muy lejos;
más alla de nuestros mares, y que,
más allá de nuestro océano hay una tierra,
y creo que es la misma que la leyenda dice
que se llama Luxbrasil. Luego, ya más
joven, volví a soñar que en esa tierra
encontraría un cuerno resonante
que debería soplar y hacerlo sonar
tres veces... La primera nota me llevaría
a Asgar y la segunda nota despertaría
a los dioses... al soplar el cuerno
por tercera vez, la tercera nota
me traería de nuevo a casa.

Entonces, y después de mucho pensar,
no tuve miedo en aventurarme
en cruzar el puente helado del arco iris
y enrumbarme para llegar hasta Asgar
en el mismo umbral de los dioses.

Así, cuando dije esto a mi abuelo
y a mi padre y a todos los vikingos
que quisieron acompañarme,
empezamos a construir nuestra nave...
navegaríamos hacia el oeste;
primero, lograríamos ver por primera vez
el sol, para nosotros siempre oculto tras
las nubes. Los herreros hicieron
sus trabajos, ellas, las mujeres, hicieron
nuestras velas y todos, unidos en un sólo
bando, talamos árboles y les trajimos
para conformar nuestra barca vikinga.

Y el día de zarpar llegó. Nos despedimos
de nuestras mujeres, de nuestros abuelos,
de nuestras madres, de nuestros niños
y niñas... de todos quienes nos dieron
consejo y aprobación de tan magna
aventura, de tan magna esperanza;
despertaríamos a los dioses, ya no habrían,
nunca más, guerras ni llantos, tristezas
o miedos, seríamos felices, todos...
para siempre. Sabíamos bien que
tendríamos que llegar al borde mismo
del mundo y no dejar que nos atrapara
en su caída inmensurable que nos quitaría
la vida sin volver a casa, sin volver a ver
a nuestro amado pueblo, nuestros hogares,
nuestras casas, a este lugar en donde
nunca hemos visto el sol radiante.

Entonces dije: a remar, rememos...
y, remando, dejamos atrás cuanto era,
sabiendo que lo que hoy era, ya jamás
sería porque, al volver, nuestro mundo
sería otro, pletórico de felicidades
habiendo despertado a los dioses.

Poco a poco fuimos avanzando
y cada vez remábamos más y más
hasta que nos vimos envueltos
en una profunda neblina que nos llevó
a las mismas puertas del nuevo mundo
por sobre el helado puente del arco iris
a donde nadie había llegado jamás.

Y, entre la neblina que se fue disipando
vimos un tenue sol brillando
al occidente y, cada vez, se nos hizo
más brillante el día... así llegamos
a Luxbrasil donde todo fue radiante.

Entonces encontramos amigos y...
muchas amigas, muchas... muchas.
Guarden sus espadas dijeron porque
hay una maldición que pesa sobre Luxbrasil;
es una maldición que los dioses impusieron
diciendo: aquí no puede derramarse sangre,
ni siquiera una pequeñísima gota de sangre
porque, si cayera la más mínima
gota de sangre sobre Luxbrasil, Luxbrasil
se hundiría por siempre bajo las olas del mar.

Así llegamos a un país libre, sin guerras,
sin odios, rencores ni egoísmos.
Somos cordiales nos dijeron en coro
todas ellas y todos ellos. Incluso,
nos cantaron sus más bellas canciones.
Ahí la conocí a ella, y ella, de la nada
hizo aparecer el cuerno resonante,
y juntos, nos prometimos que nada
podría ya separarnos, viviríamos
juntos por siempre, compañeros
de aventuras, unidos a partir
de la primera nota que ella hizo sonar
en el cuerno resonante... Así dejamos
muy atrás Luxbrasil y nos lanzamos
navegando en nuestra barca vikinga
más allá del borde mismo del mundo;
donde nos envolvió el manto de una noche
sin estrellas... aquella era una noche
de muy profundas tiniebles y, de pronto,
sentimos que estábamos sobre nada;
como si nuestra barca vikinga volara
de manera despaciosa y contínua...
Fue cuando todos sentimos que
estábamos cerca, muy cerca de Asgar,
rosábamos el umbral donde habitan los dioses.

Y vimos, en caída lenta e inmensurable
que unos dioses dormían en Asgar
mientras otros dioses se divertían
sin importarles, en absoluto, las vidas
de los humanos, ni sus guerras,
ni llantos, ni sus tristezas y temores;
que estábamos solos y desamparados
en esta caída libre sin saber a donde
llegaríamos o que sucedería de nosotros.
Hasta que la barca vikinga, nuestra
barca vikinga, con todos nosotros
dentro, se depositó en un fondo
de resplandores en múltiples
gamas de colores y acordes musicales
tenues, muy tenues...

Entonces ella volvió a soplar
el cuerno resonante y esa segunda
nota, despertaron los dioses que aún
dormían y, de inmediato, esos dioses
se sumaron a los dioses que se divertían,
y todos juntos se divertían aún más
y los vimos reirse sin oir sus risas
y fuimos otra vez testigos que en nada
les importaban las vidas de los humanos,
ni sus llantos, tristezas y temores;
que eran incapaces de darnos felicidad.

Entonces ella sopló el cuerno resonante
y en esa tercera nota, todos volvimos
a casa... y en nuestro pueblo todos nos
recibieron felices y contentos de vernos
vivos y sonrientes. Entonces les contamos
que el mundo no tenía borde;
que habíamos llegado a un mundo
nuevo y que habíamos caído
en una inmensa catarata que los naturales
de ese nuevo mundo llaman Niágara
que en su lengua significa "trueno de agua".
Ella susurró en mi oído y me dijo: Erik,
ahora soy vikinga y me llamo Niágara.

Entonces ella, señaló al cielo y dijo:
en adelante, en esta tierra vikinga,
veremos el sol en cada mañana,
todos los días y juntos veremos
los atardeceres, pero solamente
en los seis meses del verano;
en invierno lo pasaremos en casa
juntos, muy juntos en nuestro hogar.

Sí le dije, no más aventuras,
trabajaremos la tierra para lograr
nuestro sustento, en nuestro pueblo
vikingo y saldremos a pescar al mar...
tal vez en unos quinientos años
otros navegantes lleguen al Niágara.
Mi Niágara está aquí, conmigo.

Detalle de Erik Vikingo de los
Libros de Lectorias de ©Eric Diazserrano



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