El libro Tipilambi de Eric Díazserrano nos trae a Scámpolo, el personaje que se encuentra con un mago en una feria y le pregunta: - Es verdad que usted puede decirme quién soy, de dónde vengo y para dónde voy ? Y es que a veces, las personas necesitamos de alguien que nos oriente en las decisiones importantes de la vida. El anciano sonrió. Era fácil observar que el prospecto de cliente que tenía a la vista no le reportaría ni una sola ganancia más a su bolsa; pero la forma ingenua en que Scámpolo musitó sus preguntas, le hizo comprender que el recién llegado necesitaba un poco de ayuda proveniente de cualquier parte, y le pareció que no mucha. Le fue fácil entrever en la tenue claridad de la mirada, que se trataba de un jovenzuelo confuso. se quitó el capuchón y le dijo: -Pasá, sentate; yo no ando buscando un hijo pero parece que necesitás un patrón pater, y puedo hacer ese papel por diez minutos. Scámpolo se sentó, y apenas lo hizo, el mago -que ahora era más anciano que mago- le espetó: Vamos, decime un número: ya, el primero que se te ocurra. Uno -contestó Scámpolo- -Muy bien... Muy bien, me parece que sos bastante inteligente, haz pensado en un número y precisamente el uno. ¿ Sabés qué es el uno ?- le preguntó el anciano con cara benevolente. Scámpolo hizo una mueca y levantó los hombros comunicando: "¿ Qué se yo ?" Ese uno sos vos -dijo el anciano- ¿ Que yo soy ese uno ? -preguntó Scámpolo. Sí, vos sos uno de los tantos que andan por la vida sin saber que andan haciendo, ni de dónde vienen ni para dónde van. -Sí, es cierto, yo soy uno de esos-. Pero antes de llegar hasta aquí eras nada y ahora sos uno, ¿ cierto ? Cierto -contestó Scámpolo- Para ser uno es necesario trabajar, es la única forma de llegar a ser dos o más - y diciendo esto el anciano se volvió a poner su gorro de luna y estrella plateadas: - pero lo importante es seguir siempre siendo uno (una persona). Continúe esta lectura aquí... |