Mucho me agradó lo sorprendente de esta Escuela Eleática y desde luego reí con el detalle de Zenón de Elea. Zenón pule, como quien afila un cuchillo, una serie de argumentos incontrovertibles que demuestra que el movimiento es impensable; y además con ese gusto que siempre encontramos en los griegos de "epatar", de llamar la atención y llenar de admiración a los oyentes. Zenón se planta ante sus amigos y les dice: Voy a demostrar que si alguno de ustedes pone a disputar en una carrera a Aquiles y a una tortuga, Aquiles no alcanzará jamás a la tortuga si le da ventaja en la salida. Sí, Aquiles es el héroe a quien Homero llama "ocus podas" por sus pies ligeros y -si Aquiles- da ventaja a la tortuga y unos metros, digan: ¿quién ganará la carrera? Aquiles -respondieron- en dos saltos pasa por encima de la tortuga y la vence. -completamente equivocados- decía Zenón "epatando". Vean: Aquiles le ha dado una ventaja a la tortuga; luego, entre Aquiles y la tortuga, en el momento de partida, hay una distancia. Empieza la carrera. Cuando Aquiles llegue al punto en donde se encuentre la tortuga, ésta habrá andado ya un algo; estará más adelante y Aquiles no la habrá alcanzado todavía. Cuando Aquiles llegare al nuevo sitio en donde se encuentre la tortuga, ésta otra vez habrá andado algo y Aquiles no le habría alcanzado, porque para que la alcance, será menester que la tortuga no avance. Será entonces el tiempo que necesite Aquiles para alcanzarla y rebasarla, mas como el espacio puede dividirse en infinito número de puntos, Aquiles no podrá alcanzar a la tortuga mientras esta avance, aunque él sea ocus podas y la tortuga lenta y tranquila. Los griegos se reían oyendo estas cosas y quienes no entendían el argumento quizá dijeran: está loco. Incluso me encontré en una filosofía griega posterior, de Sexto Empírico, que Diógenes echó a andar y con ello creyó haber refutado a Zenón. Zenón demostró que el movimiento pensado (según el principio de identidad -el ser es, el no ser, no es), resulta inteligible. Se declara así, que al verdadero ser, a lo que es verdadero, no pertenece el movimiento. (Detalle del Capítulo Cuarto del libro Evasiva Verdad de Eric Díazserrano . |