Bansbach; música, familia, empresa
Proemio
El conocimiento así como la felicidad deben ser compartidos para que perduren en el tiempo y se multipliquen. Solo así crearemos una mejor sociedad”. Juan Bansbach Küpfer
Estas palabras de don Juan Bansbach Küpfer nos orientan, a manera de prólogo, con ánimo de introducción a la lectura de este libro que trata sobre la vida y empresa de la Familia Bansbach en Costa Rica, como escalón previo para entrar en detalle sobre su aporte en el desarrollo musical del país y países vecinos.
Tanto los logros como su resiliencia ante las visicitudes tienen como apoyo entrevistas grabadas en audio por personas que dan fe de lo actuado por la Familia Bansbach y su empresa Instrumentos Musicales Bansbach desde mucho antes de mediados del siglo pasado y del presente siglo.
Para quienes hemos visitado y para quienes visitan diariamente las tiendas que alojan la Academia Musical Bansbach que muestran sus productos musicales al público, se siente que existe en el medio ambiente una cierta emoción incidental compartida entre el amplio apoyo de atención amable y amistosa del personal de Bansbach, lo que anima al cliente potencial o asiduo, a sentirse parte del lugar con la seguridad de que satisfará mejor sus deseos para el disfrute de su acontecer en la música.
Aquí los instrumentos musicales hacen gala de atención en áreas de percusión, cuerdas o vientos que colindan con aulas para la enseñanza desde infantil a los adultos de todas las edades. Todo fue y está diseñado para incidir en el servicio al cliente en procura que guste de pasar en las instalaciones el mayor tiempo que le sea posible atendido por un personal con muchos años de trabajar en Bansbach y conocedor de que el cliente es su mejor amigo y compañero de tienda.
El ambiente de las tiendas de Instrumentos Musicales Bansbach está impregnado de alegría y placer, o de sorpresa con el atractivo de la calma que aleja al visitante de todo estrés, así, sus posibles miedos o inseguridades normales quedan bien afuera de las tiendas. Y esto sucede desde aún antes de pasar el umbral de la puerta cuando la persona observa la esplendorosidad de Bansbach con solo mirar el entorno mediante los amplios cristales que hacen posible apreciar también todo lo relacionado con audio y sonido.
Además de las emociones principales el ambiente de las tiendas son proclives a emociones un tanto más finas, como la motivación de estar en el lugar que ofrece comprensión con lo soñado por las personas visitantes así como la carga cognitiva relacionada con el comportamiento preferencial de compartir melodías, ritmos y armonías.
Hay variados estantes, plataformas y amenos rincones que atraen, sin menoscabo de otras estancias colindantes que comparten luces y colores, calidez y suavidad al ojo humano que incita a regresar, a volver, a venir nuevamente para hacer alguna posible compra o bien, participar en lecciones de canto y música en este lugar en donde todos nos sentimos bien, muy bien, porque optimiza la experiencia del cliente que encuentra siempre los mejores precios en productos de la mayor calidad que nos ofrece el mundo de la música. En Costa Rica Bansbach nació para la música y vive en la música desde el año 1937.
De visita en casa de Hans Bansbach y Marlise Steinvorth
En la primera entrevista realizada en casa del papá y la mamá de Stephan y Werner Bansbach, personas a cargo en la actualidad del desarrollo y mantenimiento de la empresa, fue notorio también esa cierta emoción incidental manifiesta en amplio apoyo en la atención amable y amistosa de la famila que hace sentir al visitante como parte de la casa y le promueve un entorno de seguridad ambiental que le hace disfrutar su estancia en plena satisfacción por los temas de la melodía, ritmo y armonía que convergen en la música.
A esto sumamos una variedad de relojes de péndulo y sus finas campanitas que de tanto en tanto y de manera tenue se dejan oír al punto que parecieran decirnos una y otra vez "aquí estamos", escúchennos nuevamente.
Fue así cuando nos contaron sobre un grande y majestuoso Reloj de Péndulo que estaba en la sala de la casa y que,originalmente, estuvo en el estante de una tienda de antigüedades en la Alemania de la post-guerra, recién acabada la Primera Guerra Mundial,
Entonces Hans, Marlise, Stephan y Werner nos contaron la manera en que muchos años después, ese reloj se convertiría en uno de los símbolos de la historia de la vida de la familia Bansbach.
Y es que, el abuelo de don Hans Bansbach, recién terminada la guerra, estaba en su casa, con su familia cuando una persona llegó a proponerle que le compraba su casa de habitación y, él, luego de dudarlo un poco, accedió a venderle y se la compraron pagándole en dinero efectivo.
Lo triste y lamentable de tal venta fue que al día siguiente, en medio de la consternación del país, el dinero perdió su valor estrepitosamente por lo que el abuelo de don Hans Bansbach perdió su casa y quedó con un montón de dinero que ya valía casi nada.
Fue entonces cuando el abuelo visitó una tienda de antigüedades donde le recibieron por la compra de este reloj de péndulo, todo el dinero que obtuvo por la venta de su casa. Es esta la razón, nos cuentan, de que este reloj de péndulo adquirió el valor de simbolizar una casa, un hogar en nuestra familia porque, además durante muchos años, el reloj estuvo sin funcionar en casa de una hermana de don Hans Bansbach Küpfer, en Alemania. Y, así, un día, don Juan lo encontró en esa casa, allá en Alemania, y le dijo a su hermana “mira que esto de tener ese reloj ahí, parado, es un pecado”. Y con el beneplácito de su hermana decide traerlo a Costa Rica y fue don Hans hijo, quien hizo posible que ese reloj de péndulo llegara a Costa Rica.
Como eso sucedió en tiempos relativamente recientes, vamos a iniciar esta historia en un tiempo anterior, sea, en el año mil novecientos treinta y siete cuando don Juan (Hans) Bansbach Küpfer llegó a Costa Rica para arreglar el órgano de la Catedral Metropolitana de San José; aquí conoció a dona Hilda Miller, aquí hizo su casa y tuvo sus hijos, y también sus nietos, todos con nacionalidad costarricense y alemana.
Llega a Costa Rica don Juan (Hans) Bansbach Küpfer
Juan Bansbach Küpfer, era un técnico especializado en órganos tubulares de iglesias. En su juventud, trabajaba en una fábrica en Alemania cuando la Curia Metropolitana Costarricense escribió a la fábrica aduciendo que necesitaban darle un mantenimiento como una restauración importante al órgano de la Catedral Metropolitana de San José de Costa Rica.
Entonces, internamente, en uno de los pizarrones de corcho que tenía la fábrica para comunicarse con el personal, Juan Bansbach vió un volante que decía: "Oportunidad, en el Nuevo Mundo para irse por un plazo de mínimo un año, para trabajar dando mantenimiento a un órgano ". Mi abuelo, según dice Werner Bansbach, tomó el papel diciéndose a sí mismo " Esto es para mí".
Él se vino en barco, llegó a Puerto Limón el 20 de abril de 1937 y empezó a trabajar directamente en el órgano de la Catedral. Como don Juan tenía mucho conocimiento técnico de otros instrumentos, tales como acordeones y armonios otras iglesias contrataron sus servicios dada la necesidad de dar mantenimientos; de manera similar favoreció a sus nuevos clientes que por esos tiempos eran personas que ya tenían sus armonios y sus acordeones que le solicitaron su ayuda, por lo que don Juan estuvo atento al desenvolvimiento musical que existía en el país.
En ese abril de 1937 la ciudad de San José era atractivamente señorial y aldeana a la vez. En aquel mundo nuevo para Don Juan gozaba en su gran brillo el Teatro Nacional y el tranvía eléctrico.
En este tranvía era norma general hablar en voz baja para no interrumpir a los demás pasajeros; hablar bajito era como una consigna por la cual las personas demostraban ser poseedoras de gran cultura. Don Juan Bansbach conoció muy bien este medio de transporte que recorría desde La Sabana a San Pedro pasando por la Avenida Central a solo cien metros de su empresa Juan Bansbach Instrumentos Musicales, situada aún hoy en el mismo lugar. Durante 50 años, desde el 9 de abril del año 1899 el tranvía recorrió la ciudad de Este a Oeste y de Norte a Sur hasta el 1º de agosto del año 1950 al agotarse su función.
Por estos lares conoció a Doña Hilda Miller quien se convertiría en su esposa. Su historia de amor tiene su particularidad. Ella tuvo 12 hermanos y varios vivían en Costa Rica. Como regalo prematrimonial por compromiso con otro joven en Alemania, vino a visitar a su familia y don Juan la flechó para siempre y nunca regresó a Alemania. Tuvieron cuatro hijos: tres varones y una mujer.
La empresa de don Juan Bansbach convino entonces con las manifestaciones culturales del país propias de esta frontera sur de mesoamérica donde se conjuntan los ritmos de muchos lugares del planeta. Dentro de los más antiguos el vals con sus propias características, lo mismo que la Mazurca y la Polka provenientes de Europa, vía España.
En esos años nació “La guaria morada” del Talolinga Roberto Gutiérrez Vargas que junto con la música criolla
provienente de la danza andaluza los costarricenses escucharon “Caña dulce” de José J. Salas y José Daniel Zúñiga
Es a finales de esa primera mitad del siglo 20 cuando al Valle Central incursiona el ritmo afrocaribeño, cadencioso, cuyo origen media por las islas de Trinidad y Tobago con mayor ahinco jamaiquino
que por lo contagioso de su ritmo y su cadencia, fue rápidamente adoptada por toda la población costarricense.
Sucedió similar con la balada y el bolero que nos llegó desde Cuba donde se mezcló con los ritmos africanos aunadas maracas y timbales que dio como resultado la canción cadenciosa que se mantuvo en toda la segunda mitad del siglo 20 y en este milenio. Bansbach estuvo y sigue estando allá y aquí.
La música Callejera se desarrolló como manifestación urbana con ritmo acompasado como en "La botijuela” de autor desconocido y ”Morena linda” de Adán Guevara Centeno y Saturnino Cubillo que se escuchaba diariamente junto con el Corrido mexicano adaptado de manera particular como en la canción “Mi linda Costa Rica” del nicaragüense Tino López Guerra autor también, de “Viva León Jodido”.
Entre muchas Parranderas interpretadas por bandas de pueblo (las llamadas cimarronas) está el ritmo del tambito (llamado así por el poeta José Ramírez Sáizar) presente en "Caballito Nicoyano" de Mario Chacón, "Pasión" de Pasión Acevedo, "El Torito" (anónimo), "Nayuribes" de José Ramírez Sáizar y Jesús Bonilla alternaron con el Punto Guanacasteco, declarado baile nacional que destaca, además de su ritmo, melodía y armonía, por las famosas “bombas” que son divertidas coplas que se intercalan cuando se interrumpe la música a solicitud de los danzarines. Bansbach estuvo y sigue estando allá y aquí.
Por esos tiempos de mediados del siglo 20 el Tango también estuvo presente sobretodo por la influencia que ejerciera el zorzal criollo Carlos Gardel. Este ritmo porteño argentino fue un género de difusión entre músicos del medio nacional. Llegó a nuestro folklore y la principal pieza exponente de este ritmo, dentro de la música tradicional costarricense, es “El huellón de la carreta” de Héctor Zúñiga Rovira autor también de "Amor de Temporada" canción famosa por ocupar los primeros lugares de la radiodifución costarricense por más de una década junto la muy conocida canción Pampa, Vals costarricense de Aníbal Reni (Eulogio Porras) y Jesús Bonilla. Bansbach estuvo y sigue estando allá y aquí.
Juan Bansbach sufrió también los embates de la Gran Guerra Mundial
Posteriormente, por las complicaciones de la Segunda Guerra Mundial Juan Bansbach pasó a llamarse don Juan porque las personas lo llamaban así: don Juan. Es así como nace el nombre de la empresa de Juan Bansbach Instrumentos Musicales.
Doña Hilda tuvo un desempeño fundamental durante esa época. Sucedió que vino la época en donde los alemanes fueron deportados a Estados Unidos, como retenidos de guerra. Don Juan estuvo varios años allá, por lo que la abuela de Werner Bansbach, doña Hilda, se encargó, solita, de los hijos y todo lo concerniente a la empresa. Con mucho apoyo de la colonia alemana, salió adelante. Ya después, cuando don Juan regresó, retomaron la vida juntos y los proyectos que traían y siguieron construyendo la empresa.
Hoy Bansbach es mucho más que una tienda de instrumentos musicales tal como es visible en su sitios web. Muchos estudiantes infantiles llevan una flauta en el bulto. Quienes forman parte de nuestro proyecto de flautas empiezan con la flauta dulce; así se aprende la digitación, la embocadura, la postura, la respiración, y la lectura al utilizar una herramienta musical tan económica como es la flauta. Entonces,
una vez que aprenden a tocar la flauta, es fácil pasar al clarinete, o bien es fácil pasar al saxofón y a otros instrumentos; porque ya muchas de las bases se construyen a partir de la flauta dulce.
Colateralmente, los colaboradores del equipo de Bansbach ayudan a las personas a encontrar y a facilitar el proceso de aprendizaje del instrumento musical de su elección. Así, por medio de la música, los Bansbach han hecho y hacen su aporte musical que comprende, además, una filosofía de vida en un mundo pletórico en armonías.
La casa de La Paulina
En San Pedro de Montes de Oca, en La Paulina, hay una antigua casa de madera que actualmente es usada por la Universidad de Costa Rica para dar clases de idiomas. Esa casa juega un importante papel en la historia de la familia Bansbach y de su empresa Juan Bansbach Instrumentos Musicales.
Sobre la compra de esta casa, don Hans nos cuenta:
- "La primera parte de la historia es la casa cuando, cuando estaba esa casa en venta, con una manzana de terreno y cafetal abandonado. Estaba el terreno, totalmente cubierto de monte. Y era una casa que daba en ese momento la impresión de ser como…
Doña Marlise completa la frase:
Tenebrosa…
Y don Hans reafirma lo expresado por su esposa:
Tenebrosa. La gente que pasaba a pie, por ahí, oía cosas raras. Entonces se hablaba de que ahí había espíritus y se contaban historias de supuestos fantasmas".
Doña Marlise agrega:
- "Se decía que asustaban"…
Don Hans continúa:
- "Sí, se decía que asustaban. Bueno, pero papá no creía en esas cosas. Así que, el día de la compra se enrumbó para ser el primero en hacer su oferta y adquirirla".
Un empresario alemán, cuyo nombre don Hans no recuerda, quien se dedicaba a comprar propiedades para restaurarlas y luego venderlas, fue el único oferente que, además de don Juan , estaba interesado en aquella casa porque ese era su negocio.
Don Hans nos cuenta que:
. – "Ese señor junto con papá eran los únicos dos oferentes. Papá le dijo:
- Hombre, mirá. ¿Por qué no me dejás a mí esta? Y vos ya tenés un montón. Diay, yo no tengo todavía ninguna. Y entonces el Señor se quedó viéndolo y le dijo:
- Está bien, me voy a ir. El precio de la casa era de seis mil colones”.
Don Juan Bansbach no tenía en su haber esa cantidad de dinero.
-"¡Claro! dice don Hans, jamás iba a tener esa cantidad de dinero. La familia Chinchilla, del distrito Mata de Plátano del Cantón de Guadalupe, don Ricardo Chinchilla, le prestó esos seis mil colones".
Continúa diciendo don Hans:
-“Nos contaba papá que él fue a donde don Ricardo quien tenía ese dinero en efectivo, en la casa. Y entonces se lo dio. Papá iba todos los fines de semana o una vez al mes, no recuerdo bien, y le pagaba. Y entonces ya con casa, entonces empezó a limpiar él mismo el terreno, verdad, sea, fue limpiando el terreno y la finca en la parte de atrás. Después fue instalando, poco a poco, el Taller ahí; y ahí fue creciendo, hasta que pagó todo el préstamo. Y el mismo don Ricardo Chinchilla, posteriormente, le siguió financiando algunas otros proyectos... posteriormente se hicieron muy amigos”
Doña Marlise comenta:
-“En esa casa había muchos murciélagos. Porque era una casa antigua”.
Don Hans agrega:
-“Yo aún tengo un reloj que teníamos en la cocina de esa casa. Bueno, primero estaba en la sala, luego lo pasamos a la cocina.
También tengo el mueble en el Taller que era el mueble que usábamos en la sala; mismo que después papá se lo llevó para la oficina y lo convirtió en su escritorio".
Doña Marlise insta a su esposo a que cuente la historia de ese reloj. Y don Hans responde:
-“De este otro reloj. Bueno esa anéctota la cuento ahorita, de momento les cuento que en esa casa vivimos, prácticamente todos los hijos hasta, hasta que nos casamos”.
Separados por la Guerra
En el año 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial. Los intereses de todos los habitantes del planeta fueron lesionados, en una u otra forma, por ese acontecimiento, que duró seis años.
La comunidad de inmigrantes alemanes en Costa Rica fue perjudicada por ese acontecimiento. Ante tal circunstancia don Juan Bansbach fue obligado a partir hacia los Estados Unidos durante un tiempo de igual manera sucedió con muchos otros alemanes que vivían en Costa Rica.
Doña Marlise y don Hans narran esta época de la vida de los Bansbach:
Marlise acota:
- “Doña Hilda y don Juan, en el momento en que se llevaron a don Juan, decidieron, entre los dos, que doña Hilda se quedara aquí con dos hijos y uno que venía en camino. Para poder proteger la propiedad, la única propiedad que tenían, que era esa casa. Entonces ella se quedó aquí. Fueron tiempos excesivamente difíciles para ella y sus hijos; ella pasó por muy malos tiempos, fue un período que se le hizo muy largo porque vivieron muy pobremente. Fue una época muy dura para todos ellos".
Hans:
-“Fue una época verdaderamente triste para ella”.
Marlise:
- “Indiscutiblemente.
Hay que tomar en cuenta que, en tiempos de la guerra, como los alemanes que fueron deportados ya no estaban aquí, doña Hilda quedó sumamente sola. Porque los dos hermanos, los que también la hubieran protegido, también los expulsaron del país incluyendo sus respectivas familias.
Hans reafirma:
- “Sí, ellos se llevaron también sus familias.
Entonces, mamá alquilaba algunas habitaciones de la casa a profesores de la Universidad. Entre los alemanes que no fueron deportados había un profesor que daba clases de arte, de pintura. Él estuvo ahí viviendo en una de esas habitaciones de la casa. Tenemos algunos de sus cuadros. Hay uno que hizo él de mi hermana Clara. Ese lo tiene mi hermana”.
Marlise detalla:
-"Ese pintor se llama Bierig, es un pintor reconocido y aquí en Costa Rica se han hecho exposiciones de su trabajo”.
Hans:
-“En ese tiempo, prácticamente, la empresa no funcionó. Porque, diay, todas las empresas alemanas, en ese tiempo, y las italianas y las japonesas dejaron de funcionar…
Marlise complementa, diciendo:
- Estaban en lista negra. Es que la de don Juan, tal vez porque era una pequeña empresa, no entró en lista negra”.
Hans:
-“Sí, porque a los alemanes que se fueron a todos los expropiaron. Y mamá entonces dijo: -¡No, yo no me voy! ¡Yo me quedo aquí! ¡A mí no me quitan esto!"
Marlise:
- "Y se quedó cuidando el patrimonio, sí. Pero sembrando para comer".
Hans:
- “El Gobierno, la gente del Gobierno trató varias veces de quitarle esa casa. Pero, un Arzobispo alemán de la Curia llamado Monseñor Kerns, colaboró con doña Hilda para preservar su patrimonio familiar.”
El reencuentro
Al término de la Segunda Guerra Mundial, don Juan Bansbach ya pudo regresar a Costa Rica. Su esposa y su familia lo recibieron felices. Fue una gran bienvenida.
Don Juan Bansbach obtuvo un trabajo temporal en la Librería Atenea, propiedad de Antonio Lehmann. Esta librería posteriormente fue la Librería Lehmann. El señor Antonio le encarga a don Juan montar una sección de instrumentos musicales, en su librería.
En el año 1947 nace don Hans Bansbach Müller, el hijo menor de don Juan y doña Hilda.
Don Juan entonces montó su propia empresa, nuevamente, y dejó de trabajar para Antonio Lehmann.
Los niños fueron creciendo, estudiaron, trabajaron con la empresa familiar y realizaron sus estudios tanto en Costa Rica como en Alemania. En la próxima crónica, contaremos la historia de don Hans Banbach y doña Marlise Steinvorth, y de cómo ellos formaron su propia familia.
La familia Bansbach; entre el tiempo y la música…
La música… actividad humana que ha servido de puente entre generaciones distintas y distintas culturas.
El tiempo… que transcurre siempre; y dentro del que nos movemos los humanos en grupos: pueblos, familias, parejas; y, a veces, individuos.
En el marco de la música y el tiempo se ha desarrollado esta historia que vamos contar: la familia Bansbach en Costa Rica.
El viernes 25 de marzo de 2022, a partir de las 3 p.m. realizamos la primera entrevista con esta familia, para empezar esta serie de crónicas sobre la empresa Juan Bansbach Instrumentos Musicales y sobre la familia Bansbach en este país. Para dejar testimonio escrito de sus aportes al desarrollo de Costa Rica en el ámbito de la música, en todos sus géneros, en tanto proveedores de instrumentos musicales y de servicios relacionados con éstos. Así también, como pioneros de la enseñanza privada de música y de la interpretación de diversos instrumentos, tales como acordeón, piano, flauta dulce, órgano, violín, entre otros.
La entrevista se realizó en la casa de la familia Bansbach Steinvorth, en San Pedro de Montes de Oca. En un ambiente sobrio y tranquilo; una sala con un ventanal que da a un patio interno, con vegetación muy bien cuidada, algunas aves domésticas y, de fondo, el sonido del agua que cae de una pequeña fuente, complementado con el sonido de varios relojes de péndulo que hay en el lugar. Esos relojes evocan el paso del tiempo y cómo, en el tiempo, se van logrando resultados en las vidas de las personas y de las familias. Esos logros se construyen con esfuerzo, trabajo y tenacidad para vencer obstáculos.
En la salita, alrededor de una mesa redonda de sala, nos sentamos en cómodos sillones los presentes: don Hans Bansbach, doña Marlise Steinvorth, Stephan Bansbach, Werner Bansbach y nosotros, como cronistas: Eric Díazserrano y Hannia Hoffmann.
La familia Bansbach tiene sus orígenes en la migración de don Hans Bansbach, padre de don Hans Bansbach Miller, a Costa Rica. Él fue traído a este país por la Iglesia Católica costarricense, concretamente, por la Curia Metropolitana…
Nos cuenta don Hans, hijo menor de este inmigrante alemán, que
-” Papá se vino a Costa Rica en el año 37. Él había estudiado, para ser organero. Se había preparado como constructor de órganos tubulares, de los que hoy todavía se utilizan en las Iglesias. Principalmente en las iglesias. Y trabajó varios años para una fábrica en el Sur de Alemania.
Él contaba siempre que, un buen día que llegó a la fábrica a trabajar, se encontró en la pizarra una solicitud por parte de la Iglesia Católica de Costa Rica que buscaba a un técnico que arreglara y afinara órganos de Iglesia. Entonces él recogió aquel papel y le dijo a su jefe que le interesaba irse para Costa Rica, a hacer ese trabajo”.
Don Hans Bansbach – que ese era su nombre, nació en la Selva Negra, en Alemania, el 02 de mayo de 1911. Tuvo tres hermanos: dos varones y una mujer. Una de ellos, la hermana, era empleada en un Banco ahí en ese pueblo. Los dos otros hermanos, hombres, eran maestros. Y Hans era el único que trabajaba como constructor de órganos de iglesia. Decidió formarse para esa profesión porque amaba la música de iglesia.
“Mi abuelo –nos cuenta don Hans- fue trasladado de donde trabajaba a otra ciudad más grande en Alemania, que está a las orillas del Lago de Constanza. Ahí mi padre empezó a trabajar en esa fábrica, donde encontró la solicitud de un especialista en órganos, que se hacía desde Costa Rica”.
Y continúa su narración, mientras se escucha el suave canto de algunos pájaros que habitan en los árboles de la casa:
“Entonces el jefe le dijo a papá:
-Primero hable con su papá y hable con su mamá, para ver qué opinan. Porque: ¿Usted sabe dónde queda ese país?
Él respondió:
-¡No! Yo no sé dónde queda ese país.
-¿Usted sabe qué idioma se habla en ese país?
- ¡No! Tampoco sé qué idioma se habla; pero yo quiero ir a viajar por el mundo. Y conocer: conocer el mundo.
El jefe le dijo:
- Bueno, primero hable con su papá y con su mamá.
Entonces,-continúa don Hans- él contaba como anécdota que llegó en la noche a la casa y le enseñó la carta al papá. El papá le dijo que él no tenía, tampoco, idea de dónde quedaba ese país. Estamos hablando de 1936, más o menos. Papá contaba que sacaron un Atlas… bueno, uno todavía usa Atlas de los de antes, donde estaba todo el mundo. Y empezaron a buscar a Costa Rica. Y , también, buscaron en enciclopedias: ¿qué idioma se hablaba?; ¿ cómo era el país? ; ¿qué sistema político tenía? y cosas por el estilo. Y, realmente, tenían muy poca información, en general”.
Don Hans, o don Juan, como se le llegó a conocer en Costa Rica, ya era mayor de edad para ese momento. Ya tenía entre 24 y 25 años. Así que dijo: - ¡Yo quiero ir y voy a ir!
Al día siguiente fue donde el Patrón, con el documento de la solicitud y le dijo:
-“Yo quiero que usted me mande ahí”.
Estando todos de acuerdo, se prepararon los detalles para el largo viaje...
Don Hans comenta:
“En aquella época todas las cartas y todas las correspondencias eran por barco. No había correo aéreo. ¡No! Nada de esas cosas. A principios del 37 ya él se embarcó en Alemania. Traía su equipo de herramientas para reparar ese órgano. Eso fue, más o menos, me imagino, en marzo del 37. Porque el día que llegó a Costa Rica, que, llegó a Limón y él se bajó ahí, era el 20 de abril de 1937. Y esa es una fecha que siempre hemos mantenido como inicio de la empresa Bansbach en Costa Rica.
Ahí lo estaban esperando unos padres alemanes que tenía la Iglesia Católica situados en Limón. Ellos estaban esperando que llegara ese barco para conducir a papá al tren que lo iba a llevar a San José.
“Werner, su hijo menor interviene:
-“De esa llegada hay una foto, verdad”
Su padre, don Hans, afirma:
-“Sí. Hay una foto”.
Y don Hans prosigue con su narración:
-“ Papá contaba, que cuando él se bajó del barco, las únicas palabras que sabía en español eran: “mantequilla “ y “ferocaril”. Lo pronunciaba así siempre: “ferocaril”. Y entonces tal vez es interesante porque, en realidad, papá, pues hablaba el español -claro con cierto acento siempre- pero lo hablaba bien”.
Don Hans Bansbach viajó en ferrocarril, desde Limón a San José, durante muchas horas. Contemplando un hermoso paisaje desde su asiento.
Cuando llegó a San José, en la estación del tren, lo recibieron de parte de la Curia Metropolitana. En la Estación del Atlántico.
Lo hospedaron en una pensión diagonal a la Catedral Metropolitana. Muy cerca de la Arquidiócesis, que estaba a un costado de la Catedral. Ahí vivió don Juan los primeros meses o tal vez hasta año y medio desde su llegada al país.
Ahí tenía dónde dormir, dónde desayunar, almorzar, comer. Ese fue su hogar durante ese tiempo.
Doña Hilda Miller en Costa Rica
La familia Bansbach, en Costa Rica, fue fundada por don Hans Bansbach y doña Hilda Miller. Nos cuenta don Hans que:
“Mamá nació el 31 de diciembre de 1908 en el Sur de Alemania. Dos de sus hermanos, don Bruno y don Otto Miller, ya vivían en Costa Rica y estaban establecidos. Ellos se hicieron amigos de papá. Con el tiempo, llegaron a ser tíos míos. Los Miller.eran de Tres Ríos.. Eran del mismo pueblo de donde venía mamá. Y entonces al ser sureños ellos, a papá le convenía, al principio, porque hablaban el mismo dialecto del Sur de Alemania, y la comida que hacían las señoras de estos dos tíos, también era típica sureña alemana A papá lo invitaban, a veces, el domingo, para ir a almorzar o a otras actividades familiares. Así, se fue fortaleciendo su amistad”.
Doña Marlise interviene:
Pero doña Hilda no había venido, todavía. No se conocían, ella no se sabía, aún, que existía, por decirlo así.
Y aprovecha para ofrecernos a todos una tacita de café, acompañado con bocadillos dulces y salados, que nos sirve en un juego de café color rojo.
En la sala, además de los relojes y piezas varias de artesanía, pinturas, esculturas, se puede observar varias fotografías de los hijos y los nietos de doña Marlise y don Hans. Estas fotografías ofrecen agradable contraste, por su color y forma de estar enmarcadas, con el resto de objetos que hay en el lugar.
Seguimos con la historia…
Conforme el tiempo transcurre, en el año 1937, don Hans Bansbach se integra a la comunidad costarricense. Trabaja en el encargo por el que vino desde Alemania, que es el órgano de la Catedral Metropolitana. Pero aprovecha su tiempo libre para hacer trabajos por cuenta propia. Así, empieza a trabajar en el órgano de la Iglesia de San Pedro. Ahí hace su primera factura, como empresario.
Werner, nieto de don Juan, nos muestra la imagen de la oferta de ese primer trabajo de don Juan en Costa Rica.
Don Hans nos cuenta que:
-“Y ahí el firma Hans Bansbach, organero. O sea, en esa época él todavía se llamaba Hans Bansbach. Después, él contaba como anécdota que, en esa época, el idioma alemán en Costa Rica , no es que era desconocido –porque ya había una fuerte colonia alemana en Costa Rica y todo- pero la gente le preguntaba:
- Mire, ¿Cómo es que se llama?
- Hans Bansbach. En español, Juan.
- ¡Ah, don Juan!
Y así, se quedó con el nombre don Juan. Se quedó Juan. De manera que, un buen día, él dice: - Le voy a poner a la empresa “Juan Bansbach Instrumentos Musicales”. Manteniendo el apellido, pero para la gente era más fácil llamarle don Juan que el Señor Hans Bansbach. Entonces, de ahí viene el cambio a Juan”.
La amistad de don Juan Bansbach y los hermanos Miller se fortalece cada día. Ellos tienen, en Alemania, una familia de muchos hermanos y hermanas. Una de ellas, Hilda Miller, se convertiría en la esposa de Juan Bansbach.
Don Hans nos lo cuenta así:
“Varios meses después de la llegada de papá , vino mi mamá Hilda Miller, a visitar a sus hermanos Bruno y Otto Miller. Uno vivía en Tres Ríos y el otro vivía en la casa donde estuvo hasta hace poco Fridays , cerca de la Universidad de Costa Rica.
En esa casa vivía don Otto Miller con la esposa y tres hijos. Y don Bruno Miller vivía en Tres Ríos con su esposa y cuatro hijos.
Mamá era la menor de trece hermanos Y ellos dos ya se habían venido a trabajar aquí. Don Bruno fue el primero que vino y trabajaba con don Max Koberg, el Almacén Koberg. Él era Ingeniero. Instalaba plantas hidroeléctricas pequeñas para fincas y otras un poco más grandes, también. Cuando él se independizó para trabajar por su cuenta, se trajo a su hermano Otto a trabajar con él”.
En el Sur de Alemania, Hilda Miller, hermana de Bruno y Otto Miller, amigos de don Hans, estaba dispuesta a iniciar los preparativos de su boda con un novio de allá, alemán. Por cierto, también llamado Hans.
Un día, su madre le dijo que si ella se esperaba a que el hermano mayor se casara y asumiera la empresa de ellos allá, que era una estación de gasolina y un almacén, una tienda de electrodomésticos y cristalería .
A decir de don Hans:
“Era una empresa pequeña. La estación de gasolina era una bomba con un tanque abajo . Un solo dispensador y nada más. Pues vivían en un pueblo muy pequeño”...
Su madre le dijo a Hilda Miller que si ella se esperaba hasta que el hermano mayor se casara, ella le iba a regalar un tiquete para que fuese a Costa Rica a visitar a los hermanos. De esta manera, cuando Hilda regresara y le contara a la abuelale podría contar a su madre acerca de la forma en la que vivían don Bruno y don Otto y detalles sobre las características del país.
“Y entonces – prosigue don Hans- mamá ni lerda ni perezosa le dijo:
- Yo me espero. Y de seguro que le dijo al novio que se esperara, que ella iba a ir a Costa Rica. Aunque había un compromiso con el noviecillo por allá. Pero ella decidió que se iba a esperar y que iba a venir primero a Costa Rica”.
Así fue como doña Hilda Miller vino a Costa Rica a visitar a sus hermanos.
“Y – nos dice don Hans- ahí conoció a papá – o papá a mamá- porque él iba los domingos a almorzar donde uno de los Miller. Y ahí también siempre estaba mamá”.
Hacían actividades en las dos casas de los hermanos Miller. Tanto en Tres Ríos como en San Pedro. Don Otto tenía una moto grande con Side Car y ahí se llevaba a su hermana Hilda y a su esposa para Tres Ríos, según nos cuenta don Hans.
En esas actividades de los hermanos Miller, Hilda Miller y Hans Bansbach se conocieron, se enamoraron Y, como resultado de esto, se casaron y decidieron quedarse en Costa Rica.
Doña Marlise le recuerda a su esposo:
-“Y tu mamá le mandó la carta a la mamá…
Don Hans responde:
-“Sí. Mamá le mandó una carta a la mamá de ella, diciéndole que se iba a casar aquí. Que ella no iba a regresar.
Recuerdo también que la hermana mayor le mandó también una carta, muy enojada. Lo que pasa es que cuando llegó la respuesta, ya había pasado mucho tiempo y ya mis papás estaban casados y esperando a su primer hijo”.
En este momento, doña Marlise nos recuerda que:
Eso fue ya en tiempos casi de guerra…Ya había tambores de guerra…
Y don Hans responde:
-“ Sí. Ya había tambores de guerra.
Exacto. Esto fue ya en el año 1939 ó en el año 1940.
Después, cuando llegó la carta de la mamá de doña Hilda, desde Alemania, decía: que de e ninguna manera ella autorizaba esa boda.. Y otras cosas más… pero ya, para ese momento, como duraban tanto en ir y venir las cartas, ya mamá estaba casada , yembarazada de mi hermano mayor, que nació en enero del 41.
Werner interviene:
Y entiendo yo que el comprometido de la Oma en Alemania …
Don Hans termina la frase:
Se llamaba Hans…
Werner: Sí, se llamaba igual…
Y es que esa carta decía algo así como: - ¿Usted qué cree, que Hans es Hans? ¡Es otro Hans!
Y era alguien muy amigo de la familia, era hijo de unos muy buenos amigos de los bisabuelos.
Mujeres fuertes
Continuando con la narración, don Hans nos cuenta que:
-“ Después de mi hermano mayor, nace mi hermana Clara, en 1942. Ella es Profesora de Kinder.
Y Werner agrega:
-“Es interesante porque yo siento que “Tante Clara” o tía Clara tiene, no sé, como un ADN parecido a la abuela. Porque es una persona, igual muy fuerte. Es una persona -tal como la abuela siempre lo fue- no sé, muy de armas tomar y muy de vanguardia. Entiendo que doña Hilda fue como la primera mujer,o la segunda mujer en todo el condado de la zona de Alemania , con licencia de conducir. Y que, incluso los bisabuelos conversaron con el padre de la Iglesia, para ver si la podía convencer, diay, con el tema este de no manejar y así. El Padre les dijo algo así como: - No, hablen ustedes con esa muchacha , -se refería a mi mi abuela”.
Tanto don Hans como doña Marlise asienten y ella agrega:
-“También manejaba moto”.
Don Hans:
-Ella andaba en bicicleta, en moto, en carro, en chapulín. De todo, manejaba.
Werner continúa su comentario sobre Tante Clara:
-“Tante Clara tiene esa personalidad así como muy fuerte. Ella ha subido, sin exagerar, sesenta veces o más, la montaña del Chirripó caminando.
Hans:
-Todavía está yendo, lo hace a cada rato.
Werner:
-Tiene como 80 años y sigue subiendo.
Mi esposa conoció a mi tía, que al mismo tiempo es mi madrina, en el Chirripó. Ya llevábamos tiempo de estar saliendo y de ser novios y nunca había conocido a mi tía. Subimos al Chirripó y ahí estaba.
Doña Marlise
Doña Marlise Steinvorth Herrera es la esposa de don Hans Bansbach Miller. Madre de don Stephan y don Werner Bansbach.
Sus dos hijos son quienes, al día de hoy, están a cargo de la empresa. Y es en su casa de habitación en donde estamos realizando esta serie de entrevistas.
Mientras conversamos en la sala de su casa, en San Pedro, en el marco acústico que conforman el canto de las aves que hay en el patio interno y las campanas de los relojes que embellecen las salas, doña Marlise nos cuenta sobre su vida:
- Marlise:
“Sí. Yo fui de cuatro años en avión, a Alemania”.
Don Hans explica :
- “Había que ir a Panamá, primero”.
Ella continúa:
- “Sí. Eran aviones de hélice KLM, que la única línea aérea, nada más. De San José-Panamá. Panamá no me acuerdo. Curazao, Las Islas Azores”.
Hans asevera:
- “Sí, entraban a Portugal”.
Werner agrega:
- “Avión lechero”.
Hans aclara:
- “Es que el lechero era que tenían que ir cargando combustible”.
Marlise continúa:
- “Exacto. Ir cargando gasolina. Iba uno aterrizando cargando gasolina y”…
Hans acota:
- “Eran los famosos “super constellation “…Y pasando por la Guaira”.
Marlise:
-“De la Guaira no me acuerdo. Pero, yo, pues muy poco me acuerdo. Pero sí, algo me acuerdo. Sí, me acuerdo. Sobre todo, se me grabó Portugal.
Allá estaba, en Alemania, también, mi abuelita. Y mis papás me llevaron a Alemania, en ese momento. Aparentemente, ahora me entero, hace poco, cuando nació el último hijo Werner, que fue por un soplo en el corazón que decidieron llevarme, a que me vieran médicos de allá”.
Doña Marlise reflexiona un momento y, luego, nos cuenta la historia de cómo se conocieron ella y su esposo Hans.
Marlise:
- “Nosotros éramos compañeros en el Colegio. Yo siempre estuve en la Escuela Alemana (nuevamente se escuchan las campanas de uno de los relojes), el Colegio Humboldt. Entré a Primer Grado, en el 56. Y, ahí fui, tranquila, “pa’arriba”.Y, este señor, era bastante rematado. Estuvo en varios colegios.
La cuestión es que él perdió el año, en La Salle. Y tuvo que repetir, entonces lo pusieron en el Vargas Calvo. Y ahí también se volvió a quedar. Y la cuestión es que, entonces, como última opción, lo metieron ahí en el Colegio Alemán, que ya había llegado al nivel en que él estaba. Porque el año mío fue el primero, en 1956, y, este, era nada más Kinder, Primero y Segundo, una cosa así. Después, cuando el primer grado llegó a sexto grado, ahí decidieron seguir ya con secundaria, que fue el año mío, que comenzó a seguir. Y ahí aterrizó él, en algún momento, fuimos compañeros. La clase era bastante pequeña. Terminamos siendo compañeros en Quinto Año”.
En Alemania
El pito del tren interrumpe a doña Marlise, quien trae de sus recuerdos la continuación de la historia:
- “Éramos ocho, en la clase.
Cuando nos graduamos de secundaria, nos fuimos los dos para Alemania. Yo, por mi lado, me mandaron a un internado, ene l Sur de Alemania, en los Alpes. Y él se fue para Colonia. Él se fue a hacer allá una pasantía de tres años”.
Hans aclara:
-“Eso se llama una educación dual”.
Marlise prosigue con su narración:
-“Sí. Educación dual. Exactamente. Y, estando en Alemania, ahí nos ennoviamos”.
Hans complementa la idea:
- “Por carta”…
Marlise:
- “Por carta… (ríe feliz) Prácticamente no tuvimos un noviazgo físico, digamos.
Allá nos topamos, para una Navidad, adonde una señora, parienta política mía, en Hannover, que, en alguna de sus venidas a Costa Rica, esa señora, había conocido a los papás de Hannes también, y a mi esposo. Y entonces, como sabía que él estaba allá y que éramos compañeros, lo invitaron. Y allá estaban mis primos, también, y entonces para hacer un grupo de juventud. Y ahí, ahí fue donde nos ennoviamos de verdad. Pero después él se fue para Colonia y a mí me mandaron otra vez para el internado. Terminaron ese fin de semana las vacacioncitas ahí de, de Navidad. Y, después, yo me tuve que venir para Costa Rica. Pero me volvieron a mandar allá posteriormente, porque yo no quería venirme para Costa Rica. Y, por tal, logré que volvieran a permitirme ir a otro internado; y ahí fue que mis papás olieron que estábamos ennoviados. Y entonces fueron allá. Y, diay, en alguna forma nos topamos con el Señor, con mis papás, desde luego. Y donde nos vieron que de veras estábamos ennoviados, lo pusieron entre la espada y la pared. ¿Qué te dijeron?”
Hans responde:
- “Que si yo prometía no ir a Suiza al internado donde ella estaba, la dejaban estar ahí”.
Marlise:
- “Ni vernos”…
Hans:
- “Ni vernos. Sólo por carta. Y entonces, diay, yo fui muy franco y dije:
- ¡No, no, no puedo! ¡ No lo puedo prometer!”
Marlise:
- “Diay, me trajeron de las orejas. Hace muchos años de eso. Ya tenemos 52 años de casados. Y eso fue antes, todavía. Las costumbres eran muy distintas”.
Allá ,en Alemania, Marlise y Hans se comunicaban en español, aunque ambos hablan la lengua alemana.
La narración continúa:
Marlise nos cuenta que:
- “Cuando me trajeron de nuevo a Costa Rica, lo que hice fue que empecé a trabajar en la Radiográfica. Era telefonista. Y ahí, entonces, hablaba por teléfono “.(ríe)
Hans:
- “Llegaron líneas nuevas entre Costa Rica y Alemania”.
Marlise:
-“Es que antes, diay, todo era así. Antes no existía el Cable, la comunicación por cable marino se instaló en ese tiempo, más o menos. Entonces a mí, en ese momento, me tocó hacer algunas de las pruebas. Y como ya hablaba alemán, pues me tocó entonces ver cómo funcionaba eso con Europa, verdad”.
Hans:
-“Y era muy chistoso porque, digamos, yo estaba en la noche , ahí, en la casa donde yo vivía, haciendo algo, y de pronto me llamaba el Señor de la Taberna y me decía: - Hey, la llamada de Costa Rica para vos. Y hablábamos 20 minutos o 15 minutos. Y la gente decía: -Pero, si eso sale carísimo. Y yo le decía: - Ah sí, sí. Pero a mí me llaman, yo no tengo que pagar nada. Y después les conté que estaban inaugurando. Entonces: - Ah, con razón. Claro. Así, sí.
Pianos Japoneses: Bansbach y Yamaha
En el transcurso de la conversación, surgen muchos recuerdos, tanto de la familia como de la empresa.
Don Hans –conocido en la familia como Hannes, para diferenciarlo de su padre- cuenta cómo surgió la relación comercial entre Juan Bansbach Instrumentos Musicales y la empresa japonesa Yamaha.
Hans:
- Papá empezó con los pianos, porque había un señor que viajaba por Centroamérica y era cliente de papá. Y le decía:
– “Don Juan, viera que vi unos pianos ahí en Guatemala, japoneses”.
Papá decía:
- “¡Japoneses! ¡Esos son de bambú!
¡Esos son de bambú!”
En un viaje posterior, el señor le trajo una tarjeta., que decía Nippon Gaki. Y Nippon Gaki significa Instrumentos Musicales de Japón. Nippon es Japón y Gaki Instrumentos Musicales.
Papá contaba que tenía esa tarjeta en el escritorio. Un día se decidió a escribir para probar los pianos. Y le dijeron que sí. Que podían mandar pianos Yamaha a Costa Rica..
Entonces no sé si trajo uno o dos modelos. Y, cuando llegaron esas cajas, las llevó de una vez a casa, donde nadie podía ver esos pianos, porque él no sabía qué era lo que estaba trayendo, decía:
- ¿Y si son de bambú? Los meto en la chimenea o yo no sé qué hago con eso. Pero yo el nombre de Bansbach no lo voy a dañar. Entonces nos contaba que los metió ahí. Y empezaron él y Oscar Leitón, por cierto, empezaron a abrir la caja y a ver de qué se trataba aquel producto japonés. Y entonces, diay, ya cuando tenía el teclado abierto, lo probó.
- Bueno, muy bien.
Lo volvió a probar… sacaron el piano, lo desarmaron de arriba abajo. Le revisaron todo donde vienen las maderas para las clavijas y todo eso, que es bastante complejo. Y, perfecto.
Y entonces lo afinó y dijo:
- Bueno, voy a probarlo mañana. Lo afinó, junto con el afinador y todo. Al día siguiente la afinación perfecta. Y seguía teniéndolo atrás, escondido, y todos los días iba y lo veía, verdad.
Y, un buen día, diay, llegó algún cliente que era pianista y así... y le dice:
- Mirá lo que tengo aquí.
El pianista se sentó:
- Diay, ¿Y eso ?
Flá, flá, flá, cartita:
- Solicito la distribución para Costa Rica .
-No tenemos distribuidor ahí, le respondieron.
Entonces ya sacó el piano y lo vendió, y sacó el otro, y lo vendió; y empezó a traer de seis en seis pianos, y se iban (vendiendo) y se iban (vendiendo) y todo. Y venían garantizados por diez años contra comején y garantía de diez años de fábrica. Y eso nadie lo da. En ningún piano. Y ahí ya arrancó Yamaha, y Yamaha le empezó a ofrecer otras cosas que hacían. Después vinieron los órganos electrónicos . En ese momento mi hermano trabajaba con él. Yo todavía no. Pero muy poco tiempo después entré yo también (a trabajar con él).
Yo fui el que inició con la Academia de Órgano. Empecé con seis alumnos.
Werner:
Con Ciro Vargas.
Hans:
Con Ciro Vargas.
La casa en la playa. Reciclaje
En Playas del Coco en Guanacaste, la familia posee una casa en la que, tradicionalmente, pasan vacaciones. Ahí han vivido muchas experiencias agradables y compartido tiempo en familia. Don Hans nos cuenta la historia de esa casa.
Hans:
- “Poco tiempo después a papá le dio un nini infarto, un día que fue al Irazú con un amigo; con un amigo alemán con el que él intercambiaba estampillas. El Señor le mandaba, de Alemania, estampillas; y él le mandaba estampillas de Costa Rica. Ese señor había sido profesor en la (Escuela) Humboldt y era filatelista. Papá también, pues a él le encantaban las estampillas. Entonces una vez el señor vino y le dijo:
: - Cuando vaya a Costa Rica quiero ir al Irazú. Que me acuerdo de es volcán y quiero ir.
Papá le dijo:
- Bien, yo lo llevo.
Y ahí a papá le dio un toquecito de infarto. Y entonces el doctor le dijo:
- Don Juan, usted, de ahora en adelante, se me va para la playa y no para un volcán. No vaya arriba, vaya abajo.
Papá buscó, entonces, un terreno litoral,. Y consiguió un terrenito en Playas del Coco, cuando ahí no había prácticamente nada. Construyó una casa pequeña ahí, para que pudiéramos ir.
Playas del Coco está en Sardinal, Carrillo, Guanacaste. Hoy en día es una próspera comunidad, con gran actividad comercial y turística.
Íbamos ahí los cuatro hijos, las cuatro familias, cada uno en vacaciones una semana, por ejemplo. También él y mamá empezaron a ir, entonces, una vez al mes. Y se quedaban una semana al mes. O a veces diez días, dependiendo de varias circunstancias”.
Werner aclara:
-“Porque don Juan se sentía mucho mejor cuando estaba allá abajo”.
Hans reafirma:
-“Sí, tenía mucho mejor salud, mejor oxigenación estando ahí”..
Marlise le recuerda a su esposo:
-“Y ahí fue donde ya ustedes, entonces, asumieron la dirección de la empresa”.
Hans:
- “Sí. Ahí empezamos a manejar la empresa. Mi hermano mayor era más de la parte técnica y más de la parte de ventas, y yo era más la parte administrativa. Era más o menos el año 1974 o 1975”.
Werner explica cómo don Juan Bansbach , en aquellos años, hizo lo que hoy conocemos como reciclaje de materiales:
- “Algo interesante de la casa del Coco, es que todas las divisiones de los cuartos y algunas paredes, fueron hechas con el material en que venían empacados los órganos y los instrumentos… que venían como en una lámina comprimida. Un tipo de playwood, acartonado, fuerte… Y todavía creo que hay pedacitos de la casa que tienen de ese material”.
Hans confirma:
- “Todavía hay pedazos de ese material”.
Werner:
-“Esa casa aún existe y seguimos yendo ahí a vacacionar”.
Marlise:
- “Ya se ha arreglado”.
Werner:
- “Ahora se ve muy diferente. Pero me parece bien interesante ese dato de que gran parte de la casa se construyó con los materiales donde venían empacados los instrumentos”.
La entrevista en casa de esta familia de empresarios costarricenses-alemanes continúa , llevándonos a diferentes facetas de su historia como familia y de la historia de su empresa.
Así, llegamos al tema de quiénes son los clientes de Juan Bansbach Instrumentos Musicales.
Sobre tiendas y clientes de Bansbach
Werner nos habla sobre esto:
- “Tenemos clientes que compran al mayoreo, clientes que compran instrumentos musicales específicos, otros que compran productos relacionados con audio.
Ahí, como decía yo, cualquier persona es un cliente, es algo muy bonito, digamos, donde puede estar en un mismo momento, una monjita comprando, a la par de un rockero, a la par de alguien para la iglesia; un ejecutivo comprándose una guitarra.
Todos los que tienen una afinidad con la música, en realidad son parte de la familia de clientes.
Tenemos una filial en Nicaragua, de la que, oportunamente, contaremos la historia. En Honduras hubo otra filial, pero esa cerró, Hubo y hay otras tiendas que se abrieron: en Cartago, otra sucursal en Avenida Central de San José,
Hans agrega:
- “Hubo una sucursal en Puntarenas de la Academia”.
Werner:
- “En Plaza del Sol, en Yaohan”.
Hans:
- “En el Colegio La Salle tuvimos una vez”.
Hans:
“- En (Centro Comercial) El Pueblo era un local alquilado que lo trató de manejar Lencho Salazar. Entonces nosotros poníamos a disposición la mercadería. Pero a él no le funcionó y entonces puso a un cuñado a manejarlo. Pero tampoco funcionó. Y entonces ellos lo volvieron a cerrar.
En el Centro Comercial de Cartago . Después tuvimos una tienda en La LLacuna. En la Avenida Central. Y se cerró cuando Costa Rica tuvo la crisis, en el gobierno de (Rodrigo)Carazo, que el precio del dólar se disparó. El contrato de alquiler era en dólares. Y, a pesar de que la legislación permitía pagar el mismo monto en colones, diay, yo fui a hablar con doña Nury Raventós y le dije:
- “Vea, yo no quiero hacer eso, porque me parece incorrecto. Yo firmé en dólares y no voy a pagarle ahora lo que era el valor anterior, en Colones. Pero tampoco puedo pagar el alquiler en dólares.
Porque, de un día para otro, nosotros, después de unos cuantos meses, no estábamos vendiendo absolutamente nada. Nada, nada, nada… cero. ¡No entraba nadie Y entonces, nos vimos obligados a cerrar. ¡Era una tienda muy bonita!”
La Academia Bansbach
Ciro Vargas era un tecladista, organista y él era de San Carlos.
También fue tecladista de (la Orquesta) Los Diamantes.
Don Hans nos cuenta que:
- “Un día yo le dije a Ciro:
- Ciro, mirá. Mañana viene un instructor de Yamaha, de México, para dar un curso. Y le enseñé el aula, explicándole de qué se trataba el curso. Porque no había conseguido a nadie que se interesara por eso, por recibir ese entrenamiento. Me dice:
- Ah, yo me quedo aquí. Yo esta semana no tengo nada.
Y era una semana entera de instrucción. Empecé con él. Y cinco alumnos. Y Yamaha me exigía seis alumnos. Entonces me metí yo de alumno (ríe).
Ya antes yo había recibido clases de piano y de acordeón.
Pero el órgano también tiene bajos. Doble teclado y tiene bajos. Pero bueno, estuvo interesante. Yo llegué hasta el Método 7. Ya después ya no tenía el tiempo para ir a clase.
Luego, fue necesario hacer una segunda aula. Se empezó a complicar. Y, como dice Werner, hoy en día tenemos, en Costa Rica, alrededor de mil alumnos”.
Werner:
- “En Nicaragua tenemos unos trescientos alumnos, más o menos.
En Costa Rica ahora estamos un poquito por debajo de los mil, por la pandemia. Pero ya vamos camino, otra vez, hacia los mil. Digamos que, tal vez para el próximo año, podremos recuperar el número”.
Hans:
- “Eso fue el nacimiento de la Academia de Música”.
Fue en tiempos de la Segunda Guerra Mundial
Los sucesos acaecidos durante los años treinta y cuarenta del siglo veinte afectaron las vidas de quienes sobrevivieron la fatídica guerra mundial, así también cambió, para mal, la vida de los alemanes residentes en Costa Rica, quienes habían venido buscando un horizonte mejor. Asistimos a una conversación con familiares de don Juan Bansbach, Hilda, Bruno y Otto Miller, quienes vinieron de Alemania para asentarse aquí en Costa Rica.
Carlos Miller, hijo de don Bruno, nos cuenta que en aquel tiempo, las colonias alemana, italiana y española eran muy fuertes económicamente. Así se observa, por ejemplo, que en el Cementerio General de la Ciudad de San José hay grandes monumentos italianos y españoles. El terreno que ocupa en la actualidad el Liceo Napoleón Quesada fue expropiado al Club Alemán, donde los domingos jugaban balonmano, con piscina, además de campo para solaz espacimiento y un Restaurant.
Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial los alemanes fueron encarcelados y posteriormente deportados a los Estados Unidos ante la declaratoria de guerra contra Alemania por parte de Costa Rica.
Carlos Miller nos dice "Yo estaba en Segundo Grado del Kinder hasta julio del año 1942, cuando la Escuela Alemana cerró". Recuerdo que a los alemanes en Costa Rica los encerraron en unos Campos de Concentración en La Sabana. A don Juan lo llevaron ahí y le permitían salir a arreglar o dar mantenimiento a instrumentos de la Catedral. Incluso los alemanes recluidos aprovechaban esas salidas de don Juan Bnasbach para pedirle llevar y traer cartas a sus familias.
Cuando nació Willmar, el primer hijo de don Juan y doña Hilda, fue precisamente cuando aquí en Costa Rica se empezó a poner difícil el ambiente. Luego nació Clarita y los alemanes fueron encarcelados. Las esposas con hijos pequeños, como mi mamá que tenía tres pequeños y Tante Hilda tenía dos y de camino Peter. quedaron, de un día para otro, las mujeres con sus maridos encerrados.
Cuando estos alemanes encarcelados en La Sabana fueron enviados a los Estados Unidos don Juan y doña
Hilda decidieron que ella se quedara aquí en Costa Rica con los hijos en la casa en la que ellos vivían
mientras que Oncle Hans estuvo unos tres años afuera. Cuando él volvió en el año 1946 inició otra vez el negocio Instrumentos Musicales Juan Bansbach.
La familia Miller
Cuando los alemanes fueron deportados a los Estados Unidos, los dos hermanos Otto y Bruno Miller fueron enviados ahí junto con sus familias. Nos dice don Carlos Miller que "el campamento de nosotros era un Familien”, sea, familiar. Tenía hospital y ahí nació mi hermano Bernardo. En el Hospital había médicos alemanes y gringos para ciertas especialidades. Entre los prisioneros alemanes había varios ingenieros.
Entretanto doña Hilda Miller permaneció en Costa Rica. Según nos cuenta Clara Bansbach: "para mi mamá fue una época muy difícil. Verdaderamente yo no recuerdo de eso, porque cuando uno está en la niñez no se percata de muchas situaciones; pero recuerdo que mamá nos contaba que las amistades costarricenses que ella tuvo, le dieron la espalda, le volvieron la cara, le negaron toda posible ayuda ya fuera porque los mismo costarricenses en general tenían miedo de posibles represalias por involucrarse con alemanes, o bien, porignorancia o por lo que fuera, por lo que de un momento al otro ella se sintió completamente sola; con mucha penuria, porque entre sus vicisitudes, verdad, con tres hijos, mantenerlos y darles de comer, fue muy duro.
Mamá nos contaba que don Bruno, el papá de Carlos, antes de irse le dijo:
- Hilda, en el Colegio Seminario al padre Kern, que es el tesorero del colegio, le estoy dejando un dinero por si en algún momento tenés demasiada necesidad, vas donde el padre Kern y le pedís ayuda.
Yo sé que mamá varias veces tuvo que ir a pedirle ayuda al padre Kern. En ese tiempo el Colegio Seminario en avenida cuatro calle primera de San José donde hoy existe el Banco Popular.
De la familia de Marlise
Doña Marlise Steinvorth Herrera es descendiente de alemanes por el lado paterno y descediente de costarricenses por el lado materno. En el momento en que se dieron estos hechos, sus padres aún no estaban casados, ni siquiera se conocían. No obstante, su familia materna estaba estrechamente ligada con alemanes, propiamente en el ambiente laboral, pues, su abuelo don Arturo Herrera Orozco, era funcionario de confianza del Almacén Koberg, propiedad de don Max Koberg Bolandi.
En julio del año 1942, las empresas alemanas en San José fueron atacadas por turbas enardecidas y el almacén Koberg no fue la excepción. Don Arturo Herrera Orozco, padre de doña Elsa Herrera Pinto, la mamá de doña Marlise, enfrentó esta situación personalmente, debido al puesto que tenía en la empresa. La familia considera que la impresión de esta amarga experiencia, le provocó severos daños al punto que, posteriormente, pudo ocasionarle su muerte.
Doña Marlise nos comenta que su padre, don Eberhard Steinvorth Werth, contaba sobre su estadía en los campos de concentración en Estados Unidos, cuando aún era soltero. El motivo porque lo mandaron era que había trabajado con el alemán don Carlos Kitshel y, "como mi papá enviaba dinero a mi abuela que vivía en Alemania y ellos tenían algunas propiedades todavía en Alemania, fue prisionero en tres Campos de Concentración; uno en Costa Rica, otro en Texas y luego en Mississippi.
Mi padre (nos contaba que en el campo de concentración en los Estados Unidos) comenzó a trabajar en la cocina para poder comer un poquito mejor. Decía que entre los mayores problemas que tenían estos prisioneros era el aburrimiento, con lo que más de uno optó por suicidarse. Es notorio que a algunos prisioneros
les fue mejor mientras que a otros no les fue tan bien. Verdad. Mi padre, ciertamente, llegó el momento en donde se le permitió también trabajar. Él estuvo así tres años preso y no fue para él como un tiempo bonito, porque siempre fueron tratados muy mal".
Clara acota diciendo que allá, en los Estados Unidos no los trataron tan mal como los trataron aquí en Costa Rica, algunos contaron que hubo momentos en que les tiraron la comida en latas de sardina.
Marlise continúa: "una de las pocas cosas que él nos contó, porque no le gustaba tampoco hablar de eso, fue un triste recuerdo en la Estación de Tren en Texas donde los encerraron en un lugar muy similar a un corral rodeado de mecates y los poblanos, al pasar, les gritaban improperios y hasta les escupían... y, sí, a algunos les fue mejor pero mi papá, padeció de los pulmones a raíz de eso, verdad, como él decía, en los colchones donde dormían había desde pulgas a niguas y muchos bichos raros, además de que el chiflón entraba por un lado y salía por el otro y en invierno las barracas eran lo mismo, soportando el frío que hubiera por lo que no estuvieron bien atendidos y mucho menos contentos.
Mi papá, nos dice don Hans Bansbach, fue uno de los primeros que regresaron... eso fue a finales del año 1945.
Con su reincorporación al país sus vidas continuaron y, hoy, que estamos aquí recordando antecedentes nefastos, concluimos en que gracias a su perseverancia, empuje y trabajo nos dieron en su tiempo vida, buenos recursos para continuar nuestras vidas también con perseverancia, empuje y trabajo heredado por nuestros progenitores.
Costa Rica, frontera sur de Mesoamérica, destino de inmigrantes
Un buen día del año 1937 llegó a Puerto Limón don Juan Bansbach, procedente de Alemania. Vino con el propósito de reparar el órgano de la Catedral Metropolitana de San José. Aquí conoció a los hermanos Bruno y Otto Miller que habían llegado antes que él. Ellos eran, también, alemanes. Tiempo después vino a Costa Rica Hilda Miller a visitar a sus hermanos Bruno y Otto y, posteriormente, contrajo nupcias con don Juan Bansbach. De esa unión nacieron cuatro hijos; Willmar. Peter, Clara y Hans.
Ochenta y cinco años después, se reunieron Clara, Hans y otros familiares cercanos en casa de don Hans Bansbach y su esposa doña Marlise Steinvorth. Doña Clara Bansbach llegó acompañada de su esposo, Jan von Saalfed. llegaron también Doña Marielena Esquivel, viuda de don Willmar Bansbach y don Carlos Miller hijo de don Bruno Miller, uno de los hermanos de doña Hilda. También estuvieron presentes Werner y Stephan, hijos de don Hans y doña Marlise. Esta reunión se hizo con ánimo de conversar sobre los recuerdos de la familia Bansbach en Costa Rica.
Marielena Esquivel nos cuenta que se casó con Willmar Bansbach en el año 1970 y que durante muchos años Willmar trabajó con don Juan y, posteriormente, con Hannes (nombre con que acostumbra la familia llamar a don Hans hijo), cuando éste se hizo cargo de la empresa. Willmar estuvo en la parte de atención al cliente y de lo relacionado con los órganos. Él estudió, en Alemania, la misma profesión que don Juan.
Marielena continúa: “Yo quisiera contar un poquito lo que era Bansbach para mí antes de conocerlos.
Pues sí, yo sabía de la familia Bansbach, cuando eso era un local muy pequeñito. Pero los años 50/60 cuando uno iba al San José de aquellos tiempos, verdad, la vida se centraba en la Avenida Central. Era el centro comercial para quienes vivíamos en las cercanías de la Ciudad San José. Era común ver personas en la Soda La Garza, en Bazar La Casa, Almacén Koberg, la Librería Lehmann y, sí, ahí estaba también Instrumentos Musicales de Juan Bansbach. Esos son los recuerdos que me vienen a mí de esa época.
Desde esa época, recuerdo, Bansbach era un lugar de prestigio, de referencia; si se hablaba de música, era Bansbach. Y bueno, aún a la fecha, lo sigue siendo; Bansbach está relacionado con cultura, música. Es importante destacar que yo ni idea tenía que en algún momento iba a pertenecer a esa familia. Ya después yo conocí a Willmar y empezamos a salir juntos. Y, un día, yo tenía un equipo de sonido que no estaba funcionando bien y me dijo que se lo llevara.
Esa fue la primera vez que yo conocí a don Juan. Entré ahí, en San José, toda nerviosa, Willmar me atiende y aparece don Juan en la Caja. ¡ Pero, era tan afable y cariñoso! Llegó con una sonrisa… y entonces fue como que se bajaron los nervios. Fue un encuentro muy lindo. Muy lindo. Y ese fue él toda la vida, ese fue don Juan. Una persona cariñosa. Desde luego que cuando era menester afloraba su temperamento, sobre todo si por alguna situación específica se enojara; pero fue su personalidad lo que hizo que él alcanzara sus metas... sí le recuerdo como una persona muy cariñosa, eh, espontáneo. Todos la pasábamos muy bien con él, siempre afable, sonriente, verdad, una persona muy muy especial.
A doña Hilda Miller la conocí después. Un día que me invitaron a la casa y entonces ya empecé a conocer al resto de la familia. Ella fue mi suegra y la recuerdo también como una persona muy especial. En verdad lo que recuerdo es una familia muy unida, donde uno se sentía acogido, verdad, desde un principio siempre me sentí muy acogida. Doña Hilda siempre fue muy cariñosa, una mujer dedicada a su marido, a sus hijos. Yo por mi parte estudié educación. Trabajé algunos años en la Escuela Británica y también dando tutorías para niños con problemas de aprendizaje, desde mi casa".
Doña Marielena Esquivel comenta que recuerda con especial cariño las reuniones familiares en casa de sus suegros, que, nos dice animadamente, siempre fueron lindísimas, pues iba toda la familia. " Recuerdo con especial aprecio los domingos de Pascua", nos dice que era algo bonito y que también participaban los Miller, todos los Miller. Y después todos los hijos de don Juan, los nietos. Carlos Miller, los hijos de Carlos y los hijos de don Otto, también.
La segunda hija de don Juan y doña Hilda es Clara, ahora maestra pensionada tras dedicar parte de su vida a dar clases de Kindergarten en el Colegio Humboldt. Entre sus recuerdos, conserva la experiencia de haber sido retratada por el pintor Alex Bierig quien, durante algunos años de la Segunda Guerra Mundial, alquilaba una parte de la casa de habitación que tenía la familia Bansbach en San Pedro. Él pagaba un poquito por la estadía de ahí y a su mamá, doña Hilda, apenas le alcanzaba el dinero para sobrevivir en tiempos de guerra, el gran absurdo que trae grandes males a individuos, pueblos y naciones. Alex Bierig, además de pintor, fue un entomólogo alemán radicado en Costa Rica, por ese tiempo era profesor en la Escuela de Bellas Artes de La Universidad de Costa Rica.
Cuenta doña Clara que Alex Bierig la retrató junto a su muñeca. Recuerdo que me sentaba en una silla y me tenía que quedar quieta, muy quieta, para que él me pudiera pintar. Probablemente eran minutos lo que me tenía que estar ahí muy quieta, mientras oía a los otros chiquillos jugando. Eso lo tengo muy presente, pero bueno, valió la pena, porque el cuadro con mi retrato es muy bonito.
Jan, esposo de Clara Bansbach, nos cuenta que doña Hilda Miller era una señora muy dedicada a su marido y a su familia. "También me entendí muy bien con ella. Yo vine de 9 años de edad a Costa Rica con mis papás. Vinieron a buscar otras posibilidades para mejor trabajo. En el año 1984 fundé mi propia empresa, Ártica, una empresa dedicada a los sistemas de enfriamiento y refrigeración. Ahora soy un empresario retirado. A la brava aprendí español, pero de joven no cuesta.
Mi padre era piloto e instructor de aviación antes de la guerra y emigró porque mi madre conoció a la esposa de un veterinario de Cartago, el Doctor Fritz Lorenz. También alemán. Cuando mamá dio a luz a mi hermana menor, en Múnich, en el hospital, conoció a esta señora".
- Clara acota: Que también estaba dando a luz ¿cierto?
- Jan: Sí, que también estaba dando a luz y le dijo "véngase a Costa Rica, ahí hay muchas posibilidades..." así que se aventuraron vendiendo toda sus pertenencias para venir a vivir y trabajar aquí.
Muy niño fui a la escuela en Alemania, cursé hasta el tercer grado y si aprendí alemán, fue gracias a mi madre que me obligó a escribir así como los Bansbach que mantuvieron el idioma y costumbres. Con mi suegra doña Hilda aprendí a comer Spetzler. En mi casa no se conocía porque veníamos del sur de Alemania, de Bavaria, y ahí no se conoce".
- Marlise: El Spetzler es una especie de macarrones, diría yo.
-Jan: de pasta.
- Marlise: de una pasta, sí. Se prepara con harina, huevos, agua y luego se pasa por una especie de un colador de huecos grandes para que caiga sobre el agua hirviendo y. al ir cayendo se forma los macarroncillos.
- Werner: Deformes. Casi como ñoquis…
- Marlise: Sí, pero de una forma diferente porque los ñoquis son de papa.
- Marielena: pero da la impresión del ñoqui…
- Marlise: exacto... Y son duritos, se enfría y luego se pueden hacer fritos un poco, con un poco de mantequilla, cebolla, y así se sirven como una pasta".
La conversación gira entonces hacia Peter Bansbach, el tercer hijo de la familia. Marlise nos cuenta que Peter no se ha dedicado nunca a la práctica de la música, pues es agricultor. Está casado y tiene tres hijos que también ya están casados. Vive en Heredia, él trabajó más que todo en beneficios de café, en Pérez Zeledón y en Turrialba con don Carlos Nevermann. Primero con los Peters. Peter estuvo un tiempo muy enfermo y luego se curó.
- Werner acota: Y él después trabajó junto con Oncle Willmart, en los proyectos de algunas Iglesias
- Clara: sí, en restauración.
- Marlise: restauración de órganos.
- Stephan: Oncle Willmar después siguió un poco la línea de Opa Juan, en tema de restauración de órganos y Oncle Peter le ayudaba.
Werner: Sí, trabajaban juntos esos proyectos.
Clara: la Catedral, en Santo Domingo de Heredia, en la Basílica de Cartago.
Para dar por concluida la primera parte de la conversación don Hans lleva a su invitados a observar los
árboles frutales, algunos ya en tiempo de cosecha, tales como mangos, pitangas, limones ácidos y otras frutas. Observamos que en estos árboles anidan aves que habitan en el trasfondo de la casa.
Bansbach: Costa Rica en Armonía
La anticipación a las necesidades o peticiones de las personas relacionadas con el quehacer musical es ponernos en su lugar con el mejor ánimo de que estas personas sean felices y, a su vez, compartan su felicidad en el entorno urbano. Este concepto multidimensional tiene componentes tanto cognitivos como emocionales; variables relacionadas con la sensibilidad hacia las otras personas, intérpretes y escuchas. Es aprendizaje intercultural que promueve la visión de sí mismo como vivencia del proceso.
El recorrido por las salas de exhibición y ventas de las Tiendas Bansbach pareciera evocar los jardines de la casa de don Hans y doña Marlise con muchas flores, aves y árboles, algunos con frutos y otros por fructificar y, claro, aquí vemos instrumentos musicales que intercalan viento, percusión y demás sonoridades prestas a dar sus frutos en manos de personas intérpretes para felicidad de quienes escuchan de manera similar, como sabemos, ha sucedido desde el siglo pasado y, que gozan de gran aceptación en el presente siglo; tal es y ha sido el producto del trabajo y esfuerzo de esta familia de empresarios.
El personal de esta gran empresa trabaja con el más alto sentido de atención al cliente y todos vestidos con camisetas con el logo Bansbach o bien, con las marcas de instrumentos musicales de las mejores fábricas de instrumentos musicales del mundo.
Don Stephan Bansbach nos saludó e invitó a subir al área de oficinas donde está una imagen de Santa Cecilia que, en concordancia con la tradición católica, es la patrona de los músicos en un ambiente que pareciera ser el recinto de Euterpe, la Musa de antiguos griegos que inspiraba a los músicos de cuyo nombre, presisamente "musa" proviene la palabra música.
En las paredes de la sala lucen gráficos con información sobre Bansbach que aunan misión, visión y perseverancia empresarial visible mediante un gran banner con la línea del tiempo de la historia de la empresa, relacionándola con la línea del tiempo de la historia reciente de la música occidental y la del desarrollo tecnológico de la música.
Con don Stephan hicimos varios recorridos por las salas de exhibición, ventas, oficinas y demás instalaciones como el área de contabilidad, el área de manejo de redes sociales y el taller de mantenimiento y reparación de instrumentos musicales donde conversamos con varios miembros del personal a cargo y también con Rony, músico patrocinado por una empresa Suiza.
Al poco rato llegó para acompañarnos el hermano menor de Stephan, don Werner Bansbach y juntos nos comentaron temas propicios relacionados con la historia empresarial, personal y la familiar de ambos hermanos. De manera concreta nos informaron sobre la Filosofía de Bansbach y su visión futurista a corto, mediano y largo plazo en su diario quehacer denominado "Costa Rica en Armonía".
Don Werner da cuenta que el trabajo de educar musicalmente a la población infantil es propio de su Programa Estrellita, que inicia niños a partir de entre los 4 y los 6 años de edad. Es desde esas edades donde los humanos desarrollamos el sentido del oído que con tal aprendizaje se fortalece. En los primeros dos años, nos dicen ambos hermanos, son propicios para afinar, ordenar e interiorizar toda lo relacionado con el fundamento musical.
Escuchar, cantar, tocar, leer, crear
El programa se denomina Yamaha Music Cours YMCA. Consta de cinco elementos básicos: Escuchar, cantar, tocar, leer, crear. Y es esta la secuencia que sigue dentro de todo el programa. A manera de ejemplo podemos decir que en primra instancia escuchan una canción ejecutada según el modelo de la profesora a cargo. como entretenimiento educatio acorde al proceso de escuchar... Escuchar, escuchar.
Luego se continúa con el segundo elemento, la fase del canto. Cantar es donde la persona usa su instrumento natural, sea, la voz, la reproducción sonora propia de la persona infante porque al expreesarse mediante el canto internamente conlleva el afinamiento del oído. Alcanzados los procesos enteriores es conveniente continuare con el tercer elemento que está relacionado con el tacto personal de cada quien; lo que conlleva el inicio de tocar de preferencia la flauta dulce.
Colateralmente, la profesora orienta al alumno diciéndole: bien, lo que has estado escuchando y cantando, en el instrumento musical se toca de la siguiente manera... Pones tu dedito aquí, e identifica el sonido porque esta es la nota musical que se llama "do"... esta otra es "re", y así sucesivamente hasta orientar su oídop pata que distinga facilmente sobre la melodía y la armonía musical. De escuchar, cantar, tocar pasamos al cuarto paso, leer. Con partitura en mano inicia la enseñanza de la escritura musical. Con estos primeros cuatro elementos básicos, y a partir aproximadamente como del cuarto año, se inicia el desarrollo del quinto elemento: crear. Lo relacionado con la creación musical está entrelazada dentro de todo el proceso.
De parte nuestra pudimos entrever la lógica que se aplica al habla, veamos: entre las personas relacionadas con las ciencias médicas es común oírles decir que desde el vientre materno los humanos escuchamos la voz materna que, tras el nacimiento, la persona infante afina su oído y balbucea sus primeras palabras y alcanza el habla, cada voz emana un canto propio y, luego, con ayuda de sus progenitores y profesorado escolar aprende a escribir su lengua materna. En el transcurso de unos pocos años aprenderá a componer sus propias creaciones.
Werner Bansbach suple con su experiencia en su labor realizada a través de los años y nos dice: "aprendemos a componer música como quien aprende a redactar un cuento escrito. Desde primer grado escolar primero le enseñan a uno a escribir una palabra; por ejemplo la palabra mamá. Luego la profesora amplia diciendo, digamos, mamá va al trabajo; es así como el niño aprende a hacer una primera oración y, al poco tiempo, el alumno hace su primer parrafito y así le enseñan a uno a escribir. Después la profesora orienta lo referente al proceso de introducción, desarrollo y conclusión. De manera similar sucede musicalmente con la temática, profundidad y complejidad con la que abordan el tema puede ser muy simple hasta alcanzar la creación de construir su propia canción; aunadas melodia-ritmo-armonia.
Esta secuencia de aprendizaje es paralela con la edad del educando
- ¿Qué es lo que más te gusta? pregunta la maestra al alumno.
- Pueda que la persona educando responda diciendo: a mí me gustan los patos que nadan en un laguito que hay en casa de mi abuelita.
- ¿Y cómo te hace sentir eso?
- Ay, es que me gusta verlos y cuando sacuden sus alas me pringan las goticas de agua.
- ¿Y cómo lo expresarías en música? Con todo lo que ya has aprendido en estos tres, cuatro años.
- Bien, siento que las gotitas parece como que saltan… Y las notitas musicales saltan también: Tin tin tin tin…tin.
Entonces la maestra le va enseñando a sacar provecho de las vivencias utilizando su expresión a raíz de sus propios pensamientos y formas sensoriales para vertirlos en la creación musical auténtica, autónoma, solo media la orientación del profesorado.
Es importante hacer notar que la maestra no le hace la canción, su trabajo es la orientación solamente, y añade don Werner; en la escuela no le hacen a uno la redacción, pero la nos pone a razonar diciendo: mirá, observa un perspectiva desde un ángulo diferente, para que tu redacción sea facilmente entendible para el lector y entonces tu composición (creación) será más interesante. Entonces esta personita en su casa de habitación va perfeccionando su redacción y aprende a hacer mejoras en su ensayo.
Así nuestras maestras ahondan poco a poco en musicalidad propia de sus educandos al punto de enviar sus composiciones a Japón mediatizando la ayuda al construir sus composiciones de manera compleja y agradable al escucha, pero que la misma obra de arte salga del interior de la persona educando. Esa es, a grandes razgos, la idea y la evolución personal en el proceso pedagógico que trabajamos en Bansbach.
Costa Rica en Armonía.
No es simplenete un eslogan, Costa Rica en Armonía es parte de la filosofía de Bansbach Instrumentos Musicales como el ADN de la empresa que se extiende situaciones de familia y armonía en la vida cotidiana
de escuchas y músicos ya intérpretes o creadores. Ese es el concepto, afirma don Stephan Bansbach. Compartir la felicidad de vivir con música y nuestra misión es para ser feliz y hacer felices estando siempre en armonía.
Werner: Exacto. Digamos, la misión de la empresa es cómo queremos acercarnos a la comunidad y entorno social. En el concepto de la misión hemos venido evolucionando llegando a la conclusión que nuestra misión como empresa es esa: es la de compartir la felicidad de vivir con música. Y eso tiene varios elementos importantes. Obviamente la parte musical está directamente ligada a la empresa y nuestro diario quehacer que es ayudar a crear música, llevar música al entorno social en el entendido que hacer música es estar involucrado en el ambiente musical.
La filosofía de Costa Rica en Armonía es compartir felicidad proque es sabido que el ser humano en su búsqueda de vivencias agradables su objetivo primordial en la vida, es ser feliz. Todos buscamos y queremos ser felices. Hay muchas formas de logro como sucede cuando una pareja tras su noviazgo, en el que hubo mucha música, piensa en la celebración con tintes musicales. Lo mismo cuando cumplen años de casados, igual con el nacimiento de sus hijos, también con parientes, amistades, tanto en las ciudades como en el campo e incluso con la compra del nuevo celular que trae música a mano.
Recordemos que, a veces, una canción transporta a la persona de un momento a otro momento vivido en otro tiempo porque en general, la música nos penetra y toca en nuestras fibras internas porque, si bien es cierto, las personas estamos hechas generacionalmente al entorno musical en que nacimos, crecimos, amamos, jugamos y, bueno, en verdad somos música.
Exactamente -acota don Werner- internamente somos emocionales y la música nos transforma al punto que mejoramos como personas, nos hace más sensibles. Nótese que generalmente se dice que aquellos músicos que son más sensibles son quines más se preocupan por los problemas que atañe al mundo sin olvidarnos que la música es elemento fundamental que contribuye a la felicidad del ser humano y así ha sucedido desde los aborígenes bailando alrededor de la fogata... Stephan añade: con ritmos, entonces parte de la misión es compartir teniendo presente que si tenemos algo, una galleta por ejemplo, al momento de compartir hay un desprendimiento sentimental y material en una sola connotación, en lo referente a compartir la música las esferas sociales se multiplican en torno al alcance de felicidad compartida.
Cuando uno de nuestros muchachos -nos dice don Werner- o muchachas en la tienda vende una guitarra, un violín, una flauta y se la entrega al cliente, el cliente se va muy feliz porque se va a llevar muchas notas musicales empaquetadas en su instrumento. La persona encargada de ventas, diay, disfruta de ese momento de felicidad sabiendo que ese instrumento ha de generar felicidad en una familia, en una comunidad e incluso en el país cuando alguna de esas personas que adquieren algún instrumento musical en Bansbach podría llegar a hacer un concierto para miles de personas. Por eso llamamos compartir la felicidad de vivir con música; es esa gran parte de nuestra misión. Así es como lo queremos hacer. Como lo hemos venido haciendo.
Don Stephan agrega: desde la Academia de Música Bansbach miles de personas se han visto beneficiadas con la música por lo que este recinto es centro de gestación de felicidad y de futuros músicos y también. sin olvidarnos de futuros seres humanos que, cuando nazcan, han de vincularse con la música. Pero más allá de todo esto es donde hemos ido desarrollando proyectos con las comunidades de Costa Rica para facilitar el acercamiento de la música a las nuevas generaciones. Y eso lo hemos hecho con el apoyo de Yamaha, empezando por la flauta dulce. Ese instrumentito plástico cuyo valor está al alcance de las personas es la llave que abre la puerta al mundo de la música y que peermite aprender sobre la embocadura y la digitación en el proceso de escuchar, de formar el oído y ensamblarse en un grupo de flautas con sus compañeros de escuela.
La visión Costa Rica en Armonía la sostenemos y amparamos como si fueran cuatro puntos cardinales: armonía musical, armonía con las comunidades, armonía con el medio ambiente y armonía con intérpretes y creadores de música. Estar en armonía significa que la comunidad crezca y así todos ganamos.
A bordo del Transiberiano
Werner Bansbach da cuenta que cuando estaba terminando su Maestría en Alemania, que trataba sobre una especialidad en negocios con Asia, además de que se encontraba estudiando el idioma chino, uno de los requisitos para obtener el título era que tenía que ir a China por unos cuatro meses. Fue entonces, nos dice, cuando me topé con mi primo Bruno Miller quien me sugirió hacer el viaje por tren, en el Transiberiano. Tal sugerencia me agradó al punto que llamé a mi hermano Stephan y le invité a hacer juntos el viaje y, sí; Stephan se vino de Chicago a Frankfort y juntos nos fuimos para Moscú en compañía de una amiga colombiana, Dominique; y así abordamos, en el año 1996 el Transiberiano. Durante siete días viajamos a través de todo Siberia los tres viviendo en un compartimento de vagón, simplemente, de dos por dos metros. Ahí vivimos los tres metidos durante una semana; siete días y siete noches en tren y en un "ahí-va-ahí-va-ahí-va" cruzando por el norte de Mongolia llegamos a Beijing posteriormente. ¡Inolvidable!
Recuerdo que llevábamos nuestra comida en cajas para los siete días que duraba nuestra travesía. En nuestro compartimento en el Transiberiano había un calentador de agua, donde nosotros obteníamos agua caliente... entonces, por ejemplo, cuando abríamos una lata de salchichas las metíamos ahí un rato, las calentábamos antes de comerlas; de igual manera, nos dice Stephan, las latas de Petits Pois o cosillas así, las poníamos encima del calentador y, al ratillo, le dábamos vuelta y, diay, cuando estaban medio calientes, las abríamos para alimentarnos diariamente.
Werner agrega: como el tren tiene el servicio de restaurant uno de esos días decidimos vestirnos un tanto de gala y nos fuimos para el restaurante.
Stephan acota: y cuando abrimos la puerta del restaurante, diay, tuvimos que esperar a que saliera un humarascal que había en el entorno y, cuando se disipó en parte el humo, encontramos ocho rusos fumando, jugando cartas, comiendo con ocho botellas de vodka sobre la mesa.
Werner: Abrimos la puerta. Se callaron, todos nos volvieron a ver. Cerramos la puerta y nos fuimos nuevamente para nuestro compartimento.
Stephan: Esa fue nuestra experiencia en el vagón de comida. Ni entramos, pero sí, fue una experiencia irrisoria para nosotros al recordar aquellos momentos mientras observábamos el paisaje siberiano.
Werner y Stephan nos cuentan que conocieron una familia china, que viajaba en el vagón siguiente, y
tenían una niña llamada Yuri, de unos ocho años de edad. Con esa familia nos divertimos con diversos juegos tales como uno que llamaban "Tic-tac-toc" así como pintábamos o practicábamos el idioma chino
junto con Dominique, la colombiana que estaba conmigo en el programa de chino. Un día de esos, el tren paró en uno de esos pueblitos que parecen como salidos en medio de la nada.
Usualmente el tren paraba nada más para recargar diésel o para aprovisionarse de algunos alimentos para el personal del tren o algo así. Entonces, mientras llenaban los tanques de agua podíamos bajar a caminar por el andén y también comprar comida. Recuerdo, nos dice Werner, que agarraban los periódicos y hacían con ellos un conito donde metían papas y pescados secos. Como ya había visto en paradas anteriores, antes de que el tren reanudara su marcha, normalmente hacían sonar un pito pero esa vez no sucedió así... Entonces vimos, asombrados, que Stephan aún caminaba por el andén con Yuri al momento en que el tren
iniciaba su marcha. Stephan corriendo junto al tren con Yuri en sus brazos, alcanzó a entregarla a Dominique y, haciendo un gran esfuerzo, pudo introducirse en el tren. Luego comentaríamos que estuvo a punto de quedarse en medio Siberia sin hablar ruso, sin dinero, sin pasaporte, solo con la ropa que traía puesta y con una niña que no era de él, en medio de Siberia cuyo servicio de tren pasa una vez por semana.
En la frontera de Rusia con China, eh, estuvimos unas seis horas a la espera de continuar el viaje porque el ancho de los rieles es diferente. Sea, la distancia entre los rieles de China y los de Rusia no es la misma. Entonces es todo un tema, porque usan los mismos vagones cambiando las ruedas. Aunque son solo un par de milímetros, lo que hacen es entrelazarlos, por un par de kilómetros y, en un galerón, levantan cada vagón a la vez que, mientras sacan un vagón rodando van metiendo otro, y así sucesivamente. Al llegar a Beijing nos hospedamos en un Hotel Holiday Inn económico y nos duchamos para salir a conocer la vida en esa ciudad de China.
De Werner Bansbach Steinvorth
Nació el 30 de octubre del año 1973 en la Clínica Santa Rita. Fui al Kinder, hice mis esturios de primaria y secundaria en el Colegio Humboldt, nos dice. Me gradué en el año 1990 de bachillerato costarricense y en 1991 del bachillerato Abitur, que es propio de Alemania y reconocido internacionalmente. Igual que mi hermano Stephan me gradué en Licenciatura en Ingeniería Industrial en la Universidad Internacional de las Américas. En el año 1994 me fui para Alemania a trabajar haciendo una pasantía en el área de acordeones de la fábrica Hohner.
Hohner fue el primer proveedor de Bansbach. Ahí estuve trabajando como por cuatro o cinco meses. Estuve en el Departamento de Exportaciones, en el Departamento de Proveeduría y en planta de producción. Durante una parte de mi estadía en Hohner estuve fabricando acordeones y armónicas entre otros trabajos. De recuerdo tengo armónicas que yo hice y a mi papá también le obsequié una armónica que hice.
Luego entré a la Universidad en Alemania, al Sur de Stuttgart, a sacar un post grado en Comercio Internacional con énfasis en el mercado asiático. Entonces ahí estuve casi dos años viviendo en Reutlingen.
No obstante tuve que venirme un mes antes a visitar a mi abuelo que ya estaba muy enfermo para estar un tiempito con él aquí; así entonces dejé pendiente algunas materias de estudio con ánimo de volver y así lo hice cuando regresé a Alemania año medio después.
Después de eso llegué a Shanghái y estuve en la universidad de Tongji durante cuatro meses estudiando mandarín. Después logré una práctica en el Dresden Bank de Alemania en Shanghái por unos seis meses. En total estuve como diez meses en China y visité el Tíbet por lo que pude conocer un poco sobre esa parte de los Himalayas. Luego de eso me fui para Michigan a sacar mi Maestría en Administración de Empresas. Luego, en diciembre del año 1999 empecé a trabajar con mi papá en Bansbach. En la actualidad él ya está retirado pero, cuando viene a Bansbach conversa con todo mundo y goza de gran estima y es muy ameno para conversar, como decían los antiguos griegos, epata, capta la atención de las personas.
Mi esposa, continúa diciéndonos Werner, se llama Ximena Miranda Garnier. Ella estudió en el Saint Francis College y mis hijos, la mayor, nació en el 2009, se llama Claudia; y Jan, que nació en el 2012 con una conexión interventricular en el corazón, a los seis meses de edad lo llevamos a los Estados Unidos para operarlo y, afortunadamente, todo salió muy bien y desde entonces, como decimos en Costa Rica, está con toda la pata.
Bansbach: gestión social, comercial y filantropía
La filantropía y su gestión social son posibles gracias a una gestión comercial que conduzca a la existencia económica sostenible, para la empresa.
En procura de un desarrollo personal y empresarial de connotación altruista, desde sus inicios, Bansbach tiene incorporada la tendencia a favorecer el bien de las personas a manera de apoyo y ayuda desinteresada. Bansbach promueve este servicio constructivo basado en que las vivencias musicales aportan vivir experiencias de empatía, conducta relacionada con la filantropía.
Este proceso comercial se desarrolla paralelo al proceso social, mismo que está estructurado de tal manera que se revierta, nos dicen Stephan y Werner Bansbach -nietos del fundador de la empresa don Juan Bansbach y, ambos en la actualidad a cargo del desarrollo empresarial de su negocio de venta de instrumentos musicales- robustecido con la visión empresarial que conlleva hacer crecer el mercado para vender cada día más instrumentos, lo que coadyuva en la obtención de dinero para desarrollar asimismo este proceso social día a día.
De Stephan Bansbach Steinvorth:
Stephan cuenta que nació el 26 de setiembre del año 1971 en San José, Costa Rica y que asistió a la escuela primaria y secundaria en el Colegio Humboldt, de donde obtuvo su Bachillerato costarricense en el año 1989 y, luego de haber hecho un año más de colegio, obtuvo el título alemán llamado Abitur que es reconocido en Alemania y Europa.
Después estudié en la Universidad Internacional de las Américas, nos dice, en Ingeniería Industrial, hasta que saqué la Licenciatura. Y de ahí me fui a Alemania y trabajé en una fábrica para tener la experiencia de trabajar en una industria. Es una fábrica gigante que hace muebles de cocina y trabajé prácticamente en todos los departamentos; desde meterle tornillos a los muebles hasta líneas de montaje y luego entré a la parte administrativa haciendo pedidos y cosas así. Ahí estuve trabajando como un año. Ahí viví como un año, en el Sur de Alemania, luego me fui al norte de Alemania, a Hamburgo, donde trabajé en un Banco de inversión dado mi interés en lo relacionado con inversiones en bolsa. Luego de haber hecho mi práctica en ese banco abordé un barco bananero y tras navegar durante tres semanas volví a Costa Rica.
El barco salía de Hamburgo pasando por Francia e Inglaterra. Lo llenamos de contenedores, de carros, de tractores, de todo para enrumbar hacia las Islas Azores. Cruzando el Atlántico y llegamos a las Islas del Caribeentre ellas Martinique, Guadeloupe, Sainte Lucienne y llegamos a Costa Rica ya con el barco vacío, porque es un barco bananero y aquí lo llenan de bananos y se va directo para Alemania. Cuando estuve de vuelta en Costa Rica ya Bansbach tenía su tienda en Nicaragua inaugurada por mi papá. Así también mi papá fue el que inició la Academia de Música Bansbach mucho antes, aproximadamente cuando yo nací, más o menos.
Stephan, Werner y Marlise en Alemania del este
Juntos estuvimos en la Alemania del este antes de la caída del Muro de Berlín. Cruzamos por Checkpoint Charlie en un bus de turismo porque íbamos en un tour. Fue un viaje un tanto difícil porque nosotros éramos bastante jóvenes y, bueno, revisaban el bus metiéndole espejos por debajo para obtener certeza de que no hubiera persona alguna ajena al tour. Nos ponían el pasaporte a la par y nos obligaban a quitarnos los anteojos para revisar si la foto del pasaporte coincidía con la cara de la persona en cuestión. Después, cruzar a la otra Alemania nos llevaron a varios museos; y la gente lo veía a uno raro porque nosotros podíamos volver a salir a Alemania Occidental y ellos no podían salir. Años después, luego de la caída del Muro de Berlín, yo fui varias veces en automóvil y, diay, eran notables las diferencias, tales como calles destruidas, los trenes no funcionaban y en su gran mayoría las edificaciones, casas e infraestructura eran tristes, muy triste la pobreza en que esa gente vivía.
Por la casa de mis abuelos Steinvorth Herrera
Antes de que a mi abuelo materno se enfermara, yo iba con él a su finca de café en Alajuela. Entonces íbamos juntos a la finca. Yo caminaba todos los días de mi casa a la casa de mis abuelos, todas las mañanas desayunaba ahí y salíamos tempranísimo para la finca. Entonces yo me quedaba con él en la finca y trabajaba en esa finca mientras él hacía sus vueltas y sus cosas. Y después en la tarde me venía de vuelta con él, para San José. Recuerdo que, diay, yo manejaba el tractor en la finca y jalaba café. O sea, trabajaba con él, para estar con él, para pasar tiempo con él.
Luego, de ahí me fui a Estados Unidos, a Florida. En Miami estuve trabajando en otro banco y ahí estuve como seis meses, también, trabajando en ese banco. De ahí me fui a Chicago a sacar una maestría en administración, con énfasis en emprendedurismo y finanzas. Entonces en Chicago viví dos años hasta que me contrataron para trabajar en Unilever en El Salvador por lo que me fui a vivir a El Salvador. Estando en ese país me reencontré con mi novia del colegio y nos casamos en Costa Rica y nos fuimos a vivir a Santa Tecla; pasado un tiempo mi esposa Ana Catalina Quirós y yo nos vinimos para Costa Rica donde empecé a trabajar en Bansbach, junto con mi hermano Werner que ya estaba en Bansbach desde hacía un año aproximadamente.
En Unilever yo tenía un buen puesto porque ya había ascendido dentro de la empresa que también había crecido por lo que mi puesto era gerente. Pero en Costa Rica para Bansbach estaba un poco complicada la situación. La compañía estaba pasando por un tiempo bien difícil. Entonces, diay, hablábamos mucho por teléfono y fue cuando decidí renunciar a Unilever en El Salvador y venirme para Costa Rica para incorporarme de lleno y a ver cómo hacíamos para sacar la empresa adelante. Fue así como comenzamos mi hermano y yo juntos en Bansbach.
Mi hija mayor Lucía vive en Bremen, Alemania, continúa diciéndonos Stephan, estudia Ingeniería Industrial, por cierto; y Christianne y Patrick que son mellizos. Y como Lucía les lleva año y tres meses entonces, cuando eran pequeños, era como si tuviéramos trillizos al ver a los tres, corriendo por la casa. Hoy los tres son mayores de edad. Patrick acaba de volver de Asia donde estuvo cuatro meses en Tailandia, Indonesia, surfeando, paseando y conociendo gran parte de Asia.
Su hermana la melliza, Christianne, esa está aquí, también y es balletista profesional; se ha presentado varias veces en el Cascanueces. Fue personaje central que baila la Reina de las Nieves con un nivel altísimo de ballet, le encanta. Christianne y Patrick están aplicando a las universidades en Europa, una en Dinamarca y otras en Alemania.
Una anécdota familiar fue cuando Stephan y su esposa Ana Catalina nos acompañaron a Ximena y a mí a un viaje a China. Aunque Ximena sabía que yo había estado en China y cuando éramos novios yo todavía asistía a clases de chino, cuando estuvimos en China y nos montamos en un taxi y empecé a hablar con el taxista Ximena se me quedó viendo como diciéndose a sí misma: ¿es este mi esposo?
El nombre de China en chino es Zhōngguó y significa "el estado del centro". En escritura mandarín
es como un rectángulo con una línea en el centro; aunado a otro que es como tres rayitas, una en el centro, un palito y un cuadro alrededor, que quiere decir Estado, gobierno (中國). Es importante hacer notar que en los mapas chinos China está en el centro. Stephan dice que la ventaja de que Werner hable mandarín les ha abierto las puertas en sus estancias en China principalmente a las ferias comerciales. Tal es el caso de nuestra marca "Stark" que Werner habló directamente con el productor de tambores para que los mismos traigan la leyenda “Stark by Bansbach”.
El legado de don Juan Bansbach
Como bien sabemos, el recurso humano es lo más valioso que existe en toda empresa. Este fue el aporte principal surgido de la conversación que exfuncionarios y funcionarios de la empresa Instrumentos Musicales Bansbach, sostuvieron en la Sala Hilda Miller, el día 14 de julio de 2022.
Estuvieron presentes Edgar Durán, Eduardo Bermúdez, Ronald Dotti, William Marín, Maricel Estrada, Jan Thalmann, Norman Argüello, Jobel Morales y mediando el sistema de videoconferencia Ginette Solano desde Guápiles, Glenda Alvarado Ramírez y Dennis Paniagua desde Nicaragua. Stephan Bansbach y Werner Bansbach acompañaron a sus excompañeros y actuales colaboradores en esta tarde de remembranzas.
Los ex funcionarios conversaron acerca de la forma en que se incorporaron a trabajar en Instrumentos Musicales Bansbach y contaron algunas anécdotas de vivencias que tuvieron en su época laboral. Coincidieron en sus intervenciones en que las políticas de recursos humanos de la empresa eran idóneas pues siempre se sintieron a gusto en sus labores y consideran haber desarrollado plenamente su potencial humano como trabajadores y una felicidad que llevaron incluso al ámbito de su entorno familiar.
Ronald Dotti Monge:
Los Bansbach, desde don Juan hasta los actuales, han sido personas que han creído que es mejor enmendar errores que hacer despidos que conllevan un atraso de inducción difícil de recuperar. Eso hizo crecer a la empresa y nos hizo crecer como personas. Pasé más
de la mitad de mi vida muy feliz con ustedes. Gracias señores Bansbach.
Ronald Dotti nos cuenta que para esta reunión vino desde Juan Viñas, lugar donde reside y que de igual manera viajó durante gran parte de su vida para venir a trabajar a San José. En esa época ya don Juan venía aquí una vez a la semana y a veces coincidíamos en las gradas; era persona muy amable, ese es el recuerdo que tengo de don Juan.
Recuerdo también que por ese tiempo que, además de haber cursado estudios musicales y graduarme como profesor de música decidí estudiar otra carrera; entonces aquí me daban permiso de salir temprano para llegar a la Universidad Florencio del Castillo en Cartago. Así me gradué como Administrador de Empresas.
Cuando abrieron Nicaragua, don Hans quiso que me hiciera cargo y él me dijo que
me fuera con la familia porque para él era funcional que yo estuviera en familia pero en mi casa la idea de irnos no tuvo arraigo por lo que tuve que declinar el ofrecimiento y agradecerle muchísimo a don Hans por su confianza en mi persona.
Luego establecí mi propia tienda en Cartago como distribuidor de Bansbach pero el centro comercial estaba mal administrado por lo que preferí cerrar la tienda y don Hans entonces me nombró Administrador de la Tienda de San José y todos los programas que tuvimos con Yamaha y con Bansbach fueron vivencias muy lindas. Yamaha nos transmitía estrategias muy interesantes. Tengo dos años de pensionado y me llaman clientes a mi casa para preguntarme cosas de teclados y, a veces, que les puedo ayudar en algo creen que trabajo aún para Bansbach.
Algunos que saben que soy pensionado aún me llaman para saludarme.
Realmente fui muy muy feliz de trabajar acá con don Hans. Con don Wilmar fue muy poquito que trabajé, pero era una persona muy amable. Y con Werner y con Stephan me he sentido muy contento de muchos compañeros y he vivido muy muy bien. Me hace mucha falta la tienda. Fue muy enriquecedor y muy bonito y yo fui muy feliz.
Maricel Estrada:
Tengo una anécdota con Felicia Mora. Las exoneraciones se hacían con máquina de escribir. Y me acuerdo que eran las 6 de la tarde y yo tenía examen y yo decía: - Bueno, mañana vengo temprano y la termino.
Como parte de esta anécdota recuerdo que ese día me fui y cuando yo regresé al día siguiente, la exoneración ya estaba hecha. Sea, Felicia entró a mi oficina y la hizo. Y yo lloraba y decía para mí misma:
- Bueno, yo aquí no voy a durar mucho, esa señora (Felicia) a mí no me quiere. Resulta que el funcionario anterior había dejado un montón de exoneraciones sin hacer, sea, exactamente las dejó tiradas; por lo que teníamos que ponerlas al día.
Recuerdo que Felicia me llevaba muy aprisa, algo así como en carrera hasta la Oficina de Exoneraciones, que quedaba por el Banco Popular... y yo sudando en carrera detrás de ella, corriendo, porque ella era poseedora de una gran energía.
Y al otro día consideré que todo sería igual por lo que me preparé para ir con ella a la Oficina de Exoneraciones lista para correr... y ya iba corriendo cuando Felicia me dijo
- ¿Qué pasa, muchacha? ¿Por qué andás corriendo?
- No, no no. Tranquila, tranquila. Primero vamos a pasar a una tienda porque vos te vas a casar pronto y quiero enseñarte algo que quería comprarte.
Diay, me di cuenta que definitivamente, en este mi nuevo trabajo, iba a pasar mucho tiempo haciendo exoneraciones, y que esos documentos los seguiría presentando ante el Ministerio de Hacienda como requisito porque los instrumentos musicales gozan de una ley para el no pago de aranceles.
Es importante hacer notar que ese día 14 de Julio del 2022, por motivos de salud Felicia Mora no pudo asistir a este encuentro pero todos hablaron de ella como persona de gran energía, lo que la hacía ser eficiente en el desempeño de sus labores. Quedó claro que Felicia era una gran administradora de personal y que estaba al tanto diariamente de todo cuanto sus compañeros de trabajo realizaban.
Werner Bansbach Steinvorth: Felicia fue como la mano derecha de mi papá y mi tío por muchos años, persona bastante fuerte en su carácter, generosa y enérgica que ponía orden porque mi papá y mi tío no tenían tal carácter y Felicia era quien ponía a todo mundo a marchar.
Nos dice Edgar Durán que su llegada a Instrumentos Musicales Bansbach fue como un premio que Dios le dio. Y agrega : -lo digo porque la primera persona con la que yo me relacioné fue con Felicia. Felicia no sólo era una amiga, era una persona ejemplar, incansable. Felicia nunca tenía límite para las cosas, verdad. Yo al principio hasta la molestaba: -¿Por qué trabaja tanto, le decía?
Después me convencí de que Felicia era más bien como para imitarla. Era toda entrega, todo valor. No había noche, no había día, que dejara de pensar en Bansbach.
Viendo actuar a Felicia aprendí que para tener éxito en la vida hay que identificarse primero con lo que va a hacer para tener claro por qué lo va a hacer. Ahí comencé yo a entender que venir a Bansbach había sido para mí una bendición de Dios y lo digo porque después siguieron sucediéndome cosas maravillosas.
Edgar Durán: en síntesis, vine a encontrarme con algo que jamás soñé. Un lugar de trabajo que se convirtió en una universidad de la vida que me marcó. No tendría palabras para calificarles, sino sólo cosas buenas
Como chofer durante muchos años de ellos, los llevaba a las Playas del Coco. Conocí a don Juan, a doña Hilda; y puedo decir que fueron un ejemplo, fueron un alimento para decir la vida es bonita siempre y cuando se tengan buenos sentimientos; bueno, aquí me daría la noche para contarle muchas anécdotas y todas sólo positivas.
Trabajé aquí veintisiete años y encontré valores que yo no tenía: en síntesis, que yo vine a encontrarme con algo que jamás soñé. Un lugar de trabajo que se convirtió en una universidad de la vida que me marcó. No tendría palabras para calificarles, sino que sólo cosas buenas.
William Marín Marín:
Considero que con Bansbach se me han facilitado muchas cosas. Empecé desde cero, desde piso de tierra por lo que me siento satisfecho y contento y muy agradecido.
Más que todo la oportunidad que me han dado me ha desarrollado demasiado, a través de la marca, por la marca, por la empresa, por el apellido de Bansbach. Me ha facilitado estar en otros lados, donde muchas veces dormí en una banca y, por medio del trabajo, he dormido en un hotel muy fino. De viajar en un bus logré viajar en un avión. Porque el trabajar en esta empresa me ha facilitado todos esos beneficios
Trabajé en el Departamento de electrónica de Bansbach creo que por el año 1989. Junto con otro compañero estuve a cargo de toda la parte electrónica; vivimos tiempos muy agradables.
Recuerdo que íbamos a Escazú a la casa de don Juan a reorientar la antena de televisión que en ese tiempo el sistema era por antena sobre el techo.
Don Wilmar fue quien me entrevistó y siempre estuvo al lado de nosotros; ayudándonos y enseñándonos. Mi área de trabajo era bonita porque hacía servicios a domicilio y muchas veces don Wilmar iba con nosotros. A veces nos acompañaba don Humberto Marín que era
como el chineado de ellos, era un señor ya mayor que también era pintor y algunas de sus pinturas existen en la tienda y él también trabajaba mucho con maderas.
Don Humberto Marín junto con Oscar Leitón y Rafael Maroto recibieron capacitación de don Juan y yo me relacioné con ellos en la parte electrónica. Ellos eran afinadores de pianos y preparaban las maderas. Don Oscar Leitón no usaba herramientas, sino que a puro oído
afinaba pianos entre ellos el piano de la Universidad o el del Teatro Nacional. Rafael Maroto
tenía un respeto grandísimo hacia don Juan dada la enseñanaza que había recibido de don Juan. Aún hoy, cuando voy a una casa por mi trabajo a domicilio hay personas que hablan de don Juan.
Recuerdo que si llegaba una persona a la ventana de la tienda y don Juan veía que podía ser persona interesada, salía, hablaba con el posible cliente y lo invitaba a pasar a la tienda. Conozco personas muy mayores que me han contado que don Juan les decía: -tome, llévese el instrumento y me lo paga como usted pueda. Y algunas personas que tocan acordeón hoy en día que tienen ese gran recuerdo de don Juan.
Una vez fui con don Wilmar y don Humberto a llevar un órgano nuevo a la parroquia de San Ramón. Nos trajimos el organito viejo de la iglesia y me dijo: si a usted le gusta este órgano se lo voy a regalar. Con gusto recibí el obsequio y al poco tiempo se me presentó la oportunidad de venderlo a cambio de un terreno.
Considero que con esta empresa Bansbach se me han facilitado muchas cosas por medio del trabajo, desde dormir en finos hoteles a viajar en un avión. Empecé desde cero, desde piso de tierra por lo que me siento satisfecho y contento y muy agradecido por estar en una empresa por más de 30 años.
En el transcurso de estos años puedo asegurar que don Juan le enseñaba a la gente y le ayudaba en capacitación; tal es el caso de don Luis Ocampo que don Juan le pagó sus estudios para que él aprendiera electrónica y fue el primer técnico que Bansbach tuvo en electrónica. De manera similar con Juan Bautista, otro compañero al que don Juan Bansbach le dio la oportunidad para que él aprendiera; y ya después seguí yo que he estado aquí por muchos años, en esa área, en la parte electrónica.
Cuando iniciamos el proyecto Estrellita se empezaron a traer los órganos CRN 70 y nosotros los armábamos y don Wilmar le regaló a varios empleados ese modelo de órgano para que los hijos de ellos entraran a las clases de Estrellita.
Eduardo Bermúdez: don Juan me fue enseñando, poco a poco, cómo arreglar acordeones. Me pedía identificar las notas para educarme el oído y así, que yo aprendiera a afinar el acordeón.
Estoy muy agradecido, con la vida, de haber trabajado aquí. Entré a Bansbach por Felicia, porque mi esposa le dijo que yo hacía todo tipo de trabajo en reparaciones en las casas. Así llegué aquí y conocí a don Wilmar. a don Hannes y a don Juan. Felicia me dio indicaciones de lo que había que arreglar. Era en un baño. Cuando hice el trabajo, Felicia me pidió que volviera al día siguiente. Como yo no tenía trabajo así lo hice. Realicé muchos arreglos que se necesitaban. Continué yendo a la tienda y arreglando lo que se ocupara arreglar.
Un día don Wilmar me dijo que don Juan necesitaba hacer unos trabajos en su casa. Quedamos de acuerdo en ir al día siguiente a la casa de don Juan. Así lo hicimos y don Wilmar me presentó con su señor padre, explicándole que yo estaba a cargo del mantenimiento en Bansbach, por unos días. Don Juan me explicó de los problemas que tenía en su casa y a partir del día siguiente empecé a hacer arreglos varios. Fui a la ferretería cercana a comprar materiales. Yo buscaba qué hacer y fui haciendo varios trabajos.
La primer vez que llegué llevaba una tacita con arroz y frijoles y me los comí, con un poco de agua. Ya como a las cinco de la tarde, que yo andaba en moto y me iba a ir para la casa, don Juan me preguntó cómo estaba mi moto. Le dije que bien. Cuando me iba me dijo que fuera con mucho cuidado. Me dijo, también, que yo iba a seguir yendo a la casa, porque había muchas cosas que hacer ahí. Cuando venga por aquí no es necesario que traiga almuerzo, porque aquí se le da todo. Si quiere fresco le dice a Elisa, café o lo que usted quiera, a la hora que usted quiera. Cuando llegué a la casa le dije a mi esposa: no me aliste nada, me lo van a dar todo. más bien, si puedo, traigo. (todos rieron por su forma simpática de decirlo).
Don Juan me fue enseñando, poco a poco, cómo arreglar acordeones. Conforme pasaron los días, yo deseaba que me asignaran ir a la casa de Don Juan. Cuando regresaba a la casa de don Juan, él me preguntaba en qué habíamos quedado la última vez, refiriéndose a las lecciones de reparación de acordeones. Yo le recordaba el tema y seguía enseñándome. Él tocaba, digamos, un do natural y un do sostenido, verdad, y me pedía identificar las notas. Lo hacía para educarme el oído y así, que yo aprendiera a afinar el acordeón.
Un buen día cuando ya él consideró que yo ya estaba listo para hacer los arreglos de acordeón, le dijo a un cliente que trajera su acordeón a la tienda y preguntara por mí para que yo se lo arreglara. Más de un acordeón arreglé y me acuerdo que cuando yo llegaba donde don Juan para entregarle el dinero, me decía:
- Eso es suyo.
Don Juan me preguntó si yo estaba en planilla. Cuando le dije que no, me respondió: - Coja su moto y se va donde Felicia y le dice que yo lo quiero asegurado mañana. Y se va para la casa. Llega hasta el lunes. Eso fue un viernes. El lunes llegué y ya estaba en planilla y asegurado. Tengo mucho que contar acerca de mi vida en Bansbach que todo ha sido para bien de mi persona y de mi familia. Incluso don Juan me dio el dinero para comprar el lote y construir mi casa. Luego lo fui pagando y me rebajaban por mes.
Ginette Solano Poveda: Nunca fue fácil pero siempre fue victorioso. Y de verdad que salimos adelante. Ah, estuve en Honduras, estuve en Nicaragua. Atendí distribuidores y conversando con don Hans, le dije que nosotros podíamos ir a visitarles.
Yo tengo tantas cosas que contar de Bansbach, y todas positivas, que yo podría hacer solita el libro, verdad. Fueron muchos años, fueron muchas oportunidades, fueron muchas cosas… Me permitieron desarrollarme y desarrollar cosas así, loquísimas, verdad. Los distribuidores, los programas educativos… de verdad que yo hice mucha loquera en Bansbach. Me dieron la oportunidad de equivocarme y de levantarme. De volverme a caer. Y de seguir trabajando por lo que hacía. Nunca fue fácil pero siempre fue victorioso. Y de verdad que salimos adelante.
Hola... espero me estén oyendo. Mi nombre es Ginnette Solano. Solano Poveda. Tengo ya dos años de haberme retirado de la empresa, después de 37 años. Llegué a Bansbach por Felicia. Recuerdo que yo trabajaba en una tienda que había en la esquina y ella iba a hacer un depósito bancario cuando alguien la quiso asaltar. Entonces Felicia apuradamente se metió en la tienda y cuando me acerqué para atenderla me contó qué era lo que le estaba sucediendo. Luego de asegurarnos de que todo estaba bien en la calle pues, se fue...
Y unos días después cuando yo estaba esperando que abrieran la tienda pasó Felicia y me preguntó que si me gustaría trabajar en Bansbach. Entonces le dije: "pues claro que sí. A mí me gusta, la música siempre me ha gustado mucho". Pero, honestamente, mi participación en la música había sido en las bandas de la Escuela y en las del Colegio, verdad. desde que estuve en el Kinder estuve en las bandas.
Bueno, pues entonces ella me dijo que fuera a una entrevista y la primera llegada, como anécdota, fue fatal, verdad; porque yo llegué a mi entrevista y le pregunté a la cajera, a Elisa Bonilla, que estaba en ese momento:
¿Usted me podría decir adónde encuentro a una Señora que se llama Vilma?
Sí, me dijo, ahí bajando las gradas.
Al Tocar la puerta me encontré con don Hans y don Wilmar ahí. Entonces les digo yo:
- Buenas, es que tengo una entrevista con doña Vilma. Y me dice don Wilmar: - Perdone, no es Vilma, es Wilmar y soy yo.
¡Imagínense! Sin experiencia, verdad. Se me cayó todo, se me abrió la tierra… y bueno, me hicieron la entrevista. En esa oportunidad no me contrataron pues contrataron a una chica flautista de la UCR. pero algunos días después me llamaron y desde entonces empecé a trabajar en la Tienda como vendedora. Tengo muchas cosas que contar de Bansbach y todas positivas durante los muchos años que estuve laborando en Bansbach.
Muchas cosas me permitieron desarrollarme y desarrollar cosas así como los distribuidores y los programas educativos. Nunca fue fácil pero siempre fue victorioso. Y de verdad que salimos adelante. Ah, estuve en Honduras, estuve en Nicaragua. Atendí distribuidores y conversando con don Hans, le dije que nosotros podíamos ir a visitarles.
Así empecé a afiliar a los distribuidores que tenemos y cuando me di cuenta ya nosotros teníamos como cien distribuidores en el país. Entonces yo viajaba por el país. Qué le digo, diay, me dieron la oportunidad de estar al frente de la tienda de San José, estuve al frente de la tienda de Honduras, estuve al frente de la tienda de Multiplaza, diay, la verdad es que yo le di alma, vida y corazón a mi trabajo.
Bueno, entré aquí como vendedora y también estudié contabilidad y Felicia me jalaba para un lado, me jalaba para el otro y me enseño muchísimo. Por ese tiempo mi oficina era chirrisquitilla entonces empecé a llevar todo lo que era cuentas por cobrar, cuentas por pagar. Cuentas por cobrar fue algo realmente difícil en aquellos años de los ochentas porque recuerdo que había una pared completa de tarjetas con cuentas por cobrar con vendedores externos que hubo que quitarlos.
Cuando yo entré a la tienda ya había pasado la depresión y se estaba empezando a reactivar la economía. El número de empleados se redujo mucho. Por esa razón, cuando entraba un pedido de mercadería todos teníamos que hacer de todo: y todo el mundo tenía que quedarse descargando el camión, desde que llegaba; desarmando cajas y haciendo de todo.
Y bueno, yo estaba ahí en la oficina chiquitita y don Juan me decía:
- No puedo venir a visitar a usted con mi esposa, porque no cabemos los tres aquí. Tiene que decirle a Hans que la pase a un lugar más cómodo, no podemos tomar café -me decía- siempre que llegaba a visitarme.
Recuerdo bien que cobrar toda aquella cartera de clientes fue algo titánico. Pero logramos muchísimo de ese cobro y entonces la empresa, otra vez, volvió a prosperar.
Multiplaza Escazú: Academia de Música Bansbach
En la Academia de Música Bansbach en Multiplaza Escazú el 17 de agosto 2022
don Werner Bansbach, nieto del fundador don Juan Bansbach y actual Gerente General de la empresa; JanThalmann, saxofonista y Director de la Academia y la Profesora Tanya Cordero Cajiao,
pianista, quien se distinguió como profesora de la Academia y que ejerce la docencia en la Universidad de Costa Rica, hicieron un recuento de buena parte de los logros alcanzados más allá de lo relacionado con la parte comercial de Bansbach Intrumentos Musicales. En esta reunión que compartieron en amplia conversación hicieron hincapié concretamente en el programa Estrellita, donde se imparten cursos para niños, así como eb los cursos para jóvenes y adultos durante más de cincuenta años de existencia.
Jan Thalmann hizo ver la importancia de la Academia de Música Bansbach cuyo trasfondo, según dijo, es hacer música para el disfrute personal de educadores y educandos porque para los músicos hacer música y crear es altamente satisfactorio; es proclive porque al compartir la música se torna como si fuera una adicción todo cuanto la música nos provee que incluye sentirse bien, muy bien, y todo cuanto hace a la persona externar y sentir sensibilidades en el convivio de una Costa Rica en armonía.
Don Werner Bansbach comentó que desde sus inicios la Academia de Música Bansbach promueve el aprendizaje de la música como una forma de vivir en armonía, en sus cuatro sedes: Multiplaza Escazú, City Mall en Alajuela, Plaza del Sol en Curridabat y en Nicaragua. También hizo mención de que,hace algunos años, la Academia inició sus labores en el Centro de la Ciudad de San José donde Instrumentos Musicales Bansbach tiene más de ochenta y cinco años de existencia. Es así como miles de niños, adultos, hombres y mujeres, han dado sus primeros pasos en la música, en aulas y espacios equipados para la labor de enseñanza-aprendizaje de la música y el canto.
Tanya Cordero, sonriendo, visualiza la primera vez que llegó a la Academia; cuenta que, luego de enterarse sobre un anuncio en prensa que decía que se buscaban profesores para el curso Estrellita, "entonces llamé por teléfono y me dieron una cita con don Fernando Andrés, que era el Director en ese momento. Eso fue allá por el año mil novecientos ochenta y nueve. Recuerdo que fui con mi mamá a la cita, sí, a la entrevista, porque en aquellos días yo tenía 17 años de edad. Don Fernando Andrés había sido, también, estudiante de la Escuela de Artes Musicales, donde yo estaba estudiando y conocía mi formación como estudiante.
Recuerdo que me contó un poco sobre el método Yamaha que es la parte esencial del sistema de educación musical en la Academia de Música Bansbach y, viendo mi interés en participar como profesora, dimos el primer paso que consistió en tramitar un permiso para trabajar por parte del Patronato Nacional de la Infancia, dado que yo era menor de edad. Después un proceso de entrenamiento de tres meses aprendí todos los procesos del sistema Yamaha incluyendo la preparación de materiales para los cursos".
Don Werner Bansbach recuerda que el primer director de la Academia fue don Fernando Andrés y que Ciro Vargas fue el primer profesor. El sistema es un método o un sistema excelentemente bien concebido para aprender música de manera natural. Es similar a cuando un niño aprende a hablar, sea, como si el aprendizaje musical fuera una lengua materna. "Papá (don Hans Bansbach) siempre cuenta que para iniciar a impartir lecciones con el sistema Yamaha tenía que haber mínimo seis estudiantes, entonces mi papá se matriculó como estudiante".
Tanya Cordero acotó que el primer paso es orientar al niño a escuchar e imitar para luego reproducir eso que imitamos; lo que permite la posibilidad de desarrollar lo que se denomina "el oído absoluto" por lo que toda esa información de las notas musicales, de los sonidos, queda adentro, en el oído interno; y así los niños son capaces de reproducirlo después. Recordemos que esa es
la manera en que aprendemos a hablar, igual como nos enseñaron a decir mamá para luego decirlo y, posteriormente aprendimos a escribirlo.
Jan Thalmann coincide en que eso es una de las características importantes de la Academia de Música Bansbach, que es parte de las Academia Yamaha a nivel mundial. "Esta característica de enseñanza no se aprende en universidades ni en conservatorios. Tanya y yo lo confirmamos muy bien porque ambos estudiamos en la Universidad de Costa Rica donde el sistema académico es diferente. Aquí en la Academia de Música Bansbach es muy agradable porque es más atractiva, más llevadera, es como aprender jugando con lo que más nos gusta y divirtiéndonos haciendo y creando música para deleite de todos, es una forma más amigable para compartir".
Don Werner recuerda que no obstante que la Academia de Música Bansbach inició en el año mil novecientos setenta y dos, "ya existía una preparatoria o escuela llamada Orquesta de Acordeones, que la dirigía mi abuelito don Juan; donde incluso mi papá también era estudiante. En la actualidad la Academia ejerce su labor docente mediante un sistema de educación que propicia un proceso de aprendizaje ameno para el estudiante. Incluso, en el programa Estrellita, los niños están acompañados por sus padres en las lecciones. Los programas que se enseñan son: flauta, piano, acordeón, canto, guitarra, percusión, instrumentos de viento. Para complementar la formación musical, la Academia de Música Bansbach ofrece a sus estudiantes la oportunidad de realizar conciertos con público. De esta manera, el estudiante obtiene una experiencia completa del quehacer musical. Estos conciertos se van realizando de manera progresiva: primero con sus compañeros de clase, luego con toda la Academia y familiares de alumnos y, finalmente, se realiza un concierto con público externo".
Luego del conversatorio entre aulas e instrumentos musicales en Plaza Escazú,
con el recuento de buena parte de los logros alcanzados más allá de lo relacionado con la parte comercial de Bansbach Intrumentos Musicales, don Werner resume que el educando se prepara para su presentación en público iniciando a manera de práctica frente a sus compañeros para seguir por un segundo nivel al frente de la clase. Es un Class Concert que significa tocar como si fuera un pequeño conciertito, pero dentro del aula un tanto más exigido en su protagonismo. Después está el School Concert donde el educando toca junto con otros estudiantes de otras aulas, con invitados como sus papás, además de amistades, por lo que hay público.
Como parte de la preparatoria final está el Hightligth Concert en un auditorio o teatro dependiendo del
género musical; porque algunos son clásicos así como otros son rockeros, con preferencia por el
tipo Jazz Café. Importante destacar que, a final de cada semestre, hacemos conciertos como los que hemos realizado en el Auditorio del Humboldt y en el Auditorio Nacional
"El concepto de Costa Rica en Armonía es compartir la felicidad de vivir con música. Tomemos en cuenta que la razón social de la Academia de Música Bansbach se llama “Liberatorio de Música Bansbach”; es un concepto que introdujo mi papá que difiere del concepto conservatorio. Un conservatorio el educando, ya de niños o adultos, es donde hay muchas reglas, como por ejemplo: ¡ Vea la partitura ! ¡Estudie! ¡No hable! Y ¡ Diga lo que el profesor quiere que diga!.
Mi papá quería exactamente lo contrario. Que el ambiente sea donde los niños lleguen a aprender música disfrutando de manera menos académica. No tanto como para llegar a vivir la vida como un músico, sino como persona que, en el disfrute de la música, aprende a tocar bien un instrumento, a la vez que continúa una carrera de médico, de abogado, de ingeniero. La consigna entonces es compartir con buenas amistades afines, compañeros en el disfrute de la música.
Flautas Dulces Vientos del Mañana
El proyecto Flautas Dulces Vientos del Mañana lo inició Hans Bansbach, hijo de don Juan y padre de Stephan y Werner, en el año 1972. Desde esa década ya había documentación de los primeros seminarios que Hans hizo con Yamaha, nos dice Juan Guillermo Ramírez Yepes quien afirma que los japoneses lo tenían en su base de datos en relación con los primeros seminarios que se llevaron a feliz término desde la década de los años ochenta cuando Hans hacía seminarios de flautas con ellos.
Hay historias muy bonitas en esas dos décadas de los años setenta y ochenta
nos dice Werner, porque cuando Papa se estudia la idea de introducir la empresa Instrumentos Musicales Bansbach, cuenta que, conversando con mi abuelo, con don Juan, estaban en esa época en que las ventas de flautas dulces, si acaso, llegaban a una flauta o máximo dos flautas por mes, por lo que, tal vez, vendían quince flautas dulces al año. Entonces los japoneses le plantearon la idea a Papa de presentar un proyecto de flautas dulces al Ministerio de Educación. Papa estuvo de acuerdo pero a manera de un simple acercamiento aportando seminarios y, así, empezó a desarrollar un poquito esa idea de hacer ese trabajo.
Y digo que es esta una bonita historia - e incluso agradable y hasta cierto punto divertida - porque cuando Papa empezó a levantar el trabajo, cuenta que él se acercó y le dijo a mi abuelo:
- Necesitamos pedir cien flautas.
Y mi abuelo dudó un poco de las palabras de Papa haciéndole ver que su propuesta era ridícula, porque, le dijo mi abuelo, don Juan, si sólo vendemos diez o a lo sumo quince flautas dulces al año, dime ¿por qué vas a pedir cien?
- Entonces Papa le explicó a mi abuelo que había iniciado un aporte impartiendo seminarios con muy buenos resultados.
Entonces se avocaron a la realización del proyecto y para su mejor sorpresa, las primeras cien flautas dulces que pidieron se vendieron como en un mes, por lo que antes de que terminara ese mes, decidieron pedir el doble, sea, doscientas flautas dulces y, luego, un par de meses más tarde, Papa le dijo a mi abuelo:
- Hay que pedir 300…
Y así, me contaba Papa que llegaron a vender, en algunos años, unas veinticinco mil flautas dulces e incluso, ya en el nuevo siglo veintiuno, en los años prepandémicos, vendíamos más de veinticinco mil flautas. Así, a grandes rasgos podemos decir mi hermano Stephan y yo, que así fue la evolución de un proyecto partiendo, desde que no existía nada hasta que empezamos a trabajar con profesores de música, haciéndoles ver que, si desde la infancia se promovía el aprendizaje musical con un instrumento de muy bajo costo, luego, cuando esos infantes adquirieran la edad juvenil, bien podrían incursionar en el aprendizaje con instrumentos de viento como clarinetes, sax o flautas traversa.
Recuerdo que en un principio un japonés empezó a dar seminarios y, dada la época, eran seminarios de manera un poco informal en el sentido de permanencia y asistencia; por lo que esos seminarios fueron un poquito menos estructurados. Porque es importante hacer mención que el Ministerio de Educación ayudaba en reclutar a los profesores. Entonces los profesores venían, participaban y todo caminaba con buena dirección. Pero ya muchos años después, cuando Juan Guillermo Ramírez, mi hermano Stephan y yo entramos con la idea de que el proceso se tenía que formalizar un tanto más, aunamos esfuerzos para solicitar permiso para que los profesores tuvieran la opción de salir de las aulas para participar en los seminarios.
Así, entonces, hubo un convenio inicial que firmamos con esa base de que se le daba el permiso a los profesores de participar en los seminarios. Y empezamos a hacer seminarios mensuales y semanales y llegamos incluso a hacer más de cien seminarios en un año.
Juan Guillermo Ramírez Yepes cuenta que diez años después, con la ayuda de Instrumentos Musicales Bansbach desarrollamos en Colombia un proyecto similar de flautas dulces. Sea, en Costa Rica Bansbach desarrollaba su proyecto de flautas dulces e Incolmotos Yamaha de Colombia desarrollaba también su proyecto específico dada la naturaleza de este país cuyo amplio territorio posee cincuenta y un millones de habitantes. Y sí, eran dos proyectos diferentes con el mismo foco: flauta dulce con ánimo de colaborar y ayudar a la educación musical a formar músicos.
Música y felicidad
Juan Guillermo Ramírez Yepes, Director de Mercadeo de Yamaha para Latinoamérica, conversó con nosotros vía Zoom el día 29 de setiembre. Compartimos esta conversación, también, con don Werner Bansbach quien nos comenta que:-“Juan Guillermo es un gran amigo. Uno de los monitores en el mundo de la música. Y en el mundo de todas estas travesías que hemos tenido para tratar de ayudarle a la gente y a la sociedad por medio de la música y los instrumentos musicales. Juan lleva más tiempo que yo en esta travesía”.
Don Juan Guillermo, de nacionalidad colombiana, trabaja con Yamaha desde el año 1989 y, según nos cuenta, nació en un pueblito que se llama Santa Rosa de Osos.
“Yo soy de Antioquia la grande” - nos dice.
Y don Werner comenta:
- Cafetero; es cafetero.
- Tengo una formación como músico, nos dice don Juan Guillermo, e ingresé como músico en Yamaha.
En el transcurso de la entrevista, don Juan Guillermo nos cuenta que aprendió a complementar la gestión musical con el mercadeo y llegó a comprender que la labor de la empresa que ofrece instrumentos musicales no trata de ser una simple venta, sino que involucra un intenso acompañamiento a lo largo de la vida de cada músico o institución musical; esto incluye aportarle herramientas y la capacitación necesarias a fin de que realicen sus sueños como músicos y puedan participar activamente y con éxito en el mundo de la música. Es un trabajo muy, pero muy lindo porque se trata de complementar todo lo relacionado con el arte de la música con la parte empresarial y por ende comercial.
Ampliando el concepto don Juan Guillermo hace énfasis diciéndonos que para conseguir remuneración económica uno monta una empresa. Así se obtiene entonces, poco a poco, el dinero necesario para trabajar en lo propio construyendo y manteniendo la propia empresa. Desde luego que en todo esto hay un disfrute personal y colectivo y, aún más, cuando nuestra empresa está avocada al desarrollo musical y para disfrutar este cometido es sumamente importante dedicar tiempo y esfuerzo al tema financiero.
Digamos por ejemplo, nos dice, que montar un restaurante de comida japonesa puede traer buen dinero al aportar arduo trabajo y tras obtener la franquicia, pero, construir, disfrutar, digamos, la sensibilidad artística que conlleva el disfrute de la música con la comunidad y disfrutar también al observar cómo cambian las comunidades en el tiempo y, llegar a ver uno los cambios que el disfrute de la música hace día a día, lo hace a uno partícipe de esa feclicidad que nos envuelve a todos; es algo verdaderamente fascinante porque es algo que acontece ante la vivencia diaria sabiendo que cada día que pase seremos aún más felices todavía.
Sí... es maravilloso ser partícipe del cambio de estas comunidades en el tiempo y tal fundamento tiene la sólida base al ver uno cómo estos muchachos van creciendo ya sea con la trompeta, el clarinenete o cualquier otro instrumento que les llena de felicidad la vida, sus propias vidas, y uno sabe que ha incidido en esto y que por eso esra y es menester obtener recursos económicos altamente favorables porque la gestión empresarial es agradable para todos.
Como se trata, entonces, de influir positivamente en la vida de las personas, mediante la música, a través de brindarles los servicios que requieren para su actividad musical, entonces resulta muy grato para uno, por ejemplo, cuando uno va a algún país y se encuentra con algunos de estos muchachos un poco más entrados en años que preguntan
- ¿Usted no se acuerda de mí?
- y uno recuerda aquel muchacho y nota que recientemente ha dejado de ser imberbe y piensa uno: sí, le recuerdo bien porque éra uno de aquellos niños de aquel tiempo pasado cuando yo también era más joven y es, entonces, donde uno viene a reafirmar que la gestión empresarial emprendida años atrás bien vale, vale mucho, y obtiene uno un goce pleno espiritualidad y felicidad. Y es esto lo que ha hecho y sigue haciendo Bansbach y lo ha hecho y lo sigue haciendo muy bien.
Responsabilidad social
Gran parte de las actuaciones de Yamaha y de Bansbach consiste en la implementación de programas con grupos y personas, para desarrollar proyectos en torno a la música, al uso adecuado y al disfrute de los instrumentos musicales.
Don Werner Bansbach explica este concepto:
Werner: “Ahí es cuando la marca Bansbach o la marca Yamaha pasan, de estar en la mente de la gente, al corazón. Entonces el cliente dice: yo compro este producto y soy más feliz usándolo. Y entonces Yamaha y Bansbach van a tener un poco más de recursos para seguir desarrollando un proyecto que se llama Bandas, que se llama Flautas Dulces, que se llama trabajo con artistas, que se llame como quieran, pero tiene un ADN diferente a simplemente: Voy a mover cajas, voy a vender zapatos, voy a vender refrescos, voy a vender otra cosa. Ahí hay un impacto sociocultural y económico y un engranaje distinto. Y eso es para mí uno de los niveles más avanzados de la responsabilidad social. Donde la herramienta de interacción con el mercado, se vuelve la responsabilidad social, de una manera económicamente sostenible. Y ojalá entre más rentable sea, porque más puede crecer y más beneficios hay y habrá para todos”.
La venta de los instrumentos y el seguimiento en capacitación, mantenimiento y espacios para compartir la felicidad de la música, hacen de Bansbach y Yamaha una especie de familia internacional. “Bajo la perspectiva japonesa. Y ya no nos interesa que sea suramericano o peruano o chileno, francés o alemán, sino Yamaha. Y al ser Yamaha es Bansbach”, nos afirma don Juan Guillermo.
Relacionarse con artistas e instituciones musicales.
En este contexto de actividades empresariales, el hecho de relacionarse con artistas e instituciones musicales en cada país de Latinoamérica, se convierte en todo un arte. Un arte que Yamaha Latinoamérica y Bansbach han venido cultivando y perfeccionando con el paso de los años. Don Werner considera que ese arte, en gran medida, ha sido afinado por don Juan Guillermo.
Don Juan Guillermo nos dice al respecto: “Entonces aquí el tema, la esencia del trabajo con los artistas es: todos son artistas en potencia, todo el que se acerca a nosotros es un artista en potencia. Y así, lo que tenemos que hacer nosotros es orientarlos y motivarlos. Nosotros tenemos que conducirlos a aquello que ellos quieren. Ahora, este trabajo de artistas es un tema completamente relacionado.
¿Qué quiere un artista?
-No es que le voy a ofrecer una marca
-¿Qué desea una persona de estas?
Entonces cuando uno se acerca a ellos lo que ve es, simplemente como el desarrollo de uno de los hijos, así de claro es el logro por alcanzar el bien material de alcanzar el disfrute con un instrumento musical que ha de llenar su vida de gozo espiritual que redunda en el disfrute de la felicidad.
Bansbach tiene acuerdos desde hace muchos años con instituciones de Costa Rica dado su gran apoyo en la formación de bandas y otros grupos. Por ejemplo, el programa de Flautas Dulces Vientos del Mañana, que se ha implementado durante muchos años en Escuelas y Colegios de Costa Rica del cual somos conocedores que de este programa han surgido varios músicos que ahora tienen fama internacional.
En el paso del tiempo, ambas empresas han visto crecer y realizarse a múltiples músicos individuales y a grupos musicales, gracias a esa política de acompañamiento y de servicio integral al cliente.
El nacimiento de la Academia de Música.
El oído absoluto:
Niños que hablan el lenguaje de la música
La Academia de Música Bansbach tiene un programa de educación dirigido a niños. Este programa se ha convertido en un semillero de futuros músicos de Costa Rica. El curso para los niños menores, lleva el nombre de Estrellita. Sobre esto, don Hans nos cuenta que:
- “Hay muchos niños que salen del curso de Estrellita y después pasan, digamos, a la Sinfónica Juvenil o al Conservatorio de la Universidad de Costa Rica.
Y antes, hace muchos años, la opinión de esas instituciones era:
- Ah, no. Bansbach hace eso por plata.
Es decir, creían que se enseñaba más con el interés de cobrarle a un montón de chiquitos, por puro mercantilismo.
Cuando se dieron cuenta que el curso nuestro formaba a los niños con el oído absoluto: que, usted toca una tecla o un acorde y el chiquito – que no está viendo el teclado- le puede cantar las notas”.
Werner: aclara:
- “Eso de que tengan tan buena formación, es resultado de la metodología Yamaha”.
Hans:
-“Eso, un músico usualmente no lo posee, no lo tiene”.
Stephan dice:
-“Mis hijas lo aprendieron y lo tienen”.
(en este instante, en un reloj situado al fondo de la sala se hacen oír, otra vez, las campanas del reloj)
Hans:
- Explico: el curso de Estrellita fue diseñado por Yamaha haciendo un estudio en las Universidades o en los Conservatorios más famosos del mundo, del desarrollo de un niño en la parte musical.
En ese estudio se dieron cuenta de que una de las primeras cosas que se desarrolla en un niño es el oído. Por eso es que el niño aprende a hablar el idioma materno. Así, ellos empiezan a desarrollar el oído jugando. Entonces el curso de niños es diseñado de tal manera que cada -máximo- cinco minutos, la maestra cambia de actividad, sea, tocar el teclado o hacer ritmo, o bailar o hacer otras actividades tales como practicar algún juego infantil. Los niños mientras juegan, desarrollan el oído. Después de los primeros dos años en la Academia Bansbach ya han desarrollado el oído y, después, el niño empieza a desarrollar el movimiento y los músculos de los dedos. Ya empiezan, entonces, a tocar un poquito mejor.
Stephan:
- “Estamos hablando de niños de tres, cuatro años de edad, cuando empiezan”.
Hans:
- “Y lo que viene después, es el desarrollo de la voz. Empiezan a desarrollar la voz en el canto de lo que están oyendo. Así empiezan a cantar afinado.
Hans:
- “El oído absoluto es eso. Que yo me siento frente al teclado y toco alguna nota y entonces el niño identifica la nota y dice:
Werner acota:
- Fa, mi, sol…
Hans:
- “Fa, mi , sol. O bien, do, mi, sol; do, mi, si. O cualquier otra secuencia de notas…
El niño las oye, las identifica y puede cantar las notas.
Stephan cuenta su experiencia, con sus hijas, alumnas de la Academia Bansbach:
-“Un día en mi casa, una de mis hijas estaba en la cocina y la otra estaba en el piano jugando con el piano y daba notas. Entonces, desde la cocina, la otra iba diciendo las notas.
Entonces yo dije:
- ¿Pero cómo hace?
Y me dice:
- Yo las oigo.
Y todavía inclusive si tienen un acorde, que son tres notas juntas, identifica y dice cuales son las tres notas. Por ejemplo, si oye una campana le dice qué nota es.
¡Yo no lo podía creer!
Hans:
- “A mí también me sucedió. Estaba en el negocio en San José y llegó un músico. Entonces, le dije lo referente al oído absoluto.
Se quedó viéndome y me dijo:
- Eso es muy difícil, lo tiene muy poca gente.
Le respondí:
- Mis dos nietas lo tienen.
– Ah, no jodás, me dijo.
Entonces le dije a mi nieta:
- ¿Lucía, usted puede oír las notas que va a tocar este señor?
- Sí, claro.
Entonces yo le dije:
- Póngase de espaldas.
y le dije al músico:
- ¡Toque!
- No, no, me dijo, yo no toco.
- Bueno, entonces voy a tocar un acorde.
Así, toqué un acorde y Lucía lo cantó.
Luego toqué otro acorde y, también, Lucía lo cantó
El músico se quedó viéndome y me dijo:
- No, no. Aquí me estás vacilando. Eso es un truco.
Y le dije: entonces toque usted algún acorde.
Entonces empezó a tocar varios acordes diferentes. Y Lucía se los iba cantando uno a uno
- ¿Cómo hace? ¿Cómo hace? , preguntaba una y otra vez el músico”…
Marlise interviene:
- “A mí me pasó, también con Lucía, una vez que me la llevé a pasar unos días a Miami. Y en Aventura, ahí hay un Señor que se sienta ahí, a tocar a ciertas horas, en un piano en ese Centro Comercial.
Lucía le dijo que ella podía cantar las notas que el tocara. Él se quedó viéndola. Y, de veras, estaba asombrado al darse cuenta de que, en verdad, le estaba leyendo las notas y los acordes que él estaba tocando; ella de espaldas sin estar viendo”.
Stephan:
- “Es que, la mayoría de los músicos que hay en el país, no pueden hacer eso. Me refiero a músicos profesionales.
Ellos no tienen eso. Algunos sí, como los conocidos Lalo Rojas y Chepe González. Entre los músicos, digamos, de carrera, hay un par, así, contados con una mano, que logran eso. Y que, verdaderamente, tienen esa habilidad.
Pero sí lo tienen los niños que salen de la Escuela de Música de la Academia Bansbach; los que salen de ese curso. los que lo hacen completo… Incluso en la tienda, no me lo creían tampoco. Me decían:
- Claro, digamos, un caso así, es porque son las nietas de don Juan. O bisnietas de don Juan, por eso es que ellas traen ese oído.
Les dije, entonces a los compañeritos que venían saliendo de la clase -porque en ese momento veníamos saliendo de clase de órgano-.
Les dije:
- Vengan, párense todos aquí. Y dele a las notas. Y los niños todos, en coro, iban diciéndo las notas.
Así demostré que todos los niños de la Academia Bansbach las oyen, las identifican y las cantan. Porque los cursos son, verdaderamente, fuera de serie por lo que la generación de músicos que viene detrás, trae una preparación diferente”.
Hans:
-“En las instituciones clásicas, de muy alto nivel como la Sinfónica Nacional, hoy en día, cuando una persona que fue alumno de la Academia Bansbach quiere matricularse ahí, ni siquiera le hacen examen.
- Es notorio oir como ¡Ah! ¿usted viene de Estrellita? cordial bienvenida.
Porque se dieron cuenta de que venían infantes con oído absoluto. Y eso ellos no lo tienen.
Werner:
- El proceso es, en realidad, más completo, todavía. El tema del oído absoluto es, diría yo, una de las máximas del programa de Estrellita de la Academia Bansbach; no obstante, en realidad es el Yamaha Music Course basado en un pensamiento japonés distinto. Generalmente se piensa que la música se va aprendiendo y a las personas lo primero que les ponen es la partitura, normalmente. Y empieza a leer y le dicen que trate de tocar tal cancioncita. Y aquí en la Academia Bansbach este proceso es diferente porque procede de un estudio japonés en relación con el desarrollo del oído.
El desarrollo de la habilidad musical se dispara entre los cuatro y los nueve años, más o menos. Esa es la curva donde el cerebro y el oído humano realmente desarrollan la habilidad musical. Por eso es que el programa empieza a los cuatro años. Y empieza trabajando sobre la parte de escuchar, cantar, tocar, leer y crear.
Entonces, al principio, trabaja las primeras cuatro. Que es escuchar la ejecución modelo del Profesor; cantar, que cuando uno canta es que aprende a afinar, con relación al oído interno. Después es tocar, sin necesariamente tener la partitura. Después es leer. Ya cuando empiezan a tocar algunas cosillas, saben cantar y así, sin ver la partitura, les dicen:
- Bueno, esto que usted ha venido tocando, se escribe así.
Eso es, digamos, entre los primeros años. Cuando ya llegan a los 7, 8 años, el método de Yamaha lo que dice es que no es necesario estar en un nivel universitario para aprender a componer. La composición se aprende de manera similar a escribir un ensayo. Digamos, a uno no le enseñan en la Universidad a escribir un ensayo. A uno le enseñan gradualmente, por ejemplo, desde tercero o cuarto grado de escuela primaria, iniciando con un párrafo pequeño de unos tres renglones; en el que media una introducción de un renglón y una conclusión. Después, en cuarto grado, ese párrafo aumenta de tres renglones a cinco renglones y después, una página y ahí va creciendo. Con la misma mentalidad, al alumnado entre los 8 y los 9 años, más o menos, les empiezan a explicar la manera de componer una canción. De una forma muy sencilla. Se le dice al alumno:
- ¿Decinos qué es lo que más te gusta a vos en la vida?
Algún alumno puede decir
- Ay, a mí lo que más me gusta son las gallinas de la abuela.
- Bien, ¿Cómo te hacen sentir?
- Me hacen sentir muy feliz.
Al momento ya el alumno puede llevar cuatro o cinco años en clases, con este método.
Entonces, ya le empezamos a enseñar:
- ¿Cómo lo expresarías?
Entonces el chiquillo se va y se inventa un motivo. (Torontontón, por ejemplo) Entonces el profesor, igual que en un ensayo, le dice:
- De acuerdo. Ahora elabore eso un poquito más
Piense en una introducción, o bien tome esa misma melodía y la repite una octava mayor
Y ya con esa normativa duplica el largo a la canción.
Y así le van enseñando a componer. Cuando el alumnado llegan a los 11 o 12 años de edad, han pasado por el proceso de crear su propia obra varias veces. Y hay alumnos que, realmente, tienen una creatividad importante en el proceso y empiezan a sacar sus propias obras.
Ahí es donde nace el programa Junior Original Concert (JOC). Es un proceso internacional de Yamaha donde, en todas las Academias del mundo de Yamaha, empiezan a buscar esos chiquitos que tienen ese gusto y han pasado por el proceso y a los que les gusta componer. Y los invitan a participar en estos conciertos. Al principio, es dentro de la clase. Nada más, con sus compañeros. Para que no les dé miedo, no se asusten, no se sientan intimidados. Y ya les ayudan a hacer una piecita y después se la presentan, dentro de la clase, a los papás. Y después hay un concierto a nivel de Escuela; donde ya lo hacen fuera del aula, pero en el saloncito de la Escuela. Y después ya es el nacional.
Luego, escogen, de todos los estudiantes, las trece, catorce mejores composiciones y las presentan, por ejemplo, en el Eugene O´Neill o en algún otro escenario.
En todo este proceso, las obras que los alumnos van haciendo no son hechas por los profesores, pero, como una redacción en la escuela, son asesorados por los profesores.
Así entonces el alumno va entendiendo cómo se escribe una obra. Y estas obras se mandan a Japón. Los japoneses de Yamaha, allá en la Fundación de Yamaha, las revisan y mandan sus comentarios y sus sugerencias profesionales. Y los profesores, entonces, junto con los docentes en Japón, las analizan y se las presentan al alumno. Es un proceso altamente profesional y muy completo de formación de nuevos compositores desde la niñez.
Juan Guillermo Ramírez Yepes
Recuerdo que en el año 1991 yo trabajaba con una empresa llamada Incolmotos Yamaha de Colombia que era la industria colombiana que vendía motocicletas, nos cuenta Juan Guillermo Ramírez Yepes, y esta empresa abrió colateralmente una venta de instrumentos musicales.
Para el año 1992 la empresa ya tenía la idea de armar una escuela de música. Por aquellos años yo era un chiquillo, estaba en mis veintes y fue por ese tiempo cuando, realmente, nació mi vinculación con Bansbach. Esto sucedió porque los japoneses de la firma Yamaha solicitaron al distribuidor de Yamaha en Colombia, que se observara y se analizara la posibilidad de abrir una escuela musical en Colombia. Aunque ya existía una escuela musical, era una empresa que no tenía ningún tipo de estructura de Yamaha.
Entonces en ese momento el presidente de Yamaha en Colombia me dijo:
- Mire, los japoneses me están solicitando que el Director de la Escuela de Yamaha en Colombia visite, en Costa Rica, una escuela de música que es, verdaderamente, algo así como una tacita de oro. Es en la Escuela de Música Bansbach en Costa Rica en donde todo está funcionando perfectamente con todo el sistema de educación musical de Yamaha, que aúna también la propia experiencia que en ese país alcanza niveles óptimos. De ellos podemos aprender mucho por lo que le recomiendo que haga una visita a Costa Rica para que asista a un seminario que se va a llevar a cabo próximamente.
Me puse muy feliz
Bueno yo, nos continua diciendo Juan Guillermo Ramírez Yepes, me puse muy feliz… porque además, no solamente fue para mí iniciar el contacto formal con
Yamaha, sino que también iba a ser la primera vez que me montaría en un avión.
Recuerdo que esa primera vez fui a ese seminario que, a su vez, era una reunión con personeros latinoamericanos.
Entonces, lo que me sucedió en ese viaje a Costa Rica fue trascendental para mi persona pues, verdaderamente mi vida dió un giro satisfactorio que aún hoy está conmigo y vivo feliz por lo que hago, por lo que estoy haciendo, vivir la música en todo su esplendor.
El vuelo sufrió un retraso
Al principio fue un tanto extraño para mí llegar a una reunión latinoamericana mediando que, la línea aérea, tuvo ese día que enfrentar varios problemas; y el vuelo sufrió un retraso tal, que llegué a Costa Rica un día después. Aún más, luego de mi llegada a ese bello país y alojarme en el hotel donde se imapartía el seminario, llegué cuando las actividades que se estaban haciendo para los profesores de música estaban casi finalizando.
Fue entonces cuando conocí a un señor llamado Hans, que le decían Juan. Y yo no entendía si era Juan, Juans o Hans; era un costarricense que a su vez era de nacionalidad alemana y me pareció sumamente interesante que costarricenses y alemanes estaban junto con unos japoneses, armando una escuela en Costa Rica. Aún más, la escuela ya funcionaba en Costa Rica desde hacía varios años atrás. Para mi modo de ver en aquellos momentos me resultaba difícil entender a primera vista las situaciones que veía y, sí, lo llegué a comprender luego de algunos años de compartir vivencias con don Hanes Bansbach en Costa Rica.
¡ Serendipia !
Como tuve la fortuna –grandísima- de llegar tarde al seminario y no por motivos personales sino por problemas propios de la aerolínea, los organizadores del seminario hablaron con don Hans para que me ayudara y me orientara en esos temas relacionados con el sistema de educación musical Yamaha. Ahí es donde nació realmente la vinculación; no estaba en el papel, tampoco en los atestados, pero como perdí un día, don Hans me dijo:
- Venga y yo le explico cómo funciona esto.
Y tuve la fortuna de tener a don Hannes conmigo, dos días enteros, explicándome sobre el tema de las escuelas y todo lo relacionado con Yamaha. Entonces, empecé a entender que la cosa no era solamente un asunto de escuelas.
Conversando con don Hans me doy cuenta que este señor tenía una visión mucho más grande de tener una escuela. Fue así cuando empecé a conocer sobre su escuela, sobre su empresa, y entonces me doy cuenta que su empresa no es solamente una escuela; su empresa era toda una realización grandísima de índole docente y comercial.
Enamorado de esta actividad musical empresarial
Y recuerdo bien, continúa diciéndonos Juan Guillermo, fue algo que me impactó y que me enamoró, desde el principio de todo este proyecto, es que pude entender que, si bien era una escuela, también había un negocio de manera colateral. Además porque también entendí, rápidamente, que no es factible que alguien
ponga una empresa para perder dinero y aún más, profundicé y entendí también muy rápidamente, que es posible ganar dinero de muchas formas; y aunque unas pueden ser muy nítidas, otras pueden ser un tanto agresivas y otras muy comunitarias y cotidianas.
Fue toda esta experiencia vivida en un lapso de tiempo verdaderamente corto, muy corto, lo que me fue enamorando de esta actividad musical empresarial. Tomemos en cuenta que yo en ese momento, básicamente era un músico, una persona formada como músico por lo que a mí, pues, el tema financiero y la música como que no calaba en mi entendimiento.
Recordemos que yo iba con una función muy clara: aprender cómo implementar una escuela en Colombia. Llevarme los conocimientos técnicos y administrativos imprescindibles para llevar a cabo un proceso comercial, lo que llaman el "Know How" de la tropicalización del conocimiento japonés de Costa Rica. Así fue que empezó todo el asunto: mi nueva etapa en mi vida, que aún disfruto hoy, de manera profesional aquí en la República de Panamá.
Capacitación intensiva de don Hans
Cuenta Juan Guillermo que asistió a esa capacitación intensiva por parte de don Hans y luego regresó a Colombia a montar una escuela gracias a un descubrimiento que años más tarde pude llegar a entender porque, en verdad, como lo dije antes, no entendí a cabalidad en aquel momento.
Cuando don Hans me hablaba con tanta propiedad llegué a asimilar, digamos, más o menos la mitad de las cosas, básicamente porque yo no tenía ese punto de vista, ese enfoque que don Hans me transmitía, no obstante su actitud motivante con la que me enseñó cosas muy interesantes; como por ejemplo, me enseñó cómo era t trabajar con músicos, cómo trabajar con artistas, así como cómo ser empresario y cómo trabajar con vendedores y cómo mimetizarse con todo este engranaje. Y me enseñó también cómo poder elaborar diferentes discursos para diferentes personas o situaciones, pero sin perder el punto claro, concreto, de su visión comercial, empresarial, siempre solidaria, comunitaria y social.
Considero, desde diferentes puntos de vista que, de alguna u otra forma, todo lo sucedido era totalmente nuevo para mí; incluso la capacitación por parte de don Hans fue tomar café y conversar, porque no había nada preparado específicamente para mí. Pero don Hans poseía la preparación requerida y, en su forma de conversar bastante amena, fue donde realmente pude entender muy claramente cuál era la función que teníamos que hacer nosotros en Colombia.
Sé que vas a hacer muy bien tu escuela
Recuerdo que don Hans me obsequió un libro de Yamaha titulado “Los niños son los mejores maestros” y me dijo: "para que hagas bien tu escuela, porque sé que vas a hacer muy bien tu escuela y vas a hacer cosas muy grandes en tu país".
Don Hans fue mi mentor y dos décadas después, acota Juan Guillermo Ramírez Yepes, volví a Costa Rica como Director de las Academias Musicales de Colombia. Para ese momento, ya don Hans se estaba retirando del negocio y ya sus hijos Werner y Stephan empezaban en los ajetreos propios del manejo de la empresa. En razón de esto, don Hans convino con don Juan Guillermo para que brindara apoyo a sus dos hijos, transmitiendo el conocimiento y experiencia sobre el manejo del negocio.
Nos dice Juan Guillermo que la base de su conocimiento en gran medida, le fue transmitida por don Hans; y que puso en la práctica adquirida por los años de experiencia en el trabajo, al punto que se convirtió en el Gerente de Mercadeo de Yamaha Latinoamérica. Junto con Werner y Stephan desarrollaron diversos proyectos piloto en Costa Rica que fueron llevados a otros países de América Latina; los mismos que dieron lugar a otros proyectos relacionados con la música.
Con la ayuda de Bansbach implementamos este mismo sistema que tenía Costa Rica y, más allá de eso, la visión a la empresa llamada Escuela de Música. Hemos llegado a conciliar lo comercial empresarial con el arte musical con responsabilidad social que, desde la época de don juan Bansbach, el fundador de Instrumentos Musicales Bansbach y de sus hijos Hans y Willmar, mantiene la misma visión transferida a sus hijos Werner y Stephan, nietos del fundador. Recuerdo que en aquellos tiempos de mi juventud veinteañera ellos eran unos muchachos.
Los Recursos Humanos en Bansbach
La política de Recursos Humanos de la empresa Instrumentos Musicales Bansbach se ha mantenido con la misma filosofía que tiene para sus clientes y proveedores. Se valora a la persona en procura de que desarrolle su trabajo con el mayor disfrute y lo suficientemente motivada como para dar lo mejor de sí misma. Colateralmente, se facilitan los medios para que prospere y pueda crear su propio patrimonio.
Conversamos con Maricel Estrada, Jobel Morales y Norman Argüello del personal administrativo de Bansbach en la Ciudad San José y nos compartieron sus experiencias en la empresa. Posteriormente, via remota, conversamos con Carlos Aguilar, administrador de la tienda Bansbach de la Ciudad Alajuela ubicada en City Mall.
Maricel Estrada es la encargada de compras en Bansbach. Nos cuenta que, hace muchos años, buscando trabajo, la llamaron para entrevistarla y, don Werner Bansbach y don José Pérez al momento de la entrevista le dijeron que regresara para una última entrevista con don Stephan Bansbach y así lo hizo. Esta última entrevista fue con don Werner y con don Stephan y al preguntarle sobre determinadas tareas administrativas, tales como exoneraciones y exportaciones, les dijo que bien le gustaría aprender lo relacionado con las mismas.
Recuerdo, nos dice, que yo venía dedicada a importaciones y en ese mismo día obtuve la aceptación para laborar en dos empresas. Sea, me dijeron aquí que sí y me dijeron en otro lado también que sí. Entonces pedí con gran devoción a Dios que me diera sabiduría para decidir adónde entrar a laborar.
Para mí entrar a trabajar en Bansbach era todo un reto, porque cuando me dijeron lo que era esta empresa Bansbach que realiza importaciones deTailandia, Europa, China, y cuando uno pasa por enfrente de Bansbach no imagina tal, bueno,
me decidí por trabajar en Bansbach y, creo al día de hoy, que no me arrepiento de la decisión que tomé. Entonces yo tenía veinticuatro años de edad.
Desde entonces Maricel es la encargada de compras, importaciones y logística en Bansbach. Continúa diciendo que es una persona muy sensible, al punto de que a veces llora por situaciones que tal vez no lo ameriten. Considera Bansbach como su segunda casa y agrega que sus hijos también la consideran de esa forma; al punto que ellos siempre preguntan por la salud de los dueños de la empresa. Sea, continúa diciéndonos, en verdad uno termina enamorándose de esta empresa Bansbach me he dicho a mí misma algunas veces que, aunque no juego a la lotería, si por alguna razón alquien me la regalara y con mucha suerte "la pego, y me saco el premio mayor" siempre continuaría trabajando para Bansbach porque este es un ambiente de mucho compañerismo y gran respeto, porque cuando tenemos que decirnos las cosas, pues ahí nos sentamos y las hablamos, las conversamos. Me siento más que a gusto en esta empresa.
La mía es una historia un poco diferente porque yo he trabajado en muchos lugares. Y tengo catorce años de trabajar acá y le puedo decir que este es el mejor trabajo que he tenido en mi vida. Oyendo las historias contadas por compañeros y excompañeros ya jubilados, sobre don Juan y don Hans, uno llega a comprender por qué don Werner y don Stephan son las excelentes personas que son.
Son muy especiales ellos. Ellos tienen ese mismo don de don Juan Bansbach, o bien, ese mismo don que tenía don Juan. Agradezco que en el tiempo que yo tengo de trabajar acá ninguno de ellos, nunca, nos haya alzado la voz, siempre nos han respetado y siempre han sido, más que jefes, han sido amigos de nosotros. Y para mí es súper importante. Yo llevo a Bansbach en el alma; y uno siente eso que cuando uno está acá. Algunas veces que he entrevistado personas para que trabajen acá les he dicho: verdaderamente es que yo no le puedo explicar qué es trabajar en Bansbach, porque no hay palabras para explicar lo que es trabajar acá, es algo que uno no puede explicar porque esto es algo así como una gran familia con personas buenas, agradables más que todo.
Recuerdo que hace un par de años se me presentó una situación que tenía que resolver sin mucho preámbulo y Bansbach me dio un permiso para ausentarme del trabajo por un par de meses y nunca me dijeron que tenía que reponer ese tiempo o algo similar; más bien me dijeron: - Vaya, haga lo que tenga que hacer y quedamos esperando su regreso. Y eso yo se los agradezco mucho a ellos.
Cuenta don Jobel que antes de ingresar a Bansbach, estaba en una empresa cuyas relaciones humanas eran para nada aceptables. Esperó a que le dieran el pago de aguinaldo en esa empresa y, de inmediato, presentó la renuncia lo que también le ocasionó un disgusto con el dueño de la anterior empresa. Así entonces, fue a una agencia de empleos y con tal suerte, afirma, que lo enviaron a Bansbach.
Pero agrega: “Y el día que estuve aquí en la puerta de Bansbach, casi me devuelvo. Yo decía: pero es que… ¿Aquí venden algo? Es que… bueno, llamé a mi esposa por teléfono y le dije que no sabía si entrar o devolverme. Mi esposa me dijo: Diay, me parece que si ya dejaste el trabajo anterior tenés que entrar.
Y así, pues, ya entré y me saludaron y viendo todo el entorno me sentí mejor. Y ya a los días los conocí a ellos, a los Bansbach, a los dueños. Empecé muy pronto a conocer a don Werner y a don Stephan, que son las personas que lo saludan a uno, en el pasillo, que le hablan, que conversan con uno; es la especialidad que tienen y, lo mismo don Hans.
Recuerdo que cuando yo entré aquí a trabajar don Hans venía un poquitito más a menudo sobre todo a firmar cheques. Y, una vez, estaba yo haciendo unos cheques cuando me invadió un gran deseo de dormir un poquito en aquella tarde sobre el escritorio. Y yo estaba haciendo los cheques y estaba, eso que llaman "cabeceando". Recuerdo que terminé de hacer los cheques y se los llevé a don Hans para que los firmara, y luego de dejárselos me vine al escritorio y al tomar el asiento ¡Fa! caí… y me dormí. Cuando desperté estaban los cheques a un lado del escritorio. Y pensé - Uy, don Hans… Y me fui corriendo para buscando a don Hans y lo vi que estaba en la Caja y, al verme me dijo: Ahí le dejé los cheques, queditico, pa’ no despertarlo…
Jobel Morales concluye: Como dije, en Bansbach la mía es una historia bien diferente. Como le digo, no incluye experiencias con don Juan. Pero, diay, oyéndolos a ellos, uno entiende por qué ellos son como son. Hay una continuidad de la forma de tratar al personal. Uno se siente como trabajar en familia, con amigos, con personas que comprenden al trabajador. Esas y muchas otras cosas son las que uno aprecia en este trabajo. Tengo catorce años de trabajar en Bansbach y les digo, para mí, ha sido el mejor lugar de trabajo que he tenido en mi vida.
Norman Argüello es el Gerente de Mercadeo de Bansbach. Nos cuenta que:
En Bansbach yo he vivido dos historias. En el año 1994 yo tenía dieciseis años y como siempre he sido fiebre de la música he andado metido con grupos musicales ayudando entre aparatos o instrumentos y mi primer guitarra eléctrica la compré en esta tienda Bansbach. Luego pasaron los años y un amigo me envió un mensaje diciendo que una empresa buscaba personal para mercadeo y administración y que tenía que ver con música...
Recuerdo que compré una guitarra para persona diestra porque no sabía que para un zurdo como yo era diferente. Es un instrumento, digamos, al revés pero, como yo no sabía al respecto, inocentemente me llevé la guitarra para diestros o derechos. Entonces Ronald Dotti Monge me contactó con quien la podía hacer funcionar para un zurdo, y aún la tengo. Me acuerdo que costó 38400 Colones porque eso fue lo que me gané trabajando en un mes de diciembre. Después, con las mesadas que me mandaba mi papá, con el poquillo de plata que iba ahorrando compré las cuerdas.
Un día, como dije, recibí el mensaje de un amigo que me informaba sobre una empresa que buscaba personal para mercadeo y administración y que tenía que ver con música y así llegué a Bansbach y luego de varias entrevistas me sorprendió que, en la última entrevista, me invitaron y llevaron a almorzar.
Eso fue como en el mes de noviembre del año 2011 y el 04 de febrero del 2012 empecé a trabajar y, sí, aquí verdaderamente se trabaja bien, la pasa uno bien. Realmente trabajo en lo que a mí me gusta, eso no lo puedo negar, mis amigos son los clientes. Con mis compañeros de trabajo tengo muy buena relación y como me dedico, en realidad, a lo que me gusta, entonces eso es un valor agregado que cuesta conseguir en cualquier otro lugar. En ningún otro lugar lo voy a poder obtener. Este lugar ha sido mi casa durante los últimos diez años. Y solo espero que me salgan canas aquí.
Desde que uno entra aquí siempre uno tiene una especie de reto a mejorar y uno observa que va mejorando y los compañeros también a la vez que vamos aprendiendo día a día un montón de cosas, dentro de muchas formas de pensar. Es un ambiente familiar, es un ambiente que siempre es bonito, agradable entre todos y esto no solamente atañe con qienes formamos parte de Gerencia. Muy feliz de estar aquí, en Bansbach.
Carlos Aguilar, administrador de la tienda Bansbach en City Mall de Alajuela.
Empecé a trabajar en Bansbach en el año 1993 como bodeguero y fui contratado por don Hans Bansbach, el hijo de don Juan. Mi experiencia ha sido, más que todo, por haberme desempeñado en muchos departamentos de la empresa. Ha sido toda una gran escuela para mí.
He sentido hacer carrera con esta empresa. Conocí a don Juan, él murió como unos cinco años después de que yo entré. Le recuerdo como un señor muy agradable que llegaba más o menos cada quince días, tal vez, a dar su vueltecita por la tienda de San José. Lo llevaba don Hans Bansbach y era una persona muy amable con un padecimiento en su vista pero con excelente memoria porque recordaba los nombres de todas las personas, ya fueran trabajadores antiguos o nuevas personas que entraban a laborar en la empresa.
Don Juan pasaba por distintos departamentos y si habían personas nuevas se los presentaban y, cuando él volvía después los saludaba y recordaba sus nombres sin problema no obstante su limitación en la vista. Hablaba el español muy bien pero con un cierto acento a diferencia de los hijos y los nietos”.
En esos años trabajaba como bodeguero y en bodega la ejercí durante aproximadamente un año. Luego tuve la oportunidad de ser el Jefe de bodega durante cinco años. Pasé después a trabajar en la Sala de Ventas en la venta de Audio en Casa donde permanecí dos años cuando salió la oportunidad de empezar a vender audio instalado, lo que ahora conocemos como acústica. Considero que prácticamente fui el primer vendedor de Audio instalado de Bansbach. Y ahora es un Departamento bastante complejo y grande y muy importante en la empresa.
Salí a vender audio en iglesias católicas, evangélicas, bares, por unos dos años.
Es como una cadena de sonidos donde está la fuente – que ya puede ser la voz o un instrumento con su micrófono, el cable que va conectado a un mezclador o diferentes efectos que a su vez van unos parlantes para difundir música o mensaje con la voz de un locutor o persona afín.
Y así fue como a mediados del año 2016 se abrió la sucursal de Bansbach en City Mall aquí en Alajuela y me dieron la oportunidad de venir a servir aquí a esta tienda y, de momento, aquí tenemos cuatro vendedores, dos personas en Caja y una persona que es la que nos colabora con el tema de limpieza y demás y también una persona en Bodega. Todo esto en la parte de Tienda y en la parte de la Academia de Música Bansbach hay una persona en Caja que es coordinadora además de muchos profesores, todo aunado al servicio de venta de instrumentos. Aquí el cliente encuentra un ambiente muy agradable, con salas para llegar y permanecer el tiempo que quiera o requiera y, de igual manera, tomarse un cafecito mientras realiza su compra. Siempre será bien recibido y encontrará en la Tienda amigos para compartir el amor por la música y su disfrute.
Del Oído Absoluto; Costa Rica en Armonía
Costa Rica en Armonía y el Oído Absoluto comprende la relación de
enseñar a los niños a identificar notas musicales desde temprana
edad; así logran descubrir y asimilar la gestión de producción,
interpretación y composición musical con predisposición para vivir
en armonía con las `personas allegadas, familia y medio ambiente
disfrutando de la música, la más sublime de las artes.
El "Oído Absoluto" es la habilidad propia que posee la persona
desde la infancia. En Bansbach la orientación a los infantes logra la
identificación de las notas musicales por su nombre (do, re, mi,fa,
sol, la, sí) sin apoyo referencial, así como producir exactamente una
nota musical que le sea solicitada por otra persona, con la habilidad
de "cantarla" de manera natural, dada la capacidad de poseer
memoria auditiva. Esto incluye el reconocimiento de acordes
musicales cuando tal enseñanza ha sido propicia desde los cuatro,
cinco o seis años de edad, tal como lo enseña el profesorado de la
Academia de Música Bansbach.
Costa Rica en Armonía como filosofía de la empresa, tiene su
origen en el pensamiento de don Juan Bansbach Küpfer según su
legado que nos dice que “El conocimiento así como la felicidad
deben ser compartidos para que perduren en el tiempo y se
multipliquen; solo así crearemos una mejor sociedad”.
La Academia de Música Bansbach tiene como virtud poseer los más
altos estándares de ética en los negocios y respecto a clientes,
ambiente, proveedores y, sobre todo a la niñez; porque los niños
son la patria en marcha y de su desarrollo y educación depende el
futuro del país. Así entonces, la mayor calidad empresarial es y ha
sido, desde los orígenes que dieron paso a su fundación, la guía
permanente durante más de ocho décadas; así demostrado por
clientes asiduos y el personal; tanto en la época presente como en
el pasado, que han sido y son garantes de la más alta calidad de los
productos y procesos que para los muchos socios estratégicos son
el mejor ejemplo de esmero y confiabilidad para favorecer al cliente
en primer lugar.
Es así como la base fundamental de la enseñanza y preparatoria
musical en el alumnado arguye que todas las personas poseen oído
absoluto a manera de procesamiento auditivo-perceptivo en su
niñez, pero que tal apreciación puede perderse, o no, dependiendo
únicamente de la mayoría de las actividades en las que las
personas en su niñez estén involucradas.
A manera de explicación lingüística, entre los humanos esta
habilidad musical está íntimamente ligada al habla, puesto que
cuando hablamos son fácilmente perceptibles cantos que dentifican,
incluso, formas de hablar propias con entonaciones procedentes del
país de nacimiento de cada quien según su desarrollo regional,
cultural e intercultural.
El oído absoluto se observa fácilmente entre personas que hablan
lenguas tonales como muchos dialectos chinos o vietnamitas que
dependen de tales sonoridades para el significado de su propio
léxico. Esto significa que los niños de cualquier otra latitud pueden
distinguir, como anteriormente indicamos, el tono de personas
procedentes de otro país que no sea el propio, con más facilidad si
aprenden a desarrollar el oído absoluto de las notas musicales con
solo asistir a una escuela de preparación musical. Estudios
avanzados al respecto dan cuenta de que quienes nacen con la
posibilidad de desarrollar su Oído Absoluto precisan de que sus
padres les orienten hacia escuelas como la Academia de Música
Bansbach dado su profesorado altamente calificado para tal fin.
¡Siente la música!
Bansbach es marca de excelencia tecnológica orientada hacia el
propósito de lograr inspiración para promover y nutrir en la juventud
actitudes innovadoras para favorecer diversión, esparcimiento
creativo y educativo con el mejor ánimo de disfrutar buenos logros
felices en armonía con familiares, clientes y amistades.
Es importante hacer notar que el oído absoluto no descarta en
absoluto al uso del oído relativo; ambos permiten mejor
comprensión cognitiva mediante un entrenamiento muy cuidadoso
porque es bien sabido que con la estimulación temprana adecuada
se pueden desarrollar ambos, tanto el oído absoluto mediante
frecuencias así como el oído relativo por contexto.
Esta afirmación refiere a que la sensación auditiva de un oyente
poseedor de Oído Absoluto no es más profunda que la del oyente
normal que no la posee; solo que la identificación de reconocer y
nombrar una nota musical específica y, discernir entre detectar
cambios o diferencias de vibraciones tonales, son propias olamente
entre personas poseedoras de un Oído Absoluto desarrollado desde
el aprendizaje infantil a cargo de personas poseedoras de este don
musical como sucede en la práctica en la Academia de Música
Bansbach.
Como las personas poseedoras de Oído Absoluto también
reconocen notas musicales que se escuchan en el medio ambiente,
como por ejemplo el pito o bocina de automóviles, es del
conocimiento general entre artistas que se dedican a este tipo de
docencia, que estas personas pueden memorizar y reproducir a la
perfección melodías, ritmos y armonías de canciones con sólo
oírlas por primera vez. En términos generales, para aprovechar el
talento musical y lingüístico desde la infancia, el desarrollo del oído
absoluto procura mayor relevancia por la orientación hacia una
cuestión de práctica; esto es un tanto similar a aquellas personas
que observan, distinguen y miden el entorno social y
medioambiental a simple vista.
Personeros de Bansbach Instrumentos Musicales dan cuenta, en su
labor empresarial, de que lo más importante en toda visita de un
cliente es su deseo por regresar. En nuestra atención, dicen, está
implícito ese deseo porque queremos que las personas vengan a
Bansbach para acentuar la diversión del disfrute musical la música y
la tecnología. Al compartir sus experiencias con otros enriquece y
fomenta creatividad, sensibilidad y la felicidad de las personas; esto
es fundamental para la vida de todo ser humano y así convivir con
una Costa Rica en Armonía. En el entendido de que la cultura y la
educación son las bases sobre las cuales se construyen las nuevas
generaciones, en Bansbach Instrumentos Musicales activamente es
notable la participación de la empresa en procesos músico-
culturales de los más diversos gremios, instituciones y regiones del
país, para juntos compartir la felicidad de vivir con música según la
filosofía de una Costa Rica en Armonía con las personas lo que
involucra al medio ambiente en que vivimos.
Como toda esta realidad es posible gracias al personal y equipos de
trabajo en armonía que posee en Bansbach Instrumentos
Musicales, diariamente existe un claro esfuerzo por ser parte de las
aventuras musicales y tecnológicas al compartir la felicidad con el
aporte para satisfacer al cliente con su trabajo altamente motivados,
capacitados y apasionados por apoyar en todo momento al cliente
de manera que es poseedor de gran ámbito musical en sus tiendas
para que el cliente observe y sienta la música al acariciar y
escuchar el instrumento musical que busca adquirir. En lo
relacionado con la acústica Bansbach es una empresa altamente
especializada y enfocada en proveer diseñosy soluciones de
integración de Audio, Video y Control de alta calidad y tecnología de
última generación.
En términos muy generales vale destacar que el Centro de Servicio
Técnico de acompañamiento al cliente y post-venta es la piedra
angular sobre la cual nació y se construyó Bansbach que a su vez
cuenta con servicio técnico en maderas, bronces, percusión,
trastes, cuerdas sinfónicas, electrónicas y piano; reconocido por el
gran público musical como los mejores en servicio dadas las
muchas experiencias extraordinarias facilitadas a todos nuestros
clientes, alumnos y socios comerciales por medio de un equipo
altamente comprometido con el servicio al cliente en una labor de
una Costa Rica y una Nicaragua en armonía.
A manera de corolario bien sabemos, toda persona posee su
instrumento propio donde ejerce su propia voz, así la naturaleza con
sus propias voces en las aves, en el viento o en el murmullo del
agua y en los huesos hechos flautas, los estudios musicales más
recientes revelan que en la historia musical es prácticamente
imposible determinar si los compositores y músicos notables del
pasado eran poseedores de un oído absoluto por lo que es algo
difícil de evaluar; pero tal don es claramente visible en Mozart, por
haber demostrado tal habilidad desde los siete años de edad se
supone que Beethoven lo tenía porque tal visión se observa en
algunos extractos de sus cartas.
Posteriormente es conocido que el Oído Absoluto está presente en
muchos músicos famosos, tanto clásicos como de música popular
de gran connotación mundial y, desde luego está presente en los
muchos alumnos presentes y graduados en la Academia de Música
Bansbach unida en un todo con una Costa Rica en Armonía
Wilmar y Peter Bansbach
Wilmar y Peter Bansbach dan mantenimiento y afinan los órganos musicales de las iglesias de Costa Rica. Para estos hermanos es, además de su trabajo, vivencia heredada de su familia que se remonta al 20 de abril del año 1937.
Estos instrumentos musicales son espectaculares y por su perfección no hay dos iguales, cada órgano tubular es único en su diseño y construcción, por eso nuestro trabajo suele ser minucioso.
Ambos fuimos capacitados en Alemania, nos dicen, porque papá nos envió a Europa para aprender todo lo concerniente al respecto, pero nuestro mejor instructor fue papá que nació en Alemania y llegó a Costa Rica ese memorable, para nosotros, 20 de abril del año 1937 cuando vino para reparar el órgano de la Catedral Metropolitana de San José y se quedó a vivir en el país. Aquí se casó con nuestra mamá Hilda Miller. Luego, sesenta y siete años después, en el año 2003, nosotros volvimos para dar mantenimiento a este instrumento y, prácticamente lo resucitamos. En ese año Peter Bansbach tenía 59 años de edad y Willmar 62.
Willmar hace eco en remembranza porque duraron cinco años dando mantenimiento a este instrumento y en él encontraron piezas que tenían anotaciones de su padre don Juan Bansbach; porque papá, reitera Peter, tuvo que desarmarlo y fue dejando guías anotadas en los tubos con letras escritas con su propia mano. Así también nos ha sucedido con otros óganos a los que hemos venido dando mantenimiento, concretamente en las iglesias de Coronado, Guadalupe, Santo Domingo de Heredia y la Iglesia de La Soledad en San José. Algunas de las herramientas que usamos fueron también usadas por papá por lo que ya tienen muchos años de ser útiles en nuestras manos y las de nuestro hermano menor Hans Bansbach. Papá, conocido por su empresa Juan Bansbach Instrumentos Musicales, falleció en el año 1994 a los 84 años de edad.
A mamá (Hilda Miller) siempre la recordamos apoyando a papá diariamente. El 12 de Junio del año 2003 estuvo en el concierto de la Catedral cuando reestrenamos el órgano reparado, entonces ella tenía 94 años de edad. Fue el hecho de dar mantenimiento y arreglar estos instrumentos musicales de tubos lo que dió inicio a una serie de negocios vinculados con la música; papá también afinaba y reparaba pianos y otros instrumentos musicales.
Nuestra hermana Clara fue la segunda en nacer; ella estudió para ser educadora y Hans está a cargo de las academias musicales Bansbach, donde se enseña a tocar instrumentos musicales a personas desde edades infantiles y adultas.
Pasado un tiempo, los hermanos Bansbach Miller, Willmar y Peter, tomaron rumbos hacia otras actividades laborales acordes a sus preferencias personales. Peter siempre tuvo deseos por dedicarse a la agricultura y lo logró trabajando en fincas de café; y Willmar, vendió su participación en la empresa Instrumentos Musicales Bansbach a su hermano menor Hans Bansbach Miller, dado que ambos siempre fueron socios, y se dedicó a labores empresariales propias para disfrutar mejor la paz hogareña que deseaba.
Fuente: reportaje publicado en el Periódico Al Día 2003julio20.
Yamaha y Bansbach: procesos en el tiempo.
En su larga y amplia trayectoria, Bansbach ha desarrollado gran conocimiento en materia de comercio y gestión empresarial aunada a la responsabilidad social en los recursos humanos, relaciones públicas, mercadeo e interpretación de la música; así lo manifiestan sus colaboradores y personal administrativo y musical que este conocimiento, además de ser aplicado, ha sido transmitido de generación en generación, lo que garantiza la continuidad y el éxito de la empresa.
Don Juan Guillermo Ramírez Yepes, Gerente de Mercadeo de Yamaha para Latinoamérica, nos cuenta que don Hans Bansbach Miller fue, para él, una especie de mentor. De manera inobjetable nos dice que aprendió de él la manera de gestionar la parte de la enseñanza musical y la gestión de las Academias Musicales y gran parte de este conocimiento, él también lo transmitió a los hijos de don Hans: don Werner y don Stephan,.
Es conocido que muchas generaciones de músicos costarricenses se han formado en la Academia de Música Bansbach, misma que ha servido de modelo para la formación de otras Academias de Música en otros países de Latinoamérica.
Don Juan Bansbach Küpfer inició la enseñanza musical en Costa Rica con una escuela de acordeones. Posteriormente, en la década de los años setenta del siglo veinte, nacieron otras formas de enseñanza musical en la Academia, entre las que destacan programas como Estrellita, que es para niños y cursos para aprender instrumentos de viento con el programa Flautas Dulces Vientos del Mañana. También cursos de percusión, cuerdas y canto, tanto para niños como para adultos; personas que han deseado y quieren ser músicos profesionales y para aquellos que, simplemente, desean disfrutar de la música como una práctica generalizada de manera familiar o con amistades e incluso como pasatiempo.
Así nos lo afirma don Juan Guillermo: cuando Bansbach inició de alguna o varias formas su proyecto al final de los años setenta y principios de los años ochentas, en Colombia tal iniciativa inició a principios de los noventas con un enfoque distinto.
Al principio, la empresa Bansbach con los japoneses de Yamaha desarrollaron el proyecto de Flauta Dulce para que los niños disfrutaran, para que pasaran bien con su clase y no había mayor exigencia en tal aprendizaje. Posteriormente, el concepto se amplió con el fin de que los profesores aprendieran a enseñar con énfasis en hacer disfrutar al niño las vivencias musicales que se obtienen día a día. Y esto se logró con un enfoque muy académico que favoreció la formación e hizo posible llevar y contextualizar un instrumento tan importante como es la flauta dulce.
Llegamos a Panamá y este proyecto de flauta dulce, que en Colombia nació con el nombre de Flautas Dulces Vientos del mañana, hicimos con Werner Bansbach, un momento verdaderamente grande mediante el enfoque de desarrollo de Bansbach en Costa Rica porque tenía, y tiene aún afortunadamente, la tendencia de ser un poco más académico con la ventaja que permite la introducción y logra gran auge con el tema de la institucionalidad. Y todo esto con varios objetivos.
Por un lado, recuerdo, nos dice el señor Ramírez Yepes, era el objetivo formar los profesores con miras de llegar a la institucionalidad desde la flauta dulce. Y ahí es donde nacen los convenios; ahí es donde nace el proyecto de construcción, y esa parte que ya estaba en desarrollo en Costa Rica, inmediatamente iniciamos algo asi como una irrigacación que hicimos por todo el territorio. Este sistema de Costa Rica, lo empezamos a introducir en Colombia y alcanzó la formación de la Fundación Columbus Yamaha, vigente aún hoy. De manera similar se llevó a Perú, a la Argentina y a Brasil. Y puedo afirmar que tal sistema se sigue llevando por todos lados lo que hace que sea, día a día, un proyecto muy interesante”.
Academias de Música en varios países de Latinoamérica
Así entonces fue que con el paso de los años, se fundaron y desarrollaron Academias de Música en varios países de Latinoamérica, teniendo como modelo la experiencia de Costa Rica y haciendo pequeños cambios acordes con la cultura de cada país. En esas Academias, se realizaron innumerables Seminarios para capacitar a los profesores de las Academias. Recordemos que Bansbach lleva esa educación musical a todo el territorio de Costa Rica mediante acuerdos con instituciones y Ministerios, con bandas musicales y organizaciones en general.
Recuerdo, agrega don Juan Guillermo que llevamos a un maestro a Costa Rica, el Maestro Bernardo José Cobo y él se encargó de visitar todo el país, de la mano de Bansbach, y, pues, recorrimos todo el país, todo el país, apoyados en la solidez de la institucionalidad costarricense. Entonces vimos que siendo el tema muy interesante, por primera vez para Yamaha, Yamaha en América Latina, siente que por intermedio de Bansbach, tiene un proyecto país donde llega Yamaha a todo un territorio-país. Tal situación fue para Yamaha algo muy importante en ese momento.
Gakuhan: palabra japonesa que significa institucionalidad
Los sistemas de trabajo de Yamaha son garantes del éxito de estos proyectos y la institucionalidad de Costa Rica permite el desarrollo exitoso de todos estos programas que buscan llevar a todo el territorio el disfrute de la música. Sin embargo, nos dice don Juan Guillermo, es la actitud de Bansbach como empresa, la que ha facilitado en gran medida estos procesos.
Profesionalización del oficio de técnico
Uno de los logros más importantes en todos estos años es el de ofrecer a los clientes de instrumentos de viento el servicio de reparación y repuestos de esosinstrumentos de viento. Esto fue y es posible dada la profesionalización lograda en la formación de personas que trabajan como técnicos cuyas capacitaciones, también, llegan a todo el territorio nacional.
En Costa Rica tenemos un Taller excelente, muy bien concebido y muy bien montado. Es un taller que goza de un nivel internacional con un entrenamiento por personas que cursan capacitaciones a cargo de Yamaha en Japón y con capacitadores también en Costa Rica y en el territorio latinoamericano lo que genera empresarismo y genera, a su vez, fuentes de trabajo.
Vemos entonces que esta gestión empresarial no se trata solamente de vender productos; no, no. Se trata de vender el producto que incluye el futuro del producto porque teniendo claro el futuro del producto, el mismo siempre tendrá larga duración en el tiempo en beneficio del propietario. Recuerdo que tan pronto se iniciaron los proyectos de flauta dulce, igualmente en Colombia, también iniciamos los proyectos de mantenimiento y reparación de instrumentos de viento.
En su momento, con Bansbach empezamos a trabajar muy fuerte ese tema de mantenimiento de los instrumentos. Primero se inicia con el tema de mantenimiento de instrumentos y luego viene el tema de la reparación de instrumentos. Pero tras la reparación de instrumentos viene, también, nuevamente, todo el respaldo institucional, respaldar la institucionalidad mediante el aseguramiento empresarial de ofrecer repuestos, ofrecer accesorios que respalden el producto.
Porque aún para reponer un tornillo cuyo costo sea de unos pocos centavos de dólar requiere un proceso de mantenimiento y un procedimiento para que tal repuesto exista amparado por herramientas especializadas. Unir todo esto significó armar un proyecto latinoamericano para poder tenerlo.
Cuando Bansbach empezó a comercializar de una forma más consistente los instrumentos de viento, nació la idea de empezar a trabajar con la visión a futuro. La manera práctica fue entonces adelantarnos al problema futuro iniciando a trabajarlo desde ya. Ahí es donde nació la idea de montar un Taller del cual tuvimos más aciertos que desaciertos. Ahí tuvimos a una persona muy importante a nivel nacional que se llama Gabriel Gondo y otros técnicos que trabajan de manera independiente.
Y Werner concluye:
Logramos darle profesionalismo a un trabajo que antes era visto como de manera, tal vez, un poquito de poca monta porque, históricamente, antes esos técnicos de instrumentos musicales de viento, diay, eran muy caseros; con herramientas, a veces , compradas en una ferretería normal y con poco entrenamiento. Cuando Bnasbach empezó a dar un enfoque acorde a la profesionalización técnica mediante la capacitación fue algo así como ellos mismo vislumbraron que en realidad ellos eran, y son, como los médicos del mundo de los instrumentos musicales con la gran ventaja de ser quienes
reparan para continuar con la alegría del músico que se le vió apocada cuando su instrumento musical dejó de funcionar.
Gratitud hacia Yamaha y hacia Bansbach
Quiero agregar un comentario en relación con mi gratitud personal no solamente con Yamaha sino mi gratitud hacia la familia Bansbach y a todo el personal de Bansbach. Gracias a Dios ha sido mi lugar para muchas cosas. Sí, para muchas cosas personales, profesionales, humanas y de aprendizaje. Entre mis recuerdos tengo una camisa desde 1992, que Werner sabe cuál es. Es la camisa que me entregaron en ese seminario. Aquel seminario marcó en mi vida un momento histórico para mí, que me hace sentir siempre una gratitud muy muy especial con don Hans. Fueron sólo dos dias que permanecí en aquel seminario que recuerdo cada segundo, cada minuto. Los recuerdos los tengo aún frescos, como si fuera hoy y eso conlleva la influencia de Bansbach, lo que ha hecho Bansbach a nivel latinoamericano. Siempre estaré muy muy agradecido.
Logré grandes aciertos trabajando con Bansbach, y no solamente en la línea de banda orquesta porque tener un socio comercial como Bansbach ha sido absolutamente fantástico. Un socio comercial, un socio espiritual, un socio en el pasado con visión de logros a futuro corto, mediano, largo y larguísimo plazo en el desarrollo de las cosas. Un socio de casi sesenta y cinco años.
¡Imagínese!
Gracias nuevamente a todos, mi gratitud a Bansbach, a Werner, a Stephan y a don Hans y a todas las personas que han estado conmigo allí”.
Así terminamos esta amena conversación con don Juan Guillermo Ramírez Yepes, Gerente de Mercadeo de Yamaha para Latinoamérica.
Epílogo
Hemos hecho un recorrido de varias décadas por la historia de la familia Bansbach.
En este período, vimos cómo un inmigrante alemán que fue traído por la Curia Metropolitana para reparar un órgano, fundó una familia y una empresa que han sido agente de cambio, para bien, en Costa Rica.
“Compartimos la felicidad de vivir con música”, dice la Misión de la empresa Bansbach. Y es que la música, como toda forma de arte, es alimento para el espíritu. También es expresión, belleza y hasta una forma de recreación. La empresa Bansbach tiene, entonces, por Misión hacer que muchos puedan disfrutar de todo eso.
Elemento importante de la historia de esta familia es la situación intercultural en la que han vivido sus integrantes, en todas las generaciones. Son costarricenses, pero también son alemanes. Y en el diario quehacer entre las costumbres y circunstancias de ambas nacionalidades, lograron construir y mantener una empresa exitosa que ha orientado a miles de personas a lo largo de los años en sus actividades en torno a la música, ofreciéndoles los instrumentos musicales y la capacitación para disfrutarlos. Así como facilidades para el mantenimiento y la reparación de esos instrumentos.
Claro que se trata de un comercio con énfasis empresarial. Nos dice don Werner Bansbach: “Para nosotros es fundamental que -y eso Yamaha lo tiene clarísimo, por eso somos tan buenos partners- que en todo esto hay un elemento comercial estrechamente unido al entorno social, ambos los trabajamos para que pueda ser económicamente sostenible. Digamos que esto no es propiamente filantropía pura y tampoco somos una organización no gubernamental (ONG) porque el proceso comercial lo desarrollamos paralelo al proceso social y así el proceso social está estructurado de manera tal que se revierta.
Agrega don Stephan: para que se mantenga.
Acota don Werner: Sí, para que se mantenga y crezca el mercado para vender más instrumentos y así obtener dinero como ayuda en el proceso. Esto es importante porque Yamaha siempre nos lo recuerda mucho dado que no se trata solamente de hacer seminarios de flautas sino que, complementariamente, apoyar con la venta de un poco más de flautas para financiar los mismos seminarios.
Don Stephan agrega: se trata de un comercio para hacer un bien sostenible y, que a su vez, sea lo suficientemente sostenible en el tiempo; es esto el concepto de fondo.
El mercado de Costa Rica ha servido a Yamaha, durante mucho tiempo, para implementar programas piloto que luego fueron aplicados en otros países de América Latina, como bien nos lo ha señalado varias veces el Señor Juan Guillermo Ramírez Yepes, Director de Mercadeo para Latinoamérica de Yamaha.
Para mí fue un regalo, nos dice, tener la oportunidad de hacer proyectos en Costa Rica con la facultad previsible de equivocarme y rectificar oportunamente.
Recuerdo que le decía a Werner: Werner ¿Y si hacemos eso? Y Werner me decía: de acuerdo, vamos, y de esta manera empezamos en el quehacer
de nuestro trabajo y, entonces, dedujimos que al funcionar en Costa Rica, con las peculiaridades culturales de este país, funcionaría en otros países; y así desarrollamos muchos proyectos.
Bien sabemos que el éxito siempre incluye un largo caminar
venciendo contrariedades y demás obstáculos que las generaciones Bansbach han enfrentado y resuelto favorablemente como las dolorosas circunstancias de la Segunda Guerra Mundial, que obligaron a don Juan y a doña Hilda a separarse durante largo tiempo; o la crisis económica en la Costa Rica de los años ochentas del siglo pasado o la pandemia de este siglo veintiuno.
Así también, el incendio que consumió las instalaciones de Bansbach en Nicaragua y una gran estafa de la que fueron objeto, también en ese país, otras muchas viscitudes ralentizaron o condicionaron los muchos éxitos que ha obtenido, y obtiene esta empresa.
Recordemos que Bansbach inició con la venta y reparación de acordeones y se fue diversificando en el tiempo. Una fuerte alianza con Yamaha y otros prestigiosos fabricantes de instrumentos musicales, garantiza a los clientes calidad en sus compras y acompañamiento en su vida musical que incluye
formación para el uso y mantenimiento del instrumento musical adquirido.
Bansbach ofrece a sus clientes Tiendas de Experiencia en las que son atendidos por personal amable y capacitado, con la ventaja que en estas tiendas el cliente puede probar los instrumentos y permanecer el tiempo necesario mientras toma su decisión de compra. Estas teindas están diseñadas y acondicionadas para que los clientes se sientan como en su casa y logren compartir grandes momento de esparcimiento. Además las Academias de Música ofrecen a los clientes la educación musical que desarrollan sus mentes, creatividad y sensibilidad con preferencia en las generaciones del futuro. Por su parte, Bansbach Akustik ofrece a los clientes diseños y soluciones de integración de Audio, Video y Control de alta calidad y tecnología de última generación.
En lo relacionado con la reparación de instrumentos musicales bien podemos afirmar que es toda una revolución porque el servicio técnico de Bansbach ofrece al cliente su acostumbrado acompañamiento de post-venta en beneficio de la felicidad de los clientes porque la consigna en Bansbach es lleva armonía y felicidad a personas y familias porque también proporciona a los músicos profesionales las herramientas necesarias para su quehacer en la vida y crear patrimonio. Este servicio técnico es extensivo en maderas, bronces, percusión, trastes, cuerdas sinfónicas, electrónicas y pianos.
La filosofia de Instrumentos Musicales Bansbach consiste en cuatro pilares o conceptos fundamentales: Armonía con los clientes, para que se acerquen a Bansbach con ánimo de divertirse y disfrutar con la música y la tecnología. Armonía con la sociedad, involucrándose en los procesos músico-culturales de gremios, instituciones y regiones del país. Armonía con el ambiente, pues su preservación es fundamental para heredar un planeta sano a las nuevas generaciones y, Gente en Armonía como un equipo de trabajo que comparte la felicidad de satisfacer al cliente con su trabajo.
Una serie de programas de trabajo, especializados en instrumentos específicos o en combinaciones de los mismos, permiten a los clientes ser acompañados tanto en sus procesos de aprendizaje como en la planificación y ejecución de presentaciones y conciertos. Flautas Dulces Instrumentos del Mañana, Programa de Banda Orquesta, Estrellita, Percusión; así como los más diversos cursos.
Y la familia Bansbach continúa su camino en el tiempo. Hijos, nietos y bisnietos de don Juan y doña Hilda son los herederos de todo este patrimonio construido a lo largo de tantos años, con tanto amor y con tanta tenacidad por esta pareja de alemanes que decidieron hacer de Costa Rica su hogar y el de sus descendientes. Vale recordar como cierre de este epìlogo el antiguo reloj de péndulo que hoy está en casa de Hans y Marlise.
El paso del tiempo en el viejo reloj de péndulo
En una de las paredes de la casa Bansbach Steinvorth, luce un hermoso reloj de péndulo que fue traído de Alemania por don Hans quien nos cuenta la historia de ese reloj de enorme valor simbólico para esta familia.
- Werner: Esa historia –la de ese reloj- es muy, muy interesante.
- Hans: “Resulta que mi abuelo, antes de la primera Guerra, tenían su casa propia donde vivían ellos. Al pasar la Primera Guerra Mundial, en Alemania se vino una inflación, lo cual , para el Reichsmark, la moneda alemana, el Marco Real, se fue a una diferencia millonaria como consecuencia de esa inflación monetaria… fue un algo tremendo, muy tremendo para la economía del país; incluso después, la gente hasta empapelaba los cuartos con billetes para ponerle una tela encima o algo como eso. Todavía aparecen en casas antiguas que están demoliendo, aparecen esos billetes”.
- Werner: “O sea, no valían nada”.
- Hans: “No valían nada.
La historia de ese reloj es que mi abuelo recién terminada la guerra, estaba en su casa, con su familia cuando una persona llegó a proponerle que le compraba su casa de habitación y, él, luego de dudarlo un poco, accedió a venderle y se la compraron pagándole en dinero efectivo.
Dos días después, ese montón de billetes que tenía ahí sobre la mesa, pues, no valían nada. Porque se había caído la moneda de una forma excesiva, Entonces, él salió corriendo con eso, a ver qué podía comprar. Lo único que pudo comprar fue ese Reloj. Y tuvo que salir de la casa y empezar a alquilar un apartamento. Y ahí se quedaron de por vida, alquilando el apartamento.
- Marlise acota: “Sí, Perdió la casa. Y lo que le quedó fue poder comprar ese reloj”.
- Hans: “Y ese reloj, cuando yo estaba en Alemania, ahí en Colonia, mi papá le dijo a su hermana:
- Mirá: ¿Por qué tenés este reloj parado? ¡Belleza de reloj!
- ¡A, no! –dijo ella- En las noches no me deja dormir, cuando suenan esas campanas de ese reloj.
- Y le dijo papá: pues es un pecado porque ese reloj se va a dañar si no camina.
- ¡Llevátelo! le dijo.
- Y le dijo papá: diay, si pudiera llevármelo, me lo llevo.
- Y le digo yo: Si quiere yo me hago cargo de mandarlo a San José.
- ¿Cómo?
- No se preocupe. Yo me encargo de eso.
- Entonces conseguí una caja, lo empacamos, lo mandamos. Papá se trajo en su valija sólo el péndulo y una parte pequeña del reloj, y el gran mueble y maquinaria del reloj lo pusimos en la caja.
Así llegó este reloj a Costa Rica
- Hans: Yo le hago un poquito al mantenimiento de ese reloj.
- Marlise: Yo he aprendido mucho.
- Hans: Los desarma y después los vuelve a armar.
- Marlise: Más de uno ha arreglado.
- Hans: Entonces papá, cuando llegó el reloj, dijo:
- Este reloj, el día que yo falte y mamá falte, es de Hannes. Porque él fue el que lo consiguió, lo empacó, lo mandó y se encargó de todo; él hizo toda la vuelta.
(acto seguido escuchamos la campana del majestuoso y viejo reloj de péndulo)
Marlise:
Sí, aquí suenan relojes por todo lado…
Fin del libro Bansbach, música, familia, empresa
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