Poemas de Hannia Hoffmann publicados en el libro De Mujeres


II

Con la luz de las estrellas
que rescaté del silencio,
inventé esta fantasía.
He construido, con mi verbo,
todo un universo inmenso,
para que tú lo navegues.

Y te ofrecí mis palabras.
Las elaboré, serena,
para que fueran camino
que tus plantas recorrieran.

Yo no juego entre tus sueños.
Desconozco tus banderas;
y no sé de las congojas
de tus pasos en la tierra.

Yo no sé de tus dolores.
Tampoco de tus tristezas.
Ni conozco los rincones
donde ocultas tus flaquezas
Y no puedo darte nada,
pues talvez todo lo tengas.

III

Canto recuerdos de sabios que asomaron por mi vida.
Reflejos-luces-destellos de realidad-fantasía.
¿ En dónde están tus extremos, hilo largo transparente ?
¿ Quién decidió, caprichoso, cuándo empiezas o terminas ?

Hilo largo transparente que tejió mi fantasía,
poblado, todo poblado, de chispas de suave luz.
Jugando noches o días, hilo largo transparente,
van tejiéndote mis manos.

Espíritu del agua que juega entre mis sueños..
¿ En dónde están tus extremos ?
Tejiéndote entre mis dedos,
me sueño entre los reflejos
de tu esencia cristalina.
¿ Cuándo empezaron los juegos
y hasta cuándo se terminan ?

IV

Busquémonos un tema para poder cantar.
Yo, desde tu silencio. Tú, desde mi verdad.
Sin frases contundentes que traigan guerra o paz.
Que no rompa fronteras, ni mendigue por pan.

Que no tenga raíces duras para arrancar,
y no arrastre pesadas cadenas que cargar.
Sólo un tema sencillo, para poder cantar.
Tú, desde mi silencio. Yo, desde tu verdad.

V

Como si yo fuera tierra,
o si fuera sementera,
esta noche, del silencio,
van brotándome poemas.

Me germinan en las manos
y florecen en mi boca.
Sólo fluyen, suavemente,
de la fuente de mi verbo.

Se me asientan en la sangre,
me caminan por las venas;
se transforman y germinan
como semillitas nuevas.

Y me crecen y se asoman
por mis ojos; y is venas
los transportan por mi cuerpo,
como si yo fuera tierra.

Es el ritmo que contengo
desde siempre, en mis raíces;
y que en mis palabras vierto
como juego de matices.

Noche lluvia

Que la noche está mojada. La lluvia moja más.
Las estrellas no se asoman. ¡Qué sola la noche está!
Que la noche no está sola. Que la lluvia la acompaña
Que por eso está mojada. Que sola nunca estará.

Que la noche sin estrellas y sin luna ha de estar sola.
Aunque la moje la lluvia... ¡Qué sola se sentirá!
Que la noche lluvia noche, noche sola no será;
si la lluvia no la moja, su llanto la mojará.

¡A que la noche no llora! ¿pues porqué habria de llorar?

Que talvez se sienta sola, llanto la ha de acompañar.
Las lágrimas de la noches, estrellas se volverán.
Con la lluvia no está sola. Si no llueve, llorará.
Por eso la noche oscura, noche sola no será.

VI

Eran dos alas en busca de un ángel,
que nunca solas quisieron volar;
suave textura de plumas sagradas
para algún alma hasta un cielo llevar.

Dos suaves alas dispuestas al vuelo,
para algún alma, digna de volar
sin escalas, directo hasta el cielo.
¿ Dónde el ángel las quiso llevar ?

Dejó de ser fantasía
y nunca fue realidad.
Es algo que no tenía
y que disfruté en verdad...

Entre versos y palabras,
sola, me vine a enredar,
construyéndome en recuerdos
de lo que no fue jamás.

Verso-verbo, verbo-verso.
¿Dónde las alas irán ?
Entre ángeles te recuerdo,
que ni fueron, ni serán.

Que los cielos no se enteren
de esa tal barbaridad.
¿ Fueron ángeles o dioses ?
¿ Dónde sus alas están ?

Ni ángeles, ni menos dioses.
Sólo humanos, nada más.
Porque es la historia de un juego
que yo no supe jugar.

Dejó de ser fantasía.
Mas... nunca fue realidad.
Ni las alas se quebraron,
ni llegaron a volar.

Sublime seducción

Canto de sirenas, sin tiempo.
Tierra generosa, los sueños.
Símbolos etéreos, de luces.
Viajeros presentes por siempre en el verbo.
Norte inexplicable de los de mi pueblo.
Noche misteriosa. Implacable invierno.
Yo fui prisionera en la magia de un sueño.
Las voces de todos cantaron en coro
los sublimes salmos... canto de sirenas.
Orquesta armoniosa, célicos matices.
Juegos majestuosos de sombras, de luces.
Glorioso espectáculo que me cautivó.

Mágicas estrellas, sin tiempo.
Símbolos etéreos, de gloria.
Tierra generosa, los sueños.
Noche misteriosa, de ensueño.
Magia seductora, símbolos eternos.
Sano, necesario, sabio despertar.

Hablando como especie

Porque he necesitado amarte
desde mi tierna infancia,
te he inventado en las noches de mis días.
Te he buscado en los astros, en los árboles;
te di vida en la furia de las aguas.

Yo te otorgué mil nombres y mil rostros.
He cantado a los míos tus historias;
de época en época, las he vivido todas,
paso a paso..
En mis sueños he acariciado tus manos tibias
y tu dulce mirada me ha cautivado.
He creído escuchar tu voz en miles de formas
y con todos esos mensajes, me he transformado.

Pronunciando tu nombre en todas mis lenguas
he conjurado el rayo y el terremoto.
Te he pedido el éxito en mis cosechas.
Yo te he llamado Padre, Amigo,
Maestro, Hermano;
te he consagrado el arte, el trabajo, la música.
Te he agradecido el hijo y hasta he creído
que has llorado conmigo en los días amargos.

... Y te sigo buscando,
en toda la bella complicación sencilla
de la Naturaleza, tu obra maestra;
desde que el primer rayo de Sol calienta,
hasta dejar de ver la última estrella.

Talvez es sólo leyenda...

En una distante estrella, más allá de la galaxia,
al principio de los tiempos, fue la luz de la palabra..
Volando entre alas etéreas se ha posado en nuestras alas.
Luego alzamos nuestro vuelo en la vía de la palabra.

Si yo te diera la llave del silencio de mi verbo,
los secretos de mi cielo, indiscreto, penetraras.
No conozco las pasiones que dominan tu materia.
y la paz de mis secretos con tus pasiones mancharas.
Tú no llames a mi puerta si no cuidas tus palabras,
que yo domino mi vuelo confiando en mis propias alas.

En las alas de mi verbo a mi mundo te invitara,
por que viajaras en sueños y conocieras mis hadas.

Porque tiene mi palabra el prodigio de llevarte
hacia espacios infinitos, sobre la magia del arte,
en un viaje silencioso entre océanos y planetas,
hasta una distante estrella, más allá de la galaxia,
donde confluyen los sueños, en la luz de las palabras.