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A finales del siglo pasado muchas personas consideraron que la poesía había perdido terreno; los sectores populares la consideraron difícil, hermética a su entendimiento, para otros, imposible de alcanzar. Los libros de poesía se vendieron con dificultad y los medios masivos de comunicación dejaron poco espacio para los poemas; exceptuando claro la denominada poesía kitch (copias desfiguradas de otras copias que, a su vez fueron desfiguradas). Ahora la situación cambia ante la osadía de viejos y jóvenes talentos que cada día se animan, a costa de sacrificio, a publicar y a compartir sus versos, sus poemas, sus escritos. Todos poseemos en un rinconcito de la memoria, algún poema encantador, medio aprendido, medio olvidado. y ya son muchos los que gozan de nuevas producciones que renuevan el espíritu al menor pretexto. Vemos aquí que no obstante las apariencias, raros son aquellos quienes no han sido jamás emocionados por el eco de las rimas sonando obstinadamente en su cabeza, o adormecidos meciéndose entre versos que surgen confusamente de la noche y el recuerdo. La tiene un lugar muy importante en nuestras vidas. Es mucho más que una forma literaria, es la traducción ennoblecida de nuestros sentimientos, sueños, penas, alegrías, deseos... A través de su lenguaje llegamos a la fuente misma que nos hace manifestarnos como seres que piensan, actúan y crean. La poesía es indispensable al pensamiento humano, del cual es una de las formas de expresión espontánea y antigua. La poética la necesitamos para amar, reír, llorar y hasta para maldecir (claro... también para vender y negociar por medios de comunicación); es nuestra amiga mensajera. Continúe esta lectura aquí... |
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