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El Poeta de Costa Rica. Por Rubén Darío:

Costa Rica tiene el espíritu más ordenado y pacífico de las cinco repúblicas de América Central: Costa Rica tiene sangre gallega; Costa Rica tiene un notable diplomático en Europa que se llama el Marqués de Peralda; Costa Rica tiene el mejor teatro de aquellas regiones; Costa Rica tiene la Corte Suprema deJusticia Centroamericana en la ciudad de Cartago, y un edificio que le regala Carnegie; Costa Rica tiene un tranquilo pueblo de agricultores; y Costa Rica tiene un poeta, es verdad, otros poetas , pero SU poeta, el poeta nacional, el poeta familiar se llama Aquileo J. Echeverría.

Este poeta ha sido empleado público, militar, diplomático, periodista. Yo le he conocido hace ya muchos años, cuando era ayudante del Presidente Cárdenas, de Nicaragua. En Washington, donde perteneció a la legación de su país, fue intimo amigo de un distinguido argentino, el señor Atwel. Ha gustado de la vida social y no ha andado muchas veces lejos de la vida del país de Bohemia.

Su indestructible pasión fueron las amables musas. Después de errar en varias repúblicas centroamericanas, retornó a su país y de casó y, como en los cuentos, tuvo muchos hijos. Su carácter, siempre jovial, siempre alegre, se opuso a los persistente golpes de mala suerte. Sus dones intelectuales se fueron aquilatando con los años, pero el hada Carabosse que, como es costumbre, había aparecido ante su cuna en los instantes en que otras hadas le dotaban con muchas cosas buenas, le hizo el poco grato obsequio de la mala salud. Y de ahí por qué, cuando escribio estas líneas, se encuentra el Poeta de Costa Rica en un sanatorio de Barcelona. Ha venido a Europa, por una disposición especial del Congreso de su país, en el cual, como sucede siempre en esos casos, se hace saber oficialmente y sin eufemismos, que es poeta y que es pobre. Desde su lecho de enfermo, prepara en la Ciudad Condal una nueva edición de sus versos el sentimental e ingenioso autor de Concherías.

Que significa la palabra conchería? El distinguido escritor costarriqueño señor Brenes Mesén nos lo explicará "Aunque la palabra "Conchería" es bien inteligible para los nacionales, no estará demás indicar que en Costa Rica, de unos ocho años para acá, se llama "concho" al campesino, al aldeano. Por lo tanto, una conchería es una acción, o una expresión propia de un campesino."

Habla el poeta la lengua de los hombres rurales de su país. Una ráfaga de aire que acarició las melenas de Martín Fierro o de Santos Vega ha pasado por allá. El canto brota del terruño como las flores y los frutos autóctonos. Demás decir que no ha tenido nada que ver con las princesas propias o ajenas; no ha contribuido a hacer odioso el alejandrino, no ha demostrado ningún rastacuerismo lírico ni se cree un pistonudo genio. Tiene -ah, tener todavía, Dios mío!- tiene un corazón. Un corazón armonioso, sensible y lleno de alegría y de ternura. Ha sufrido las terriblezas de la escasez y está padeciendo las amarguras de la emfermadad y sin embargo no hay en él un solo instante de pesimismo, y como buen pájaro natural dice su decir rítmico celebrando las cosas lindas de la vida y despertando la sonrrisa en los labios de los que escuchan su música risueña.

En pocas palabras sintetiza su valer uno de sus amigos, Antonio Zambrana: "No padeciendo o afectado enfermedades forasteras, no enclenque y canija, no vistiendo trapos de París manchados de vino, sino fresco y coloradota, la musa de Aquileo nació en Cot, o en Barba, sobre eso puede haber disputa, y es muchacha alegre, si ligera de lengua, de muchas libras de peso. Aqui tienes, amigo lector, algo no de la raza, algo genuino, espontáneo y sin careta; hombre que a otros no les empresta la lira, contentándose a veces, para su música, con una flauta de caña hueca; pero hecha por él del material de nuestros bosques.

Imaginación traviesa, pero que sabe ponerse seria sin conviene; ingenio peregrino, verba sonora y abundante, hay uvas de lo mejor de Andalucia y naranjas de aqui con semilla de Valencia, en el plato que te presento; regala tu paladar y sé agradecido." Si, puro, espontáneo; ciertamente, conténtase a veces para su música con una flauta de caña hueca hecha por él del material de nuestros bosques. Pan hacía lo mismo, diría él. Su verso es bien modulado, y aunque diga cosas de la patria nativa, demuestra su descendencia clásica, la fuente original de donde ha fluido el admirable y bien sonante romancero castellano.

Echeverría habla bien su lengua patriota. Para Rafael Obligado sería el numen de Aquileo. Y yo aprovecho la ocasión para decir cuánto me encantan los poetas que como árbol de su floresta dan la flor propia. Mi vida errante explicaría mi cosmopolitismo de antaño, y mi exotismo el ansia de lo deseado. Otro escritor, compatriota de Echeverría, dice: "Quien conozca nuestro pueblo y su lenguaje expresivo y sencillo; quien haya vivido nuestra vida y fortalecido el cuerpo enfermo con las emanacines suaves de esta tierra, quien haya puesto su alma en contacto con esta naturaleza soberbiamente prolífica, tranquila y bella, no dejara de leer con amor los versos de este libro, porque de todos ellos se desprende el valor fortificante de nuestro suelo." Así ha sucedido, pues ningún otro poeta en Costa Rica tiene como él ni tantos lectores, ni tantos afectos conquistados.Yo conozco la tierra de Echeverría. Los campos son fecundos y risueños. Si en las costas quema la furia solar del trópicos, en el interior el clima es fresco y la vida apacible. Los campesinos tienen casi todos tipos europeos. En los montes y campañas podréis hallar incultas bellezas, de hermosos rostros. Si he visto en San José, la capital, damas incomparables y mozas de la cofradía del diablo que en París hubieran sido una de ellas. Otros, puede admirar en mis excurciones, mujeres e hijas de agricultores y carreteros, el rosado pie descalzo y la cabellera al aire, y para galantear a las cuales habría yo solicitado de mi amigo Aquileo algunas de sus gratas concherías.

Fijaos en la primera parte de su libro.
Desde luego, no estamos aún escuchando la parte de los conchos. Ese romance revela su origen castizo y suena a España. Lo propio que cuando dice sentires de hogar y casa paterna, o cuando planta un tipo netamente popular costarriqueño al modo con que los maestros españoles nos han dejado la figura de los jaques andaluces o de los chulos madrileños. Qué deciros si hasta de pronto aparece el recuerdo del sencillo helenismo de aquel honesto don Juan Meléndez Valdéz?
Es clori, la esposa- del Céfiro amante...
Ni las anacreónticas ni los romancillos son del poeta que he querido hoy celebrar, sino las gallardas, las nativas, las valerosas concherías, en las que se encuentran, según las palabras del ya citado señor Brenes Mezén, "Aliento frescos de los montes, respiración sana de ternezas al levantarse la aurora, risas del campo cortando la tranquilidad de horas..." Los usos y costumbres del buen pueblo de Costa Rica, sus preocupaciones y sus supertisiones, algunas heredadas de los tiempos coloniales, sus maneras de divertirse, de pelear, sus duelos y sus negocios, todo dicho con sus provincialismo, con sus giros antigramaticales pero semejantes a los de algunas regiones de España, todo ello se encuentra en los versos de Echeverría.

El señor Brenes Mesén considera eso de importancia para los filólogos extranjeros. "No se da bien disecado en un diccionario, sino viviente, tibio, como si se tomase de los labios mismos del pueblo. La trascripción se ajusta, tanto como es posible para no chocar demasiado con los hábitos existentes, a la verdadera pronunciación popular. Allí está justamente la importancia. Las palabras que los gramáticos han condenado como impropias, son con frecuencia arcaísmo, y en todo caso se nos ofrece la oportunidad de ver que las leyes fonéticas que presindieron a la formación de la lengua castellana, siguen ejercitando su influencia a través de la distancia y los siglos. Si desde época anteclásica vemos que la (r) final de los infinitivos se asimila a la (l) delante de los sufijos, y así lo observamos en concherías, necesario será concluir que la vida de nuestra lengua posee una pujansa extraordinaria, y que allí donde se encuentra la libertad de hacerlos, se desarrolla tan fuerte como en los primeros años de su aparición en la península Iberica. Entre vocales la sincopa de la (d) fue ley constante, y así subsiste en nuestro lenguaje popular, que la suprime indefectiblemente en los participios de la primera conjugación. La elisión de la (o) y de la (e) delante de palabras que principian por vocal, tambien las observaron los castellanos, y es ley dominante en la lengua tica y americana en general." Ticos se llaman en centroamérica a los habitantes de Costa Rica. Desde luego, demás está decir que para comprender algunas de las poesías de Echeverría se nesecita un vocabulario especial como sucede en los casos semejantes, así un soneto de Pascarella, un poema de Jeban Rictus, una página de Bill Nay o Fray Mocho.
Leed los romances campesinos o criollos.
Decidme si en lo que comprendéis de esta relación y de sus diálogos, al lado de algo baturro, gallego o andaluz, no recibís la taimadez y la picardía gauchescas, que el argentino Alvarez y otros han hecho perdurar aún después de la casi desaparición del gaucho. Hay otras poesías de Aquileo Echeverría en que eso se demuestra más claramente, y ello podrá comprobarlo quien lea su ameno libro.

Yo debo declarar que si en sus poesías de sentimiento me conmueve tanto el murciano Vicente Medina -a quien tan admirablemente ha seguido una poetisa también de Costa Rica, cuyo nombre no recuerdo en estos momentos-, en los cuentos y discripciones criollas, aun en las que casi se dirían trabajos de folklorista, me perfuma y melifica el humor, me brinda el impregnable regalo de la risa, de la honradez literaria.
Y queda agradecido el paladar después de saborear la miel aromada de los frutos de la tierra.


Aquileo Echeverria nació en 1866 en San José y murió en 1909 en Barcelona, España. Su trabajo abarca Romances, Concherías y Miscelánea. Incluímos dos de sus famosas concherías; Mercando leña y La firmita.

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© Hannia Hoffmann © Eric Díazserrano