No quería confundirse en el abismo profundo de la inercia. Bastaron unos años, se dio cuenta de que el mundo era hermoso y redondo. "Caminando tranquilo por el tiempo con la profundidad azul del mar -se dijo- no podrá confundirme la nostalgia ni podrá derrotarme la tristeza". "Soy un mundo pequeño y tan inmenso como la inmensidad del Universo. Soy un mundo completo e inconforme, lo tengo todo y nada tengo "-supo-. "Déjalo ser -se convenció- que el tiempo te puede deparar bellos caminos: frescos como la sombra de los árboles, tiernos como la rosa y sus espinas, duros como una piedra y, sin embargo, déjalos ser, que, aún siendo negativos, podrán dar el contacto necesario para que se produzca la energía". Y siguió caminando por el tiempo: el presente es el agua que se bebe, el pasado lo tiene asimilado y el futuro no existe, está en potencia. Lo deja ser, va siendo, y sin embargo todo lo va absorbiendo intensamente, va siendo, va existiendo, va viviendo como si fuera un ser diferente. No quiere ser espectador de la existencia, está dentro del juego: limpio o sucio. ¡Es tan grande el Universo! Y, sin embargo, él es tan grande como el Universo. Continúe esta lectura aquí... |